sábado, 29 de octubre de 2016

Oswaldo Garrido. LA PINTURA DE SERGIO GARRIDO COMO UN ESPEJO





Maracaibo, 06 de Agosto 2016

La obra de Sergio Garrido, recolecta la metáfora, signos y símbolos de un cosmos,  que es la ciudad puerto  Maracaibo.  Un ser y hacer que conjuga en sus personajes una identidad multifacética en pleno proceso de construcción social de la identidad universal.

Se trata de la puesta en escena de rituales sociales cuyo elemento central lo constituye la mujer, siendo una crónica visual de prácticas sociales cotidianas, que por pertenecer al instante del ahora muchas veces son como espejos que se hacen invisibles antes los ojos abarrotados por el sol.

En ese sentido, Sergio Garrido con sus pinceles y pigmentos, constituye un cronista paradigmático centrado en las mujeres, el lago y la luz. Sus formas alargadas denotan una aptitud de ruptura con el mundo cartesiano preocupado por los equilibrios y la simetría propia de la razón moderna que parte de una concepción material del mundo  heredada de René Descartes.

Las mujeres desarrolladas en su obra, constituyen el logo y el numen de una sociedad cuyo rasgo primigenio es una perspectiva matrilineal que se hunde en la raíz profunda de un natismo que pervive en las  significaciones del ser zuliano, que su ubicación frente al mar Caribe,  trata de ser una totalidad que agrupa en un mismo conjunto naturaleza-mujer-hombre, lo cual condensa un sentido de humanidad, performado  con pulsiones y ritmos acelerados de un teatro donde cada individuo aporta su mundo de vida para la gran escena de la cotidianidad.

Pareciera que es un trapecista osado, suele mutar su composición, reimpulsada por los colores vivos  –decía José de Acosta, el gran cronista español, que el trópico o Zona Tórrida, desvanece el discurso científico de Aristóteles  y Platón, ya que su  geográfica en relación con la ubicación del Sol, las cosas en las Indias Occidentales rompen y siempre andan buscando significación-, pasa de un tema a otro. Este Bamboleo en las escenas es una apuesta a intencional, ya que trata como los viejos cinematógrafos de recoger el instante donde como cabelleras se tejen el mundo de la vida citadino.

Por tanto, el conjunto de las obras de Sergio Garrido, es como una novela que un escritor tiene en su escritorio en pleno desarrollo. Donde cada personaje va creando su drama en relación a los otros dramas de los personajes alternos. Esta correlación de personajes quijotesco, aunque no aparece Sancho, deja traslucir como los espejos de Borges, unas dulcineas imaginarias que asumen expresión de verbo visual en su pintura.
Un viaje tangencial por los títulos de sus obras  da cuenta de las palabras dichas en este texto, doy testimonio de fe, de su apostolado en la pintura y de sus aportes al discurso pictórico de la ciudad-puerto-universal-Maracaibo, crisol del Sol y los colores.

Sergio Garrido es como  un Alfred  Hitchcock que se dedica a la pintura, osado y coherente en su discurso. En su obra no hay vuelta atrás.

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