La parte que corresponde al
pensamiento, al conocimiento, al razocinio, a lo lógico, a lo razonable, a lo
ideal, a lo que de alguna u otra forma se le puede dar una explicación y se
pude razonar, es lo que llamamos Razón.
Por otro lado se encuentran los
impulsos, lo que no se puede explicar, aquello que hacemos sin pensar, sin
medir las consecuencias, aquello que dejamos llevar solo por los impulso, por que lo que de alguna u otra
manera sentimos y podemos hacerlo solo llevado por los sentimientos impulsados
por el Corazón.
La parte que corresponde al
pensamiento, al conocimiento, al razocinio, a lo lógico, a lo razonable, a lo
ideal, a lo que de alguna u otra forma se le puede dar una explicación y se
pude razonar, es lo que llamamos Razón.
Por otro lado se encuentran los
impulsos, lo que no se puede explicar, aquello que hacemos sin pensar, sin
medir las consecuencias, aquello que dejamos llevar solo por los impulso, por que lo que de alguna u otra
manera sentimos y podemos hacerlo solo llevado por los sentimientos impulsados
por el Corazón.
Existen circunstancia que por
darle prioridad a lo que siente el Corazón,
se pierde la Razón, y no pensamos
o razonamos todas las consecuencias que puede traer consigo la acción
emprendida y por el contrario, sucede en algunos casos que por buscar numerosas
razones y/o explicaciones a alguna situación,
se alejan oportunidades importantes de hacer brillar el Corazón.
Tenemos que procurar mantener
una posición ante cualquier situación para que nunca impere uno sobre el otro y
colocar en una balanza siempre lo que sentimos, para tener oportunidad de vivir
a plenitud todos los momentos maravillosos de la VIDA,
sin perder la oportunidad de que la
Razón y el Corazón, pierdan el equilibrio.
Elaine Bastidas.
Residente de Imagenología, cursante de la Especialidad
médica. Convenio UBV-Hospital Coromoto.
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