miércoles, 14 de marzo de 2012

Oswaldo Garrido: UNA MIRADA TANGENCIAL DE LAS POLÍTICAS DE PARTICIPACIÓN DE LOS TRABAJADORES Y TRABAJADORAS EN LAS EMPRESAS PÚBLICAS.


Consideraciones teóricas esenciales:


El desarrollo de la formación histórica del capitalismo venezolano se encuentra vinculado a dos procesos estructurales simultáneo que permitieron la configuración de la sociedad moderna de cara a un sistema-mundo-capitalista internacional.

Según  Wallerstein (1984) el sistema-mundo-capitalista al contrario de los otros sistema-mundo, ha logrado totalizar y racionalizar las relaciones sociales modelada por las estructuras económicas instituidas. La explicación que arguye el autor, es que  “Es una entidad económica pero no política, al contrario de los imperios, las ciudades-Estado y las naciones-Estado. De hecho, precisamente comprende dentro de sus límites (es difícil hablar de fronteras) imperios, ciudades-Estado, y las emergentes <<naciones-Estado>>. Es un sistema <<mundial>>, no porque incluya la totalidad del mundo, sino porque es mayor que cualquier unidad política jurídicamente definida. Y es una <<economía-mundo>> debido a que el vínculo básico entre las partes del sistema es económico”. (1)

En ese sentido el orden social que nace, configura las otras las dimensiones políticas, jurídicas y sociales, tanto que existe una dinámica histórica  dialéctica  del cambio inevitable, en virtud que “las estructuras económicas son los arrecifes de coral de las relaciones humanas, que tienen una existencia estable durante un período relativamente largo de tiempo. Pero las estructuras también nacen, se desarrollan y mueren” (2)

Los sistemas-mundo que mueren son aquellos que no pudieron asumir los grandes cambios que ocasionó la Revolución industrial, con el emplazamiento de una nueva racionalidad económica, caracterizada por el nacimiento de la fábrica y la salarización del trabajo, en un contexto de urbanización de la vida.

Este proceso disloco las viejas tradiciones comunitarias y colectivistas de los sistemas-mundos que antecedieron a la formación histórico-social capitalista. La razón para justificar la totalización del orden social la toma de Marx para quien “el dinero transformado en mercancía se apodera del alma humana (practicas sociales) y la tiraniza como un demonio. El dinero es el que compra a los hombres y el trabajo de éstos”. (3)

Marx, agrega “La fuerza-trabajo, productora de las mercancías, se cambia y se compra como otra mercancía cualquiera y obedece a las mismas leyes del mercado, olvidando que detrás de ellas hay un hombre, con su familia: el proletario. Este proletario es libre, pero si no vende su trabajo se muere de hambre. Vende su capacidad de trabajo, pero ésta es una cualidad personal, y no se puede vender aisladamente; por esto una vez hecho el contrato entre capitalista y trabajador, éste, con toda su personalidad y sus necesidades, pasa a manos del otro” (4)

Venezuela en el contexto del sistema-mundo-capitalista se configura como sociedad por la dialéctica histórica centro-periferia, pero esta dinámica se desarrolla con mayor vigor por la presencia de la riqueza petrolera y la prefiguración de un tipo de sociedad modelada desde las elites sintonizadas con el proyecto modernizador del sistema-mundo-capitalista.

Se destaca, que el nacimiento del sistema político venezolano, que toma forma con el Estado Liberal burgués, implica condiciones necesarias para la formalización y legitimación de las relaciones sociales capitalista, apoyada con los recursos provenientes de la actividad petrolera, que dada el devenir de la economía se ha transformado en el potencial energético del industrialismo capitalista.

Un teórico del orden capitalista como  Alvin Toffler explica el despliegue a partir de tres olas,  que por razones de tiempo y espacio se hará un viaje tangencial por la segunda ola, solo para justificar la tesis que se mantiene en el trabajo.

Para Toffler, la sociedad ha transitado por una ola modernizadora del industrialismo, que ubica entre los años 1650-1750, con la Revolución industrial. La revolución no sólo ha mimetizado la forma de producir bienes, sino la organización del mundo. El desarrollo de  tecnologías concretas  en gigantescas máquinas ha reemplazaron el trabajo manual, individualizando, segmentando y especializando el trabajo en las fábricas, sobre la cual gravita la vida urbana,  “apareciendo  una  <<cuña invisible>> en la sociedad, que la divide entre productores y consumidores. Enormes factorías se dedican a fabricar bienes para consumidores inconscientes de su mecanismo de obtención”. (5)

El propósito de este giro discursivo permite afirmar que el paradigma estructuralista, neoliberal y neo-estructuralista  implementados en el devenir histórico venezolano,  constituyen procesos orientados a la formalización del sistema- mundo-capitalista, desde una perspectiva periférica y dependiente. Eso explica los modelos productivos institucionalizados por las elites económicas-políticas en el desarrollo histórico de Venezuela, insertada en el capitalismo mundial. La instrumentalización de modelos como  el primario agro-exportador,  primario minero-exportador y el petrolero moderno dependiente en Venezuela dan cuenta de una doble lógica: la nacional y la internacional.

En la dinámica nacional, se modela un modelo económico con el florecimiento de una burguesía, conciliada con los intereses del Estado capitalista, y un proceso modernizador concretado desde arriba como acuerdo a través de las políticas públicas, mediante las cuales se crean instituciones, se favorecen actividades económicas.

Esta dinámica interna estará condicionada por el proceso de acumulación de los centros económicos que proporcionan las pulsiones y las demandas necesarias para el desarrollo del modo de producción petrolero. (6)

El modelo de desarrollo prefigurado demandó dos magnos esfuerzo. Por un lado un gran acuerdo entre las elites y una dinámica tecnocrática-burocrática y populista  de la planificación.

El acuerdo entre las elites se concreta el 1959 con el pacto de Puno Fijo entre las fuerzas políticas fundamentales de la derecha, mediante la cual los partidos Acción Democrática, Copei y URD se comprometían a darle un elevado tono al debate electoral y a respetar y hacer respetar el resultado de las elecciones en concordancia con el modelo de desarrollo. Pacto que reafirmo el acuerdo suscrito en Nueva York, firmado el 20 de enero de 1958 por Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Rafael Caldera en el en el Club Atlético.

A demás fueron necesario: la firma del Convenio Modus Vivendi entre Venezuela y la Santa Sede, que puso punto final a un período  de relaciones conflictivas entre los gobiernos venezolanos y la Iglesia Católica, el acuerdo con los trabajadores que da pies al nacimiento de la CTV, con los empresarios agrupados en Fedecamaras y finalmente con los militares.

Los cuatro acuerdos mencionados permitieron la conformación del sistema político de conciliación de intereses. Mientras que el Pacto Fijo inauguro el bipartidismo.

En tanto que el proceso de planificación se concreta con los planes nacionales, mediante los cuales se le propina un rumbo definitivo al modelo productivo, siendo su cisma la actividad petrolera.

En este contexto las políticas públicas toman los ritmos del tiempo político, y que da determinada por la orientación de las elites en el poder. El tema de la participación y de las empresas públicas estará  determinado por la condicionalidad de esos procesos.
Veamos el histórico de este proceso dinámico y contradictorio:

El paradigma estructuralista: Políticas publicas, participación y empresas.

