COLOMBIA JUGANDO A LA
RULETA RUSA: ENTRE LA GUERRA Y LA PAZ.
Por: Oswaldo Garrido.
Cuando la comunidad
mundial apostaba y estaba segura del triunfo del Sí sobre el No para legitimar
el Acuerdo de Paz entre el gobierno colombiano y la FARC-EP (tras 4 años de
negociaciones en Cuba entre el Gobierno y las FARC EP, y la firma hace un par de semanas en Cartagena
de Indias el acuerdo previsto para poner fin a 52 años de guerra civil), medio mundo quedo boquiabierta y sin
respiración con los resultados, cuando las encuestas previas al plebiscito
arrojaban los resultados de respaldo al
proceso de negociación. La estadística da cuenta: el 50,21% de los votos ha rechazado la paz, y el
49,78% han apoyado el Sí, con 60%
de la abstención. Racionalmente es imposible analizar cómo un pueblo que ha
sufrido las consecuencia de una dura y cruento conflicto le haya dando
semejante patada a la mesa y las arduas negociaciones realizadas en la Habana
para poner fin al conflicto y construir un nuevo escenario de paz.
Un análisis
sociopolítico, aunque tangencial podría darnos luz para abordar la negativa de
la sociedad colombiana a la concreción del Acuerdo de Paz:
El imperialismo norteamericano no desea la paz en Colombia, ya que la
industria militar Norte Americana obtiene grandes recursos financiero
promoviendo el conflicto. El triunfo del Sí para legitimaria la paz pondría poner entre dicho la ocupación de
Estados Unidos a Colombia a través de sus bases, asesores y efectivos militares con el
terrible propósito: detener la avanzada guerrillera, control sobre la
producción de narcóticos, detener la
Revolución Bolivariana y asegurarse fuentes energéticas y recursos naturales.
Colombia es la ruta del grial por su ubicación geopolítica con puertas a dos rutas
oceánicas. La República Bolivariana es
el Dorado con las reservas petroleras del mundo.
Se produjo una enorme simetría comunicacional en la campaña
entre el Sí y el No. A pesar que el
Presidente Santo posee fuertes vínculos comerciales con las empresas de las
comunicaciones colombianas, las para empresas transnacionales aliadas con la
para-política que representa Álvaro
Uribe Vélez, utilizaron una psicocampaña terrorista para socializare el miedo,
la incertidumbre y la desconfianza en la
sociedad, y apelo al más rancio anti
comunismo, chauvinismo y xenofobia. El contenido de la psicocampaña utilizó
despiadadamente las imágenes de nuestro presidente Nicolás Maduro y del Comandante
Fidel Castro, como los personajes que tras las negociaciones, abrirían las
puertas a un régimen antidemocrático. La realidad es clara, en la República
Bolivariana de Venezuela a la cabeza
Nicolás Maduro se respiran aires de democracia, justicia social, equidad
y libertada de opinión y expresión. En Colombia la oposición se encuentra en
las montañas, cementerios y fosas comunes. El No se impuso a punta de
terrorismo comunicacional.
La oligarquía y la burguesía reaccionaria colombiana apostaban al fracaso de las
negociaciones de paz, la razón sencilla y llana. En el desarrollo de las
negociaciones han surgidos y debatidos temas como la reformas políticas,
económicas y sociales. De debatió sobre la reforma agraria, las victimas, los
culpables. A este sector social no le convine cambios fundamentales, desean
dejar las cosas como están.
Contribuyo al triunfo del No sobre el Si, las fronteras entre lo citadino y lo rural, entre
lo urbano y el campo, entre la clase media que espira a ser burguesía y el
campesinado empobrecido por el conflicto y los Tratados de Libre Comercio. La población
que consume las mieses citadinas escasamente es tocadas
por las ondas del conflicto que se desarrolla en las zonas campesinas.
Luego del revés de los resultados, vislumbro un trágico
camino para Colombia:
Por un lado, trabajar afanosamente por avanzar en la
construcción de un camino para la paz entre los actores involucrados, y la vez
crear una conciencia de convivencia de despolarizaciones pluralizante en la
sociedad Colombia, la cual requiere la participación activa de la iglesia, los
partidos políticos (sobre todo los sectores de la nueva izquierda) y la
escuela.
Por otro rechazo al militarismo y guerrismo promovido por la
doctrina de la Seguridad Democrática, sobre la cual gira la parapolítica y la paraeconomía, en cuya cabeza se
visibiliza Álvaro Uribe Vélez y su camada de buitres, por sus nefastos resultados para Colombia y el
resto de la región, en torno
La diplomacia bolivariana debe y tiene el deber histórico y
la responsabilidad ética de apoyar la construcción de una paz duradera y justa
para el hermano pueblo colombiano, al cual estaremos atados hoy, mañana y
siempre.
De lo contrario, el triunfo del No sobre el Si, llevaría
implícito el sello de la muerte y de la
calamidad a la población más deprimida de Colombia, que al final de la cuenta,
son los invisibilizados por los medios de comunicación y las elites económicas
y políticas responsable del alto grado de desarrollo histórico del conflicto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario