domingo, 21 de febrero de 2016

Fabio Daniel Garrido Ricóveri: Cultura y corrupción.



LA CULTURA DE LA CORRUPCIÓN.

Por: Fabio Daniel Garrido Ricóveri.

Hoy por hoy nos toca en la Revolución construir un propósito apoyándonos en nuestra situación histórica y social, ella -la Revolución- nos necesita como un hijo a su madre, y nosotros, los ciudadanos, debemos erradicar todo rastro de los libertinajes y vicios en los que se ha envuelto nuestra Patria, para que ése socialismo pueda surgir a través de cada uno de nosotros y alzar vuelo una vez evolucionado, porque el socialismo nunca termina, evoluciona junto a nosotros. Todos somos los padres de ese pequeño, al que debemos cuidar y trabajar por un bien común, le necesitamos a ella, pero ella también necesita de nosotros para asegurar nuestra existencia en la tierra, pero tiene un enemigo, tan presente en nuestra sociedad, la corrupción, la desidia, el amiguismo, ese “te doy pero me lo devuelves” que hace mella en las filas de nuestra revolución.

Desde hace algún tiempo se halla en nuestra sociedad un Dios inútil como es la impotencia, el desdeño al trabajo o el facilismo de conseguir las cosas más complejas estirando el brazo, atropellando todo en su camino. La justicia se ha cegado en torno a partidismos e intereses que convergen en un solo punto: el lucro personal, éste ha hecho que nuestra lucha por la liberación de los pueblos se haya visto afectada, convirtiéndose en un Capitalismo originado por el estado, en los que el empresario es el mismo político que, aprovechándose de su poder, pasa por alto sus funciones y se valora más a sí mismo que el Pueblo al que representa. Antiguamente se valoraba el valor y el coraje del caballero, pero con el pasar de las batallas, la estrategia fue tomando un lugar predominante, la caballería –el poderoso, el leviatán- avanzaba bajo sus propias reglas, en muchos casos aplastando a sus subalternos, la infantería, conformada mayoritariamente por campesinos, levas que ni siquiera sabían por qué luchaban, era destrozada muchas veces por estas cargas; aún así eran obligados a obedecer a sus indisciplinados generales. Así es el leviatán político del Estado, que mal llevado suele conllevar a la destrucción del mismo, contrariando al objetivo de la política que es alargar la vida del ciudadano.

La lucha social, la lucha cultural en la que se ve inmerso todo este paradigma se ve afectado por una degradación en las costumbres y el folklore, la transculturización que se cree el ciudadano a través de medios de comunicación le dan pensar que todo en su  país procede de una baja calidad con respecto a los otros, sin saber que él es una pieza activa dentro de la funcionalidad en la sociedad que le representa, esto predispone al sujeto a una actividad hostil para con los suyos, pero amistosa con los extranjeros, destruyendo tanto a su persona –como unidad, al cercenarse él mismo sus posibilidades- como a nivel macro –la sociedad, al estar lleno de individuos infravalorados subdivididos que fácilmente pueden ser tomados para un bien individual y no comunitario-. Aclaro que no imparto una xenofobia sino un punto medio, una realidad que hasta a nivel económico es reflejado por la preferencia de productos importados a los autóctonos.

La construcción del socialismo se ha visto truncada por la deshumanización de la humanidad americana y es competencia prima del ciudadano conseguir una estructura que le permita el desenvolvimiento social sin que éste choque con las características históricas que han sido un país inestable, con una sociedad inestable, con una economía inestable a través de los años, si bien en algunos puntos se ha mostrado cierto progreso, nuestra cultura no ha permitido el aprovechamiento de esos momentos cruciales en la historia (éstos han sido la bonanza petrolera de Carlos Andrés Pérez y el alza de los precios del petróleo con el Comandante Chávez).

Estamos ante una situación histórica, que torna sus matices teatrales –como en todo acto político- en la que un solo individuo carga con los errores de sus subalternos, nosotros apoyamos esa atroz parafernalia, porque compramos las noticias, compramos el negocio y nos dejamos comprar por dicho negocio. La cultura ha llegado a un nivel tan paupérrimo, que la clase obrera (la defendida por Marx) ha sido confundida a través de los medios, confiándoles que deben ser mantenidos a priori sin necesidad de un trabajo, sobre la clase media –un gran porcentaje dentro de la población venezolana- también ha caído en este inconveniente. Es ineludible impartir la necesidad del trabajo para no formar parte de la lumpen que nos ahoga y se disfraza del trabajador más honesto en nuestras filas.