Postulados:
La implementación de medidas estructuralista en el contexto venezolano se encuentra delimitada y vinculada a la teoría cepalina. La cual señala que existe una lógica económica caracterizada por una relación centro-periferia, en la cual se produce un deterioro de los términos de intercambio que inevitablemente favorece a los países centros. (7)

Para superar la relación de desigual centro periferia se requería un proceso de industrialización sustitutiva de importaciones deliberado y planificado desde arriba para vencer los rezagos de las estructuras y las prácticas sociales tradicionales que impedían el desarrollo.

Según Ground (1988): “Las tres principales justificaciones para la industrialización sustitutiva se plantearon en la primera formulación de la CEPAL a fines del decenio de 1940 y durante el de 1950. Primero, la restricción externa al crecimiento se atribuía a la caída de la relación de precios del intercambio para los productos primarios y a las barreras de acceso al mercado para las manufacturas, que necesitaban una fuente interna de crecimiento. Segundo, se advirtió la necesidad social de aumentar rápidamente el empleo para absorber la fuerza de trabajo creciente y ofrecer mejores oportunidades a la fuerza de trabajo subempleada de la agricultura campesina, lo que los sectores primarios de exportación no podían lograr. Tercero, la industrialización bajo la dirección del Estado fue vista como la única forma de generar rápidamente progreso tecnológico, porque los beneficios de un aumento de la productividad en el sector primario de exportación serían percibidos por los importadores y no por los exportadores. En términos analíticos, este modelo era la consecuencia lógica de modificar tres supuestos básicos del modelo neoclásico de comercio típico: que un país enfrenta una demanda infinitamente elástica de sus exportaciones a un nivel de precios mundiales dado; que hay pleno empleo y movilidad del capital y del trabajo; y que no hay externalidades significativas provenientes de la inversión”. (8)

La teoría de la Cepal en el panorama venezolano producto de las restricciones comerciales impuesta por la Segunda Guerra Mundial, la cual evidencio la necesidad del papel protagónico del Estado como promotor del desarrollo y del fomento de la industria (9). El proceso de industrialización tendrá tres momentos estelares:

El primero momento iniciado durante  el  gobierno de  Isais Medina Angarita, quien concentro su iniciativa en la necesidad de la intervención estatal,  en la practica  sus esfuerzos se orientaron a limitar las importaciones y asignar cupos para acceder a los mercados internacionales, apoyado por la renta petrolera producto de sus limitados actos sobre las empresas transnacionales que operaban en el país en los negocios petroleros.

Un segundo momento,  impulsado desde el trienio adeco, donde el esfuerzo se orienta a la promoción de una industrialización no petrolera, a pesar de que no se implementaron políticas específicas para fomentar su desarrollo.

Según Melcher el rasgo característico de este proceso es “consecuencia de la creciente disposición sobre la renta petrolera, por un lado, y la afluencia de capitales extranjeros que encontraban en el país un mercado interesante para sus productos. La alianza entre capital extranjero y capital nacional se establece como característica básica del desarrollo. Continúa el avance de la formas modernas de la explotación en el campo (a pesar de la reforma agraria), intensificando la concentración de la propiedad de las tierras, la migración masiva campo - ciudad, y la fundación de los barrios marginales alrededor de las ciudades crecientes”.

Una tercera fase de sustitución de importaciones, implementada durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, realizando basado en las masivas inversiones en la ampliación de las industrias básicas, de propiedad del Estado. Se nacionalizaron, con indemnización, las minas de hierro (1974) y las empresas de producción y refinación del petróleo (1975). Se extendió con muy alto, la Siderúrgica, por la incorporación de nuevas líneas de producción (laminados, etc.); se aumentó enormemente la capacidad de creación de electricidad por la ampliación de la represa del Guri, sirviendo  de infraestructura para la instalación de grandes empresas de aluminio,  en base de bauxita importada desde Guyana, y posteriormente utilizando materia prima nacional. De esta manera creció el complejo de industrias básicas en el Oriente del país, bajo la administración del holding estatal Corporación Venezolana de Guayana (CVG). A pesar del alto consumo de estos materiales por las industrias nacionales, la producción principal de las empresas es canalizada hacia la exportación.
                                                                                                         
 Políticas de participación: Muro de  contención de la lucha de clase.

En el contexto del modelo de sustitución de importaciones,  se enarbolo como la bandera para  contrarrestar la inquietud social de la población desposeída y marginalizada, una Reforma Agraria. Una parte considerable del presupuesto se dedicó a préstamos favorables para la instalación de fábricas industriales, sobre todo en la industria textil y del calzado, en el ensamblado de automóviles y de aparatos electrodomésticos.

Según los planteamientos de Melchor: “Los créditos iban acompañados por decretos de protección contra las importaciones en el ramo, por medio de prohibición total o por cupos, o por altos aranceles protectores (que sólo podían aplicarse a pocas importaciones, por la existencia del Tratado de Reciprocidad Comercial con los EUA y su extensión a otras naciones)”.

En este momento histórico se produce una clara diferenciación de lo público y lo privado, no se visualizan  experiencias que puedan dar señal de procesos de de participación de los trabajadores y las trabajadoras en las empresas publicas pese a la raíz social democrática del sistema político.

El saldo del modelo de sustitución de importaciones fue la profundización de la dependencia estructural y un languidecido parque industrial, que aniquilo las traiciónales formas de producción de la sociedad venezolana creadas en su devenir histórico.

A pesar de la efervescencia política del país después de la derrota de la dictadura, la iniciativa desde el Estado se viabilizo hacia las políticas públicas universalista para homogenizar la sociedad y canalizar los conflictivos por la vía de la participación de los trabajadores y trabajadoras  a través de los partidos políticos tradicionales, En el campo de la actividad de las demandas  locales de las comunidades la figura esencial con rango de ley lo constituyeren las Juntas de vecinos.

Vale la pena señar, que las políticas públicas formales de participación  en su contenido y orientación tenían como objetivo central superar el rezago heredado de la sociedad tradicional, la cobertura era concebida masificada y universalista, cuya finalidad precisamente era eliminar la desigualdad, la distribución desigual de las oportunidades y elevar las condiciones de vida de la población. Condiciones necesarias para sentar las bases del proceso de acumulación capitalista. Por ese el énfasis se centro en tres pilares fundamentales: educación,  pleno empleo y vivienda.

Es en esta coyuntura donde se operativaza la política de masificación de la educación venezolana, dada la demanda del proceso de acumulación industrialista de mano de obra especializada y se emprende la modernización productiva y de servicios del país.

Desde el punto de vista de la racionalidad de las políticas publicas, autores como Fuenmayor y Ochoa (2003) lo caracterizan como burocrático-populista. (10). En tanto Rey hace referencia a un modelo gobernativo populista clientelista (1991) para indicar el modelo político de conciliación de intereses. (11)

Por tanto se afirma que las políticas públicas de participación fueron utilizadas en su dimensión pragmática y utilitaria para contener el desbordamiento de la lucha de clase en un clima de contradicciones y confrontación, que colocaba en situación peligrosidad extrema la democracia representativa.

Es necesario destacar, que la misma naturaleza filosófica de la democracia representativa por su naturaleza delegativa de la soberanía, se mostró incapacitada para generar canales de participación de los trabajadores y trabajadoras en las distintas dimensiones de la vida económica, social y política. Por el contrario eras expectativas fueron combatidas a fuego y sangre.