La derecha, que construyó un monopolio político a través de todo el siglo XX no se ha establecido como un poder constituido, debido a que no ha surgido por méritos propios, sino por fallas del propio Gobierno, además que no ha presentado un plan teórico en el que apoyarse, que lo hace parecer que hará todo según convenga, esto es importante analizarlo, porque sería lo mismo que tener un velero a la deriva, que al mínimo error podría alargar la lista de los marineros desaparecidos en alta mar. Entonces se puede decir que la Izquierda post-Chávez venezolana se ha apoyado más en entes mediáticos que en una verdadera revolución a nivel material –por este hecho, el Comandante fue ineludiblemente una potencia política, no sólo por el carisma-. Ellos –la derecha- se han dedicado a través de la historia desmembrar cualquier fuerza comunitaria que se interponga en sus conceptos de democracia, pero temen que la catapulta social suelte su fiereza acumulada a través de la experiencia.

Hablo de la cultura como una faceta extraordinaria, exploratoria y libertadora del hombre, porque la política es el reflejo de la sociedad de un Pueblo, es parte de su folklore; en sociedades altamente industrializadas y capitalistas, las relaciones interpersonales tienden a ser más egoístas y centrados en el Yo, en cambio, en las sociedades que han tenido historia de ser pueblos rurales (los países latinoamericanos, por ejemplo) tienden a ser más abiertos con sus semejantes, realzando la importancia del otro para la realización de las labores, aquí entra algo importante, y es el poder de la historia. Las sociedades argentinas y chilenas tienden a darle mayor importancia a la política debido a su pasado con las sucesivas dictaduras, Europa tiene sus propias cicatrices debido a las guerras, tanto en la edad antigua, media y contemporánea, que le hace parecer más un charco de sangre que un continente, en este punto puede apreciarse cómo la percepción de los diversos medios hacen cambiar la opinión pública, ¿Históricamente, a quién le corresponde ese estereotipo de personificación de violencia y desorden?

El llamado Socialismo del siglo XXI no es una ideología homogénea, pues hoy por hoy se encuentra en su más plena evolución, por lo tanto, es necesario comprenderlo NO como un socialismo perfecto de carácter marxista –porque nuestra sociedad es distinta a la soviética de 1918-, sino una basada en la inclusión social de las minorías; se referencia en la historia venezolana, lo que podría ser un socialismo de venezolanos para venezolanos que ha tenido influencias de otras ideologías de carácter socialista como la zapatista. El gran problema es que no se ha mantenido una línea entre lo que es y no ser revolucionario. El gran mercado nos ha vendido la lucha por los pueblos como un acto de herejía, debido a que entra en pugna con los intereses imperiales en los que antaño nos veíamos sometidos, esto para facilitar la decadencia y olvido de los futuros crímenes que pueden ocurrir para justificar la usurpación del poder. En la historia latinoamericana, más de 15 gobiernos de carácter izquierdista han sucumbido ante los intereses de una hegemónica potencia occidental.

Ahora ¿qué factores han permitido que el venezolano permita todas las usurpaciones de los poderes?

Históricamente, Venezuela ha sido objeto de luchas políticas y traiciones, desde antes de la Independencia, muchos generales lucharon por sus propios intereses más que por liberar a la Patria, podría decirse que eran mercenarios que esperaban monopolizar los poderes –como Morillo-, muchos desertaron y se volvieron al bando realista, otro simplemente, buscaban realizar su trabajo sin un fin monetario. A éstos últimos se les ha execrado, como el general Sucre. Entonces, luego de la independencia, muchos quisieron el resarcimiento de los daños que la guerra les provocó, en vez de formar un conjunto para poder mejorar las gestiones, sólo se dividieron, agregándole problemas a más problemas, aquí vemos como el egoísmo se encuentra no sólo en el s. XX, sino a la codicia de tierras en el XIX que acabaron con la Gran Colombia y el sueño de Bolívar.

El siglo XIX fue un período de alta volatibilidad en Venezuela debido a las tensiones entre los caudillos, éstos buscaban ejercer el Poder a través de la influencia y el poder monetario, una de las características de los gobiernos capitalistas, Guzmán Blanco pudo modernizar el país, pero la crisis económica surgida a través de la destrucción de las tierras durante la Guerra de Independencia mostraba su lado más macabro, de aquí a que el gobierno autocrático de Vicente Gómez pudo acabar con éstos a través de la mano dura –su movimiento político más relevante-. Luego la Generación del ’28 procedió a derrocar al presidente Isaías Medina Angarita, en el que, a mi opinión, fue uno de los mejores gobernantes del país, pero contrariaba a los intereses dictatoriales de una minoría hegemónica, la misma que desconoció a la victoria de Jóvito Villalba y derrocó a Rómulo Gallegos, un bastión importante y uno de los primeros intentos de una democracia en Venezuela.

Esto es un resumen de la historiografía venezolana hasta mediados de 1950, luego entra un pacto que permitió el monopolio del Poder, el pacto puntofijista, roto por Hugo Chávez en 1998. Siguiendo la lógica que la historia nos proporciona, ese mismo grupo que ha derrocado los intereses democráticos del país en el pasado es la misma que ahora mismo maximiza –y en algunos casos fomentan- los problemas y los usan con fines propagandísticos, es decir, basado más en la producción de una imagen que en la producción de obras, un sentimiento narcisista dentro del mismo político. Por lo tanto, históricamente estamos condicionados para recibir a la corrupción como algo normal, siempre y cuando esté habilitada una serie de ventajas para los poderosos que acallen los medios de comunicación, para que éstos no interfieran con la vida diaria del Pueblo, en el que, obviamente se ven los resultados de nuestra sociedad, reflejos de altas corrupciones históricas, que han sido factores negativos, condicionadores- condicionados que ralentizan nuestro porvenir; condicionados porque tienen su propia razón de existir –el lucro personal- y condicionadores porque contamina a la sociedad a reproducir dichos actos. He aquí donde entra en juego la revolución intelectual y cultural, para allanar el camino a una sociedad más susceptible al progreso y a la justicia.

miércoles, 10 de febrero de 2016

ENTREVISTA REALIZADA AL SOCIÓLOGO OSWALDO GARRIDO, PARA LA REVISTA: ACENTOS: MODERNIDAD Y AMOR.





ENTREVISTA REALIZADA AL SOCIÓLOGO OSWALDO GARRIDO, PARA LA REVISTA: ACENTOS: MODERNIDAD Y AMOR.

Febrero 2016.


Profesor Oswaldo Garrido, usted un académico dedicado a la reflexión filosófica ¿Cuales son las coordenadas del mundo actual?
Gidden decía en la década de los ochenta, por un lado,  que asistíamos a un mundo desbocada, que los referentes materiales y simbólicos que sostenían la modernidad se había derrumbado, que estábamos en una autopista sin señalización y cuya cúspide fundamental era el riesgo. El riesgo es la caída súbita a una forma de filosofar y de hacer las cosas que se parece a lanzarse desde un piso 34 sin paracaídas. Por el otro está modernidad que discurre se caracteriza por una terrible radicalidad, la profunda <<crisis existencial de los sujetos>>. Yo agregaría a estos planteamientos, que efectivamente estamos en un mundo desbordado por la fetichizarían de la vida,  la vida se ha transformado en una manera mercantilizada de conducirse. Las relaciones son de proximidad o lejanía mediatizadas por la promesa de bienestar o confort. Y la ciudad es la trampa del hombre gregario.

Profesor Oswaldo Garrido, ¿La ciudad?
La ciudad no es la colmena, la ciudad es la segmentación de la vida privada. Un espacio territorial y simbólico donde lo colectivo, la solidaridad y la complementariedad  forman un horizonte subjetivo de lo rural y lo pre-moderno. La ciudad es la condensación de una forma de pensar y el hacer construye su identidad desde la mercantilización de la vida. La ciudad tiene su suma, el sueño, este sueño es acelerar la vida y alejarse de lo comunitario. El ciudadano es un ser de la urbe que desarrollo un gigante ejercicio contemplativo y de consumo. Un actor en el medio de una gran tragedia humana.

Profesor Garrido, ¿Podría Hablarnos del amor, digo ese amor con letargo citadino?
 Aldous Huxley, robándole la frase William Shakespeare en su obra la Tempestad, hacía referencia a un Mundo Feliz, una sociedad programada, estratificada, autosuficiente y somatizada. Erich Fromm,  su libro, El arte de amar, identificaba dos cualidades amorosas: el amor biofilico y el amor necrofilico, mediada por las pulsiones de vida y las pulsiones de muerte. Ambos planteamiento tienen algo de razón.
Pienso que el amor en esta modernidad radicalizada y desbordada el amor es un proceso histórico material y simbólico, un tipo de relación donde lo biofilico va perdiendo el forcejeo contra lo trágico. El amor es un tipo de relación social que se edifica en un momento fundacional de encuentro entre extraños que en un ejercicio de comunión pierden parte de su libertad y soberanía. Asistimos sin horrorizarnos a construcciones afectivas-amorosas atemporales, efímeras y movedizas, donde el mundo material y tecnológico es el  <<numen>> que lo caracteriza. Su espacio territorial se encuentra en los molles, vitrinas y comercios. El amor se alimenta del enorme festín de banalidades que ofrecen a diario los medios de comunicación. Fíjate, la ruptura solo es un drama para seres antaño y trasnochados. Se está produciendo una especie de pérdida de los lazos inter-locucionarios, las relaciones se rompen por mensaje de textos, descomedidos y sin explicaciones razonables. La desaparición del otro como sujeto del amor-prójimo  es condenado a un terrible olvido. El egoísmo afectivo tiene más de mercancía, casa, carro, regalos, es decir bienes terrenales que de valores judío cristiano que conformaron el mito fundacional de la modernidad que discurre. Estamos ante un tipo de relaciones afectiva que se mueve entre el Ok y el Chao. Una sociedad de cero victimas y el adiós. Formar parte del recuerdo es una ruleta rusa. El simulador el es el sujeto histórico de esta mimetización terrible, y pervivirá.