Vale destacar, la sociedad venezolana tuvo que canalizar sus aspiraciones de participación por dos mecanismos de mediación políticas: las asociaciones de vecinos y los partidos políticos.

Las Asociaciones de vecinos se transformaron rápidamente en instrumento de demandas hacia el Estado para hacer frente al proceso de consolidación de la sociedad prefigurada en el discurso modernizador pregonado desde la Cepal. Paradójicamente las Asociaciones de vecinos por su radio de actividad y expectativas, no tardaron en entrar  en franca confrontación con el poder constituido cuando las demandas locales y sectoriales  no son objeto de agendación en la cartilla de  público, sobre todo [1] en materia de servicios como agua, energía eléctrica e infraestructuras. (12)

Caso contrario ocurrió con los partidos políticos tradicionales, quienes secuestraron y aniquilaron las formas de organizaciones populares  surgidas al calor de la lucha por la democracia. 

El sistema de conciliación de intereses remodelo la acción de los sindicatos a la sola demandas reivindicativas, depurándola de la acción social orientada a la conquista del poder político, objetivo principal de la lucha de clase. Situación que Leo Trotsky denominaría: Capitulación sin resistencia de la clase obrera a la plusvalía.

En ese coyuntura se habla de una participación restringida y mediatizada por el modelo que Salamanca (1997) denomina la modernización como programa político, cuyo rasgo fundamental es que las iniciativas populares terminas difluyéndose en la racionalidad del Estado y de los intereses de las elites que orientan las partidos políticos.

Lo que permite afirmar, que a pesar del clima de movilización popular los trabajadores no lograron niveles de participación en la gestión de las empresas públicas, propuesta  con cabida en la concepción socialdemócrata del naciente sistema político venezolano.

Aunque existieron casos, donde la cúpula sindicalista realizaron alianzas y negocian con las elites políticas en el poder. Ejemplo de ello lo constituye el Banco de los Trabajadores, que no solo desempeño actividades financieras de banco sino también proyectos de construcción de viviendas.

Las escasas experiencias de participación de los trabajadores y las trabajadoras, se realizo durante en  primera gobierno de Carlos Andrés Pérez, que con su lema “democracia con energía” promovió la creación de un movimiento cooperativista, movimiento  cooperativista  condenado a la muerte por su enorme grado de edición al Estado.

El paradigma Neoliberal: Políticas publicas, participación y empresas.

Postulados: un país sin humanos.
La crisis  estructural del  sistema-mundo-capitalista que comienza a profundizarse a finales del la décadas de los setenta, hacen tambalear el modelo  desarrollista- industrialista. Esa crisis global se expresa hacia el interior de los países latinoamericanos, no solo como crisis económicas sino también como crisis de racionalidad, ya que los grandes relatos de justicia, igualitarismo e inclusión de la modernización como proyectos políticos no fueron concretados por el sistema político instituidazo dado el compromiso expreso con la acumulación capitalista, y sobre todo signados por la relación centro –periferia, la cual ocasionó una paralización del efecto derrame de las distintas fases de la industrialización sobre la sociedad.

En este escenario de crisis paradigmáticas y promesas incumplidas por la democracia representativa, el paradigma neoliberal se abre espacio desde la experiencia europea y los EE.UU., como un recetario elaborado desde los organismos internacionales, concretamente el  Fondo Monetario Internacional y El Banco Mundial.

El consenso de Washington [2] recoge los acuerdos de las elites financieras mundiales producto de la reunión que convoco el Instituto de Economía Internacional, el noviembre de 1989, en cuatro grandes puntos:

A grosso modo el consenso establece las siguientes líneas de acción.
Disciplina fiscal, “Los déficits presupuestarios deben ser suficientemente pequeños para poder financiarse sin recurrir a la inflación; prioridades del gasto público, que debería re-direccionarse desde las áreas políticamente sensibles -que reciben más recursos de lo que su retorno puede justificar, tales como administración, defensa, subsidios indiscriminados y elefantes blancos- hacia campos desconsiderados y con gran retorno económico y potencial de mejora de la distribución de la renta, tales como salud y educación primaria e infraestructuras”.

Reforma fiscal,  “Exige ampliar la base fiscal y acortar las tasas impositivas marginales con la intención de mejorar los incentivos y la equidad horizontal sin disminuir la progresividad real. Mejorar la administración tributaria (incluida la tributación de los intereses de los activos situados en el extranjero) es un aspecto importante para ampliar la base tributaria en el contexto latinoamericano”.

Liberalización financiera, “Aunque el objetivo último es que el mercado determine la tasa de interés, como en condiciones de extrema y crónica falta de confianza estas tasas pueden ser tan altas que produzcan la insolvencia de las empresas y los gobiernos, el objetivo intermedio sensato es la abolición de las tasas de interés preferencial para los prestatarios privilegiados y el logro de una tasa de interés real moderadamente positiva”.

Tasas de cambio, “Los países necesitan una tasa de cambio (al menos para las transacciones comerciales) fijada a un nivel suficientemente competitivo para inducir un crecimiento rápido de las exportaciones no tradicionales y gestionadas de forma tal que se asegure a los exportadores que su competitividad se mantendrá en el tiempo. Además, inversión extranjera directa, la privatización de empresas estatales, etc”.
Estos postulados comienzan a aplicarse, dado el contexto venezolano por la crisis de los precios del petróleo y la crisis del endeudamiento externo, lo que origino un quiebre con lo racionalizado por la corriente estructuralista. La cisma de ese momento de quiebre se sitúa el famoso viernes negro, que tambaleo no solo los fundamentos del modelo económico venezolano sino también el esquema de lealtades construidas por el sistema de conciliación de intereses de la democracia representativa.
El consenso de Washington  se tradujo en el contexto del país, como reducción del gasto publico, una perdida de la responsabilidad social del Estado en materias esenciales de salud, educación y de servicios, un proceso de privatización de las empresas bajo0 control estatal, eliminación de la protección a la producción nacional y la flexibilización de los mercados laborales.  La forma operativa de la estrategia se formaliza y se aplica a través de: El paquete económico,  la agenda Venezuela y el Gran viraje.[3]

Políticas de participación: Empobrecimiento general

El proceso de privatización retrogradó  la avanzada  industrialista, traspasando importantes empresas estratégicas a manos del Estado al capital financiero internacional, que buscaban mercados ventajosos y con escaso compromiso con la sociedad.

Este proceso tiene dos iconos fundamentales:  El proceso de privatización de CANTV, se inicia el día 15 de diciembre de 1991, cuando en un acto celebrado en las instalaciones del Banco Central de Venezuela se otorga la concesión al Consorcio VenWorld que ofreció 1.885 millones de dólares por el 40% de las acciones de la empresa.  El otro caso que vale la pena mencionar lo constituyen  los Convenios operativos y las alianzas estratégicas entre Pdvsa y las empresas petroleras internacionales. Bajo la figura de los Convenios Operativos, PDVSA contrataba empresas operadoras para que le prestaran el <<servicio>> de explotación de hidrocarburos en campos marginales, a cambio de un precio indexado al precio del petróleo. Se produce un traspaso de las responsabilidades y los negocios enteramente a las empresas transnacionales, con poca participación del Estado venezolano.

Basta señalar que dentro de las premisas esenciales del neoliberalismo la propiedad de los medios de producción debe estar en manos de los privados, lo que significa una participación cero por parte de los trabajadores y las trabajadoras que conforman la fuerza de trabajo asalariada. El neoliberalismo no concibe propiedad que no sea la propiedad capitalista sobre los medios de producción. La participación de los trabadores y las trabajadoras en las empresas públicas es una quimera y fuente de conflictos insalvables, cuento de caminos. El neoliberalismo desdibuja a los asalariados en su rol de sujeto histórico y protagónico de los procesos productivos.

El quiebre de las competencias y responsabilidad del Estado en materia de educación, salud, vivienda entran en un proceso recesivo y estancamiento, así como la participación de los trabajadores y trabajadoras. Las políticas públicas universalistas, en su orientación y contenidas se orientan bajo el principio de la focalización de los grupos y sectores más vulnerables ante el proceso de reacumulación capitalista, lo que contribuye a la proletarización de la sociedad venezolana.

Materia que en periodos anteriores eran atendidas y articuladas desde el Estado son traspasadas a las Organizaciones civiles, dando nacimiento al llamado tercer sector.

Este proceso catalogado como Nueva gestión publica, que según Ochoa (2008) abogan por la adecuación del Estado a las demandas neoliberales, en las cuales el Estado debe minimizarse y ser eficiente. (14)

Como lo señala Ochoa, “tesis es que el Estado tanto en su política como en su gestión requiere ser consustancial con el tipo de economía y sociedad que promueve, de hecho el paso de una economía para el consumo interno a una economía de mercado ha necesitado el desplazamiento del Estado de bienestar y la construcción de un Estado neoliberal, de modo que pensar que el modelo de modernización de la administración pública promotor de la economía de mercado sirve a un proyecto transformador es ingenuo políticamente, sobretodo por parte de quienes promueven la transformación”.


La idea central, entrando tangencialmente  en la cita es: una economía neoliberal requiere un Estado liberal, que deje actual por leyes del mercado la iniciativa privada, que las políticas, lo que también significa que las políticas públicas no pueden estar al servicio de la   democratización de la sociedad sino aceleradas por el darwinismo social.

Esto nos lleva a coincidir con autores como Ochoa () quien sostiene que el paradigma neoliberal significo para la gestión de las empresas publica el apuntalamiento de la concepción tecnocrática, sin la participación de los trabajadores y las trabajadoras  en los grandes temas económicos, políticos y sociales.

El paradigma Neo-estructuralista: Políticas publicas, participación y empresas.

Los sucesos del 27 y 28 de 1989, catalogados como el sacudón  social ocurrido en el país producto de la aplicación de la agenda neoliberal y el subsiguiente levantamiento militar del 4 de febrero  de 1992, hizo evidente la crisis del modelo económico en consolidación y des-cuadernamiento de las viejas lealtades configuradas por la democracia representativa (15). Activando las señales de alarma de las elites en el poder.

El triunfo de Rafael Caldera, cuyo discurso electoral sustentado en un retorno de la justicia social, una vez electo desacelero la aplicación del paradigma neoliberal, ya que este había producido un proceso de de- legitimación de las instituciones y la mediación de los partidos políticos, en este contexto se produce una hibridación entre el paradigma estructuralista y la economía de mercado. La participación de los trabajadores y trabajadas asumió la estrategia de una tensa calma.

Postulados:

Según  Hidalgo Capitán (2000), es a partir del trabajo de Fernando Fajnzylber, en el seno de la CEPAL se elabora un diagnóstico de la crisis de los países latinoamericanos de cara del Consenso de Washington; el  diagnóstico cepalino arrojo que las causas de la crisis estaban ligadas al carácter rentista del modelo de desarrollo latinoamericano. (16)

Como repuesta a la década perdida de las metas del desarrollo se propone Transformación productiva con equidad (17). La tarea prioritaria de América Latina y el Caribe en los años noventa. Este documento propone:
Este autor citando documento de la Cepal, despliega los fundamentos en los siguientes terminos:

 a)     La búsqueda de la mejora en la competitividad, por la vía de la incorporación del progreso técnico, que generase aumentos de productividad, en lugar de conseguir éstos por la vía de la depreciación de los salarios reales.
b)        La transformación integral del sistema socioeconómico, ya que la transformación productiva se insertaría en una red de vinculaciones con el sistema educativo, la infraestructura tecnológica, energética y de transportes, las relaciones entre empleados y empleadores, el aparato institucional público y privado y el sistema financiero.
c)         La industrialización como eje de la transformación productiva, ya que este sector incorporaría y difundiría el progreso técnico, al tiempo que permitiría la vertebración intersectorial de la industria con la agricultura y los servicios.
d)         La incorporación de la dimensión ambiental y geográfico-espacial, que permitiese revertir las tendencias negativas sobre el medio ambiente y al mismo tiempo utilizar los recursos naturales sobre las bases de la investigación y la conservación.
e)         La necesidad de compatibilizar el crecimiento sostenido apoyado en la competitividad y la mejora de la equidad, priorizando en cada país según sus circunstancias entre competitividad y equidad.
El documento también daba una serie de orientaciones respecto de cómo diseñar las políticas de la transformación productiva (CEPAL, 1990-c, pp. 16-19):
a)         No sería suficiente con crear un marco macroeconómico estable, ni con aplicar una política de precios correctos; sería necesaria también la aplicación de políticas sectoriales, así como la integración de las políticas a corto y largo plazo. Serían igualmente necesarios cambios institucionales que permitiesen una nueva forma de interacción entre los agentes sociales públicos y privados, entre el Estado y la sociedad civil.
b)        La transformación productiva, debido al retardo que lleva consigo, en cuanto a sus efectos sobre la incorporación de los sectores marginados, debería venir acompañada de una política redistributiva mientras perdurase la heterogeneidad estructural. Entre dichas medidas redistributivas estarían: servicios técnicos, financieros y comerciales; capacitación de microempresarios, trabajadores autónomos y campesinos; apoyo a la formación de microempresas; adecuación de los servicios sociales a las necesidades de los sectores más pobres; fomento de las organizaciones sociales que permitiesen la ayuda mutua y una adecuada representación de los más desfavorecidos ante el Estado; y aprovechamiento de las potencialidades redistributivas de la política fiscal, tanto por el lado de los ingresos como por el del gasto público.
c)         El éxito de la transformación productiva con equidad estaría muy influido por el logro de una integración regional; dicha integración habría de estar basada en criterios sectoriales, tener ámbitos subregionales y ser graduales, de forma tal que tomasen protagonismo las empresas, instituciones y las asociaciones en aras de la competitividad y la rentabilidad.