Profesor, ¿Qué hacer en ese panorama tan desolador?
No podemos hacer nada, solo expectante y boquiabierta vivir esta tragedia.
Profesor  Oswaldo Garrido,  ¿Entonces?
Lo que más me preocupa no es el entonces es el después. Te explico, Decía en una entrevista Jean Manuel Serrat por los noventa, hablando del neoliberalismo: “Una sociedad no puede salvarse sacando a la gente con una pinza (…) Una sociedad se salva toda o no se salva”. Necesitamos un movimiento metabólico, tomando la frase de  Istvan Mestzaros. Ese  movimiento metabólico, debe ser un gesto y una acción colectiva desde adentro, yo suelo relacionarlo con el mito de Prometeo.
Profesor Oswaldo Garrido, ¿Y Simón  Bolívar y Hugo Chávez?
Simón Bolívar y Chávez, fueron y serán unos referentes epopeyicos materiales de capacidades amatorias, con un alto sentido de la historia. Bolívar fue un sujeto  con su idea clara sobre su papel en la historia. Solo toma la frase de Bolívar “: Los tres más grandes majaderos del mundo hemos sido Jesús Cristo, Don Quijotes y yo”.  Ese personaje de nuestra gloriosa historia, vivió una existencia trágica cuando agobiado y enfermo en apuntes del doctor Reverend y el General Montillas, según ambos dijo en su lecho agonizante: “José Vámonos (…) “Vámonos, vámonos (...) esta gente no nos quiere en esta tierra”.
En el caso de Hugo Chávez, comprometido con el socialismo dijo: “No hay amor más grande que el que uno siente aquí en el pecho por una causa, por una patria, por una gente, por un pueblo, por la causa”.


En varios escenarios, Usted ha hecho referencia a dos categorías: Erotización, caotización y neurotización colectiva. ¿Cómo es ese asunto?
Un tiempo histórico caracterizado por un poder obediencial metafísico, un mundo material y simbólico donde todo era explicado desde la razón suprema de Dios, en este mundo la comunidad de interpretación realizaba viajes filosóficos tangenciales, pues todas las cosas se explicaban desde Dios. Allí encontramos filósofos religiosos como Santo Thomas y San Agustín. Este dios opaco y simulo los otros mundos vividos. Por ejemplo, la sociedad occidental se re-encuentra con la filosofía oriental a mediados del siglo pasado. Con el renacimiento, cubierto con el manto de los atributos de la Modernidad, se produce es un proceso de secularización donde el poder metafísico va dando paso a la Razón Moderna. René Descarte crea las bases de los principios de la ciencia, Augusto Comte, separa la filosofía en distintos campos disciplinarios.
Ahora pareciera que las sociedades han perdiendo su rumbo, la idea de desarrollo, industrialismo y productivismo se han transformado en una tragedia, las sociedades viven en la incertidumbre, ese caos paradójicamente han ampliado los escenarios de la libertad. La cotización del modelo civilizatorio ha significado el resurgimiento de actores y sujetos sociales invisibilizados inconformes y solapados con este proyecto colonial. Entonces estamos en una nueva revolución antropológica suprior a la revolución cultural que significo la cristiandad.
La sexualidad dejo de ser el acto reproductivo, ahora es el encuentro con el placer. Los medios de comunicación explotan los cuerpos semi desnudo hasta para vender servicios funerarios. Amor y sexo se han separado en una dialéctica indisoluble.
Los elementos libertarios de ambos procesos, caotización y erotización son los núcleos vivenciales de las relaciones sociales. Miedo y angustias son la cara de una sociedad de fuga y permanencia, que demanda más libertad, des-aceleración de la vida, ecología y reconocimientos de valores pos-materiales. Es una sociedad babieca que se reedifica  el mundo material como la panacea de la vida.