 Añade, “La transformación productiva debería darse en un contexto institucional determinado y éste tendría que ser democrático, pluralista y participativo. Las estrategias políticas deberían reflejar la voluntad mayoritaria y estar sujeta a los cambios que ésta determine; además, la concertación estratégica se convertiría en herramienta decisiva de la transformación productiva con equidad y en ella el papel del Estado pasaría por ser el anfitrión de la misma y generar comportamientos convergentes con los propósitos comunes” (CEPAL, 1990-c, pp. 15-16).
La transformación productiva con equidad, la necesidad de potenciar procesos “un círculo virtuoso entre crecimiento, competitividad, progreso técnico y equidad, al igual que hicieron otros países de industrialización tardía. La equidad favorecería el crecimiento, pues permitiría la existencia de un patrón de consumo compatible con una mayor inversión y promovería patrones de comportamiento, de valorización social y de liderazgo favorables al crecimiento. Además, la equidad reforzaría la competitividad auténtica (basada en el progreso técnico), ya que favorecería la difusión, asimilación progresiva y adaptación de patrones tecnológicos adecuados, la homogeneización de productividades y de patrones de comportamiento y, de esta forma, la capacidad de inserción internacional. Una sociedad no equitativa sólo favorecería la competitividad espuria o de corta vida (basada en bajos salarios o en la explotación de los recursos naturales), dificultando que los recursos se encauzasen hacia el progreso técnico y redirigiéndolos hacia el consumo o hacia el exterior; así, al poco tiempo, la competitividad espuria se iría erosionando y el crecimiento se ralentizaría. De esta forma, los países que enfatizasen la competitividad descuidando la equidad no se insertarían sólidamente en los mercados internacionales y los que priorizasen la equidad descuidando la competitividad verían como sus economías se deterioraban, perjudicando de este modo la equidad conseguida “(CEPAL, 1990-c, pp. 63-99).

Allí de replantea el tema del Estado: “Las formas tradicionales de intervención del Estado también deberían modificarse aumentando su eficacia y eficiencia sobre el sistema económico, sin que ello signifique necesariamente ni el aumento ni la disminución del sector público. El fortalecimiento de la competitividad, basada en la incorporación del progreso técnico y la evolución hacia una mayor equidad, pasaría a ser la prioridad de la acción pública. También serían necesarias nuevas formas de planificación que permitiesen una mejor articulación entre las decisiones a corto, a medio y a largo plazo, una mayor articulación intersectorial y un respaldo técnico a la concertación estratégica” (CEPAL, 1990-c, pp. 63-99).
Plantea tres condiciones fundamentales para la transformación con equidad: la interdependencia internacional, la competitividad y la concertación social.
En cuanto al modelo productivo plantea en su enfoque integrado, “que las políticas económicas no sólo deberían estar al servicio del crecimiento sino también de la equidad y que las políticas sociales, además de preocuparse por la equidad, habrían de tener un efecto productivo y de eficiencia que redundase en el crecimiento económico”. 

A partir del contenido del documento dibuja  tres políticas para la equidad las cuales son: empleo productivo, inversión en recursos humanos y transferencias, sólo la última no favorece el crecimiento. El informa prioriza sobre la importancia estratégica  en el “progreso técnico, el empleo productivo y la inversión en recursos humanos, para tratar que los pobres acumulasen el capital necesario para salir de su situación de pobreza; las políticas asistenciales perderían relevancia frente a las políticas productivistas. El capital acumulado por los pobres, bien utilizado en promover la competitividad, implicaría mayor crecimiento, al igual que economías abiertas con equilibrios macroeconómicos y equilibrio social reforzarían la competitividad, con lo que la equidad y el desarrollo pasarían a ser complementarios en lugar de competitivos”.
Las políticas de participación.
La  propuesta cepalina contempla proceso productivo que involucren el sector público y la iniciativa privada que potencia proceso de equidad que tributen al desarrollo de los potenciales sociales. 

Para ello, estable como condición necesaria un clima de concertación entre los distintos actores socio-políticos comprometidos con el modelo productivo con equidad.
Como teoría del orden no establece líneas de trabajo sobre el papel de los trabajadores y las trabajadoras en el proceso de industrialización, ni en las empresas  necesarias para la sana competitividad. Solo se limita a puntualizar “la ampliación del empleo productivo en sectores de creciente productividad, con remuneraciones adecuadas, en favor de los más pobres, pero como éste sería un proceso lento, se precisaría de una serie de medidas redistributivas complementarias. Dichas medidas podrían ser: la ampliación de los mercados de capital a las pequeñas, medianas y microempresas; el establecimiento de programas masivos de capacitación para microempresarios, trabajadores por cuenta propia y campesinos; la aprobación de reformas legislativas que favoreciesen la creación de microempresas; la adecuación de los servicios sociales en favor de los más pobres; el fomento de las organizaciones de ayuda mutua y de representación de los pobres ante el Estado; y el aprovechamiento de la capacidad redistributiva de la política fiscal”. (18)

En el caso venezolano, el “punto cero” de conflicto fue alcanzado por la llamada Comisión tripartita, cuyo saldo para los trabajadores y las trabajadoras fue la perdida de la retroactividad de las prestaciones sociales producto de colocar su fuerza de trabajo a disposición del proceso de acumulación.

El documento asume las políticas públicas como instrumento para la transformación, sugiere centrar su atención en la educación y el trabajo productivo. Al igual que la concepción neoliberal ratifica la focalización de las políticas públicas hacia los sectores menos favorecidos por el desarrollo con déficit de equidad, absteniéndose de asignarle un papel protagónico a los trabajadores y trabajadoras en el proceso de dirección de las empresas publicas, mas postula un sepulcral clima de consenso.

El documento de la CEPAL en torno a la participación es conservador al plantear que “la  transformación productiva debería darse en un contexto institucional determinado y éste tendría que ser democrático, pluralista y participativo. Las estrategias políticas deberían reflejar la voluntad mayoritaria y estar sujeta a los cambios que ésta determine; además, la concertación estratégica se convertiría en herramienta decisiva de la transformación productiva con equidad y en ella el papel del Estado pasaría por ser el anfitrión de la misma y generar comportamientos convergentes con los propósitos comunes” CEPAL, 1990-c, pp. 15-16).

En este mismo clima de concertación, posteriormente orientan las  líneas de trabajo  del  esfuerzo reformador de la COPRE  en el campo de los fundamentos del Estado y la administración publica.

Es en esta coyuntura histórica, es  cuando el tema de la participación toma importancia en el debate académico y  político. No obstante la participación en este histórico, da cuenta dos procesos: una mayor y mayor participación en las dinamita del sistema político, y por el otro, una ciudanización de la gestión publica. Sobre todo es necesario resaltar la gran demanda por participación en la formulación, elaboración, implementación de las políticas públicas. El tema de la participación de los trabajadores y las trabajadoras es congelado.

Los trabajadores y las trabajadoras en ese contexto, continuaron constreñidos en su condición de asalariados en las empresas públicas, sin una verdadera participación en los grandes asuntos de dirección, las mediaciones se construían y realizaba por una desprestigiada cúpula sindical, que gozaba de privilegios y prerrogativas frente al Estado.

Desde el punto estratégico, las elites en el poder realizan esfuerzos por reconstruir los acuerdos y las viejas conciliaciones, el cuanto al la gestión pública, la tendencia es un regreso en vano al viejo modelo tecnocrático populista.

Punto de quiebre: La Revolución Bolivariana:
El triunfo Hugo Chávez Fría en las elecciones 6 de diciembre de 1998, significó un quiebre paradigmática y con las viejas practicas políticas de la democracia representativa inaugurada en la década de los cincuenta.
Fundamentos: el retorno de la ley y el sujeto reprimido.
El referendo consultivo para aprobar la conformación de una Asamblea constituyente, dan viso del giro que tomara el país. Con la aprobación del texto constitucional de 1999, se da inicio a un proceso de refundación republicana, pasando de una democracia representativa a una democracia participativa y protagónica. 

El giro esencial lo marca la concesión de Estado. La Constitución de 1991 postula un estado de derecho, mientras que La constitución Bolivariana de Venezuela ese orienta por un Estado de justicia, consagra como principios esenciales: “una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural en un Estado de justicia, federal y descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para esta y las futuras generaciones; asegure el derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la educación, a la justicia social y a la igualdad sin discriminación ni subordinación alguna; promueva la cooperación pacífica entre las naciones e impulse y consolide la integración latinoamericana de acuerdo con el principio de no intervención y autodeterminación de los pueblos, la garantía universal e indivisible de los derechos humanos, la democratización de la sociedad internacional, el desarme nuclear, el equilibrio ecológico y los bienes jurídicos ambientales como patrimonio común e irrenunciable de la humanidad”

No obstante el viraje paradigmático se pude visibilizar con  detalles en el Proyecto Nacional Simón Bolívar, en dos áreas fundamentales: La construcción colectiva del Socialismo del siglo 21 y el nuevo modelo productivo basado en el desarrollo endógeno.  

Socialismo del Siglo 21: Socialismo raizal.
La categoría Socialismo del Siglo XXI adquiere difusión en 2005 en el V Foro Social Mundial realizado Porto Alegre en  boca del presidente Chávez, quien lo propone como el nuevo proyecto civilizatorio.

El Proyecto Nacional Simón Bolívar, puntualiza que el socialismo del siglo 21, se encuentra enraizado en tres fuentes: El pensamiento emancipador de Simón Bolívar, la filosofía Robinsoniana y el legado histórico de Ezequiel Zamora.

No obstante Hugo Chávez Fría  incorpora dos elementos fundamentales en este socialismo que busca enunciación: El deber de la conciencia social y nueva propiedad sobre los medios de producción (19). 

Plantea Chávez Fría, en cuanto al deber de la conciencia social, “Tiene que ver con los valores; uno, el Socialista no se debe a sí mismo, se debe primero a la sociedad y eso es algo profundamente cristiano: ama a tu prójimo como a tí mismo, el que no tenga esa conciencia no puede ser Revolucionario. Esa conciencia se puede adquirir a través del ejemplo, el ser humano es un infinito de oportunidades, de potenciales, esa conciencia nosotros debemos sembrarla con nuestro ejemplo y ninguno de nosotros puede pensar que ya la tiene desarrollada”.

En relación a la nueva propiedad de los medios de producción [4]agrega: “Si no transformamos la base material, las estructuras económicas, nunca saldríamos del maldito capitalismo en el que estamos, nunca se acabaría la miseria, porque mientras un alma caritativa ayuda a un pobre, el capitalista produce mil pobres por segundo. El capitalismo es una máquina diabólica que produce riqueza para una minoría que cada día tiene más riqueza, pero al mismo tiempo produce más miseria y más pobreza para las mayorías. El mundo de hoy se debate en el medio de miles de tragedias, de miseria, de hambre, de enfermedades, de desnutrición, de exclusión”.
Otros elemento fundante del socialismo del siglo 21, según la retórica de Chávez lo constituyen  las aportaciones teóricas de Carlos Marx,  Federico Engels,  Mariátegui, Lenin, León Trotsky, entre otros. 

La base material del socialismo del siglo 21, lo constituye la endogeneidad y no el Estado. El Estado es un instrumento de aceleración de las transformaciones no el fin del socialismo, el Estados y sus aparatos se van diluyendo en la medida que se agranda el  proceso de enpoderamiento, la participación y el protagonismo del pueblo como categoría que condensa los sectores sociales, inclusiva a los trabajadores y las trabajadoras.
Para Aquevedo S.(2006) la endogeneidad como cate categoría estratégica para la transición remite  a los siguientes procesos: “implica, en efecto, tasas importantes y sectorialmente equilibradas de reinversión del excedente; procesos de eslabonamiento hacia delante, que densifiquen el tejido industrial, diversifiquen el sistema productivo y promuevan la elaboración de productos con un valor agregado creciente; articulaciones fuertes y dinámicas de la pequeña y mediana empresa, con empresas grandes implicadas en proyectos productivos de largo plazo; procesos permanentes de formación y calificación creciente de mano de obra; interrelaciones dinámicas entre el sistema empresarial y los circuitos universitarios regionales de formación e investigación científica, que favorezcan y promuevan la innovación tecnológica y el reciclaje (o/y formación) de cuadros técnicos”(20). 

De la cita podemos extraer varios elementos, la endogeneidad es potencialidad interna, oportunidades, recursos, tecnología, entorno e innovación para el cambio y participación de los trabajadores como los sujetos históricos del proceso productivo. Pero la endogeneidad demanda que la iniciativa sea desde dentro del entorno, auto-gestonario y cogestionaria.

No obstante, para que la endogeneidad sea de utilidad al proceso de transformación del país es necesario que sea de naturaleza socialista, esto implicas democratizar la propiedad de los medios de producción, dar repuesta al encargo de la sociedad y remunerar al trabajo y no al capital, en un contexto obrerista de participación en la dirección del modelo productivo y sus empresas publicas.

Las empresas públicas y participación de los trabajadores: Instrumento de una nueva racionalidad.

El inaugurado modelo productivo iniciado por el gobierno bolivariano con su nueva racionalidad, centrado en el humanismo, el cual establece en el fundamento  de su teoría y su praxis al hombre/mujer, unido al principio de corresponsabilidad con rango constitucional y con la concepción de un poder descentralizado y desconcentrado en manos del pueblo organizado, cuyo sujeto histórico son los trabajadores y las trabajadoras,  proceso que constituye  la cisma para nueva mirada  de participación conciente del papel transformador de estos en la direccion de la dirección de las empresas publicas. Constituye una condición axiológica fundamental para transformación estructural socialista.

Saínz Muñoz (2009)  en su  Ponencia presentada ante el  IV Congreso de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social. Titulada El constitucionalismo social en la Republica bolivariana de Venezuela, plantea que derecho a la participación de los trabajadores en la dirección, gestión y operación, de las Empresas[5], “constituye una de las garantías que hasta ahora sistemáticamente se les había negando, impidiendo a los trabajadores y trabajadoras a participar en la dirección de las empresas, como un derecho inherente y legitimo de los trabajadores a no ser convidados de piedra en las decisiones de la empresa de la cual ellos por derecho propio son parte inherente de las mismas, no solo por la fuerza, creatividad e importancia de su aporte del trabajo si no por la condición de ser parte inseparable de las mismas”. (21)

Este autor, explica desde la perspectiva jurídica las formas de participación de los trabajadores en las empresas: “la cogestión, autogestión y cooperativismo: son formas de participación del pueblo en el ejercicio de su soberanía y de su corresponsabilidad y protagonismo contenidas en el Art. 70 de la constitución Bolivariana”.
Veamos su conceptualización sobre estas tres formas de participación, según su lectura jurídica[6]:
La cogestión, “remite al  derecho de los trabajadores a participar en la dirección de la empresas u otros organismos de similar naturaleza del sector público o privado. El mismo se representa en un poder paritario en las instancias de dirección asambleas de accionistas, juntas directivas y gerencias operacionales. Este sistema de participación obrera tiene su antecedente en el código de comercio alemán desde principio del siglo pasado. Permite una colaboración en un plano de igualdad en la orientación, dirección de las empresas con visión compartida. No involucra expropiación ni compra de acciones”.