Usted ha hablado de soliloquio colectivo…

Vivimos un tiempo histórico donde hay tres relatos que caracterizan el mundo convival.  El primero es el discurso de la abundancia, donde se asume que las bondades de la naturaleza son patrimonio de compartimiento social. Este discurso lo inicia Rousseau; caracteriza y pervive dos años de conquista y después se camufla hasta el nacimiento del petróleo. Es un reino de la abundancia, de felicidad que coquetea con la revolución francesa. En el discurso de la abundancia todo estamos predestinados a vivir los horizontes de la felicidad y la riqueza. El segundo discurso corresponde a la carencia, recoge la máxima del mito fundacional cristiano: ‘primero entrará un camello por el hueco de una aguja que un rico al reino de los cielos’. Es el discurso que sobrepone la desventura sobre una subjetivación de la riqueza. Del tercero se habla del concepto de lo virtual, en el cual, las grandes utopías de las revoluciones económicas y antropológicas pueden ser alcanzadas.
Estos tres discursos se conflictúan con los alcances de la modernidad porque esta se ha transformado en una gran tragedia en la forma de saber y de hacer. La modernidad es el momento histórico de conciencia que ha dejado más deudas, por ejemplo, el concepto de democracia. La democracia, tiene como valor sustantivo la igualdad, la justicia y la inclusión, pero sus mecanismos operativos han dado como resultados que la democracia se haya transformado en una especie de espanto histórico que incluye sobre sus inconsistencias sociedades más desiguales y excluyentes, y este soliloquio colectivo está vinculado entonces a tres procesos materiales y simbólicos que giran en torno a que la gente posee un mundo-país nominal, un mundo-país real y un mundo-país subjetivo.  
El mundo-país subjetivo se confronta con el mundo-país nominal y el mundo-país real, estaremos entonces sociológicamente hablando en una crisis de generalidad ilusoria cuando confronta lo nominal, lo real y subjetividades, por ejemplo, el derecho a la vida y la violencia. Todos tienen derecho a la vida. En la vida real esta no tiene ningún valor y subjetivamente espera que su vida se prolongue hasta la infinitud familiar.

Estamos en presencia de una sociedad que se habla silenciosamente desde sus discursos interiores y guarda para sí la posibilidad de una acción futura.
Entre algunos planos puede existir una relación entre discursos, pues hablando en este caso entre la carencia y lo virtual, puede introducirse como ejemplo a Martín Heidegger y sus 4 realidades sobre el mundo moderno, el cual explica que a menos que el hombre apacigüe su vorágine de codicia, estará atentando contra la naturaleza, y viajando entonces a su extinción como especie.
Estos tres discursos caracterizan al Atila moderno. 


¿Por qué habla de un Atila Moderno?


Atila fue el último y el más poderosos de los caudillos hunos, desmembrando y evolucionando el mundo romano a lo que posteriormente sería conocido como la Edad Media. Fue coronado su hermano Bleda, pero Atila, en una cacería contra un jabalí, decide asesinarlo para quedarse con el gobierno (podemos establecer un símil entonces con la historia de Rómulo y Remo). Roma, debilitada por la corrupción interna, sumándole el poder creciente de las tribus bárbaras y generales codiciosos, institucionaliza los tributos y aumenta los rescates por cada romano capturado al ser incapaz de defenderse eficazmente. La tribu, decide atacar a Roma para saquear sus riquezas, y tan sólo se detiene al llegar a las mismas puertas de la ciudad, solamente la actuación del Papa pudo evitar la captura y la quema de la mismo, a cambio de un alto precio, moral y material.
El Atila moderno se fundamenta en dos cosas: el superhombre de Nietzsche, el cual significaba la revolución del hombre por sobre los rezagos de la idea de Cristo. El superhombre es el anticristo, no de los términos de la crucifixión, sino en la valoración de la vida material sobre lo espiritual. Y el segundo, el hombre nuevo del Che, el cual  se fundamenta en el desarrollo ética del hombre a través de la solidaridad, superando el egoísmo. El Atila moderno es el Terminator.


Profesor, Ud. habla de poesía y Terminator, ¿Podría aclarar algo?
La poesía, es una mayéutica que se rebela contra el festín de las bandalidades, el zombismo y la somatización social. Es el acto de rebeldía de la palabra sobre la forma de vidas instituidas.

A final de cuentas, ¿Y usted?
La poesía no es una mercancía, no se exhibe en los anaqueles, es profunda, transforma como un acto la vida de los incrédulo y se rebela contra un psiquismo maltrecho social para evitar caer en el zombismo social. La poesía es el supremo acto de realización humana, es la palabra de los incrédulos.