En tanto, la autogestión, “constituye una instancia de participación de los trabajadores en la creación, mantenimiento y desarrollo de empresas, mediante la exclusiva responsabilidad de los trabajadores que las integran, donde el afán de lucro es sustituido por una relación de trabajo comunitarios en beneficios de todos y por todos sin individualismo descalificador y egoísta. Fueron sus antecedentes en la Yugoslavia de Tito”.
Mientras que el cooperativismo: “traduce una forma una de participación del pueblo para lograr integrarse a forma de trabajo solidario y comunitario en las áreas de lo económico, financiero, producción, servicios y otras forma de participación. Está contenida tal garantía en la constitución en su artículo 118.  Sus antecedentes son por demás elocuentes: en Rusia funcionó el Koljos, en China la comuna y en Israel el kibut. En toda Europa están muy difundidas y son muy útiles. Se privilegia el trabajo asociado, no hay relación laboral, es sustituida por los principios de igualdad, cooperación, solidaridad y espíritu comunitario. Es un excelente medio para lograr crear un tejido social de organización económica, donde los excluidos de antes son los actores de hoy y desarrollan los llamados polos endógenos de desarrollo”. 

La revisión de este jurista, permite arribar a una interesante conclusión, la participación es un derecho de los trabajadores y las trabajadoras consagrado en su la Constitución de 1999, el Estado y sus aparatos políticos debe   coadyuvar al  logro de este derecho fundamental de la clase trabajadora.

Este hecho filosófico es reforzado en la realidad concreta social por procesos revolucionarios. Por un lado, la renacionalización de empresas publicas estratégicas privatizadas por la tecnocracia neoliberal en el poder, como lo fueron CANTV, PDVSA, Y SIDOR, que ha puesto como tema-debate la participación de los trabadores y las trabajadoras [7]en los grandes asuntos públicos. 

Por otro lado, la adecuación del modelo productivo a la concepción socialista en el siglo 21, ha generado nuevas formas de organización del capital y el trabajo, donde se requiere mayor participación, protagonismo y responsabilidad de los trabajadores en la dirección de las empresas públicas para hacerla participe del encargo de la sociedad. 

Vale la pena destacar, que la nueva concepción del Estado ha servido de estimulo a la participación no solo del pueblo en los asuntos públicos, sino también una acrecentada participación de los trabajadores en la dirección de las empresas publicas.
Ejemplo sobresaliente de este proceso de sociabilidad política y cultural  lo constituyen los casos de CANTV  y las empresas del aluminio en Guayana. En la primera los trabajadores son accionarios de la empresa, y en la segunda se han realizado experiencias exitosas de auto-gestión y cogestión con saldos organizativos y económicos importantes.

Para finalizar, es necesario destacar que frente la participación legal, subsisten en la sociedad venezolana otras figuras de participación de los trabajadores basadas en la cooperación y la solidaridad: La cayapa y el convite[8], formas de organización para el trabajo conjunto de las organizaciones sociales de base.  (22).

Conclusiones:
1.- La conformación histórica venezolana configurada en función  del sistema-mundo-capitalista, caracteriza por centro-periferia, de allí el modelo económico dependiente.
2.- De esta relación surgen los fundamentos de los tres paradigmas económicos, sociales y políticos que han marcado el ritmo de la sociedad venezolana después del proceso de industrialización. Siendo estos paradigmas el estructuralista, neoliberal y neo-estructuralista.
3.-  De la aplicación de estos  paradigmas en cuestión, se construyeron formas de interpretación de la realidad concreta, y sobre estas se viabilizaron las políticas públicas de participación de los trabajadores y trabajadoras en la dirección de las empresas públicas: esta interpretaciones de la realidad y del de ser social nacieron y se implementaron, la concepción de la administración de lo público por la tecnocracia y el modelo tecnocrático populista.
4.- Que en el devenir histórico de la sociedad venezolana la participación de los trabajadores y las trabajadoras fueron secuestradas por las elites en el poder, quienes establecían negociaciones y mediaciones con los partidos políticos tradicionales y las cúpulas sindicales.
5.- La revolución bolivariana ha <<retornado el sujeto reprimido e invisibilizado >> por la lógica del capital, en un contexto de socialismo del siglo 21, socialismo que propicia una transición de las relaciones sociales capitalista por las socialista. En este contexto se han abierto mecanismos de participación de los trabajadores y trabajadoras en la participación en la dirección de las empresas públicas.

Bibliografía:

 1.- Wallerstein, Immanuel (1984) El moderno sistema mundial II. El mercantilismo y la consolidación de la economía-mundo europea, 1600-1750. México, Siglo XXI Editores. pp: 69.

2.- Wallerstein, Immanuel (1984). Obra citada. pp: 71.

3.- Marx,  Carlos (1978) El capital. Editorial Progreso. Moscu, volumen 1. pp: 43.

4.-  Marx,  Carlos (1978). Obra citada. pp: 67.

5.- Toffler, Alvin (1098) La tercera ola.  Ediciones Nacionales & Janes. S.A. Colombia, pp: 32.


6.- Sanoja Obediente, Mario. Historia Socio-cultural de la Economía Venezolana. Edición bicentenaria. Banco Central de Venezuela. Obtenido de  http://www.formacion.psuv.org.ve/wp-content/uploads/2010/08/HIST.SOC.pdf. Consultado el 7 de Marzo de 2012.

7.-  Prebisch, Raúl   (1951) Problemas teóricos y prácticos del crecimiento económico» en Estudio Económico     de América Latina 1949, CEPAL, Nueva York, Pp: 33 52.

 8.- Ground, R.L. (1988): La génesis de la sustitución de importaciones en América Latina", Revista de la CEPAL, NO 36 (LC/G. 1 537-P), Santiago de Chile, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), diciembre.

9.-  Melcher, Dorothea. La industrialización en Venezuela, Revista Económica Numero 10. Universidad de los Andes.  Versión digital. Obtenida en http://iies.faces.ula.ve/Revista/Articulos/Revista_10/Pdf/Rev10Melcher.pdf. Consultas el 8 de Marzo de 2012.

10.- Fuenmayor, Jennifer y Ocho, A Henríquez Haydée. (2003) Descentralización y Modernización Administrativa de las Gobernaciones en Venezuela: El caso del Estado Zulia. En: Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales. Vol 9, No 1, Facultad de Ciencias Económicas y Sociales. Caracas: Universidad Central de Venezuela.

11.- Rey, Juan Carlos (1991) El futuro de la democracia en Venezuela» en Rey, J.C.: El futuro de la democracia en Venezuela, Colección IDEA, Caracas, 1989, pp. 249-323; Juan Carlos Rey: «La democracia venezolana y la crisis del sistema populista de conciliación» en Revista de Estudios
Políticos Nº 74, pp. 533-78.

12.- de Tortolero, Evelyn M. y Rafael, Lucena Castellano. Desarrollo regional. Una perspectiva histórica de la participación ciudadana. Caso: Parroquia santa rosa del municipio valencia. Revista Mañongo. Nº 25, 2005, pp. 79 – 104.

13.- Salamanca, L (1997) Crisis de la Democracia y Crisis de la Modernización  en Venezuela. Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas. pp 79.

14.- Ochoa Henríquez, Haydée. ¿Modernización o innovación en la gestión pública?: un debate necesario. Vol. 25 Nº 43 (julio-diciembre 2009): 63 – 77. Version digital obtenida de http://revistas.luz.edu.ve/index.php/cp/article/viewFile/3394/3280. Consultada el 10 de Marzo de 2012.

15.- Velásquez, Ramón J.  y  Capriles-Ayala, Carlos(1992) Cuando se jodio Venezuela. - Caracas, Venezuela, Consorcio de Ediciones Capriles. pp 66.

16.- Hidalgo Capitán, Antonio Luis (2000) El cambio estructural del sistema socioeconómico costarricense desde una perspectiva compleja y evolutiva (1980-1998). Tesis doctorar accesible en texto completo por    http://www.eumed.net/tesis/ Consultada el 11 de Marzo de 20012,

17.-  CEPAL. Transformación productiva con equidad. La tarea prioritaria de América Latina y el Caribe en los años noventa (LC/G.1601-P), Santiago de Chile, 1990. Publicación de las Naciones Unidas.

18.-  Hidalgo Capitán, Antonio Luis (2000). Tesis doctoral citada.

19.- Chávez Fría, Hugo. (2008) Discurso del Comándate Hugo Chávez en Palmira, estado Táchira el día 28 de septiembre de 2008. Obtenido de http://www.debatesocialistadigital.com/Discursos/Discursos%202008/Septiembre%202008/hugochavezpalmiraedotachira191108.html. Consultado el 12 de Marzo de 2012.

20.- Aquevedo S. (2006)  Eduardo. Endogeneidad y gestión en el desarrollo local. Revista, AGENDA PÚBLICA / AÑO V – Nº 10 Diciembre. Versión digital. Obtenida de  http://www.agendapublica.uchile.cl/n10/aquevedo.pdf. Consultada el 12 de Marzo de 2012.

21.- Saínz Muño, Carlos. (2009) El constitucionalismo social en la Republica bolivariana de Venezuela. Ponencia presentada ante el  IV Congreso de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social. Obtenida de http://www.eumed.net/oe-vess/lit/csm.htm. Consultado 12 de Marzo de 2012.
22.- Lanz, Carlos. (2011) “Buen vivir”: Una opción para  cambiar el modo de vida. Obtenido de http://www.aporrea.org/ideologia/a131788.html. Consultado el 12 de Marzo de 2011.










  












[1] .- Para ratificar esta proposición vale la pena visualizar el conflicto entre la industria petrolera y los habitantes de Cabimas que ocuparon el campo de golf para construir la comunidad hoy conocida como Barrio el Golfito. El proceso de su nacimiento y consolidación implicó una tenaz lucha.
[2] .-  Compendio teórico obtenidos de http://books.google.co.ve/books?id=DErGMMl1U58C&pg=PA83&lpg=PA83&dq=:+Exige+ampliar+la+base+fiscal+y+acortar+las+tasas+impositivas+marginales+con+la+intenci%C3%B3n+de+mejorar+los+incentivos+y+la+equidad+horizontal+sin+disminuir+la+progresividad+real.+Mejorar+la+administraci%C3%B3n+tributaria+%28incluida+la+tributaci%C3%B3n+de+los+intereses&source=bl&ots=1xv_rQaPwV&sig=t19sPLoWJNmtcsfdw3i5NcutjCs&hl=es&sa=X&ei=gXFgT5XBCoHq0gG06aiUBw&ved=0CCAQ6AEwAA#v=onepage&q=%3A%20Exige%20ampliar%20la%20base%20fiscal%20y%20acortar%20las%20tasas%20impositivas%20marginales%20con%20la%20intenci%C3%B3n%20de%20mejorar%20los%20incentivos%20y%20la%20equidad%20horizontal%20sin%20disminuir%20la%20progresividad%20real.%20Mejorar%20la%20administraci%C3%B3n%20tributaria%20%28incluida%20la%20tributaci%C3%B3n%20de%20los%20intereses&f=false
[3] .- Esta coyuntura permiten dar explicación al fenómeno social conocido como el Caracazo, la rebelión militar del 4 de febrero y las sucesivas movilizaciones del pueblo venezolano.
[4] .- En este sentido, el Proyecto nacional Simón Bolívar, delinea múltiples formas de organización productivas  orientada a la remuneración del trabajo y a la democratización de la producción, distribución y el consumo. Sobre todo colocando  énfasis es la propiedad, basada en la justicia social, todas ellas con una presencia de los trabajadores y trabajadoras en todo el proceso. Pero es necesario un debate a profundidad sobre dos temas: La propiedad social y la articulación de las empresas socialista con el mercado. Mercado cuya naturaleza es fundamentalmente capitalista.
[5] .- Este proceso se hace mas rico y dinámico cuando se conjuga con iniciativas de construcción colectiva de Poder popular, que el en caso venezolano se concreta con la creación legal y política de los Consejos comunales,  las Mesas técnicas de tierra y la Comuna como espacio territorializado y simbólica de la acción política transformadora. A demás de ello, con la incorporación en la propuesta la nueva ley del trabajo de la figura organizativa de  Consejos de trabajadores y trabajadoras.
[6] .-  Carlos Saínz Muñoz, realiza un importante aporte en este sentido: “Creemos que al igual que la famosa Constitución Mexicana de 1917 denominada la Constitución de Querétaro, producto de una revolución agrarista triunfante como fue la revolución mexicana, fue la primera en el ámbito universal de llevar a rango constitucional en su no menos famoso Art. 123 los derechos de los trabajadores y las trabajadoras mexicanas; se adelantó a la Constitución rusa; y a la creación de la OIT de 1919. Sirva esta oportunidad para rendirle un homenaje muy modesto a los hombres y mujeres que lucharon en la filas o bien de la columna del norte liderizada por Villa o bien los que lucharon en la columna del sur liderizada por ese gran agrarista mexicano Emiliano Zapata; a ellos este modesto reconocimiento. En igual sentido queremos destacar que la Constitución Bolivariana va a ejercer una influencia permanente en todas las demás Constituciones y el de impulsar movimientos por parte de los trabajadores para llevar en sus propios países las normas constitucionales que hoy tenemos establecidas en la Constitución vigente del Art. 86 al 97; que ha constituido a nuestro modo de ver y como así lo hemos denominado el CONSTITUCIONALISMO SOCIAL BOLIVARIANO, el cual se expandirá con fuerza a través de todos los que han sido explotados y excluidos de Latinoamérica, y posiblemente de otros continentes”.

[7] .- Experiencia  que  ha derribado el mito, en cuanto que las empresas públicas para ser eficiente, eficaz y efectiva deben ser dirigidas por una tecnocracia hiper-especializada, el camino transitado es que la participación de los trabajadores y trabajadoras le imprimen potencia y calidad transformadora a los modelos productivos.
[8] .- Formas solidarias, autogestionarias y de trabajo colectivo internalizada por la sociedad venezolana, <<bolsones>> de resistencia, las cuales la estrategia neoliberal no pudo palidecer,  hoy día constituyen un valor experencial esencial para la transformación comunitaria socialista. En correspondencia con este planteamiento, el autor de este trabajo la considera tema estratégico de investigación para la universidad comprometida con la transformación estructura.