EL
DESARROLLO ENDÓGENO: ADMINISTRACIÓN Y GESTIÓN PÚBLICA PARA LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL
REPENSADA DESDE LAS ORGANIZACIONES
POPULARES.
Realizado por: Oswaldo
Garrido[1].
Venezuela como formación histórica-social se
encuentra íntimamente conectada a la configuración de la colonialidad en su
relación <<centro-periferia>>, que se expresa como la Modernidad configurada
a partir de la dependencia con el <<sistema-mundo>> capitalista.
Cabe destacar que la formación histórico-social de
Venezuela, es la misma lógica que a asumido el <<sistema-mundo>>
capitalista, teniendo como área de irradiación a la periferia constituida por
los países latinoamericanos, que han permitido la ventaja comparativa para la
acumulación del capital y la reproducción de las relaciones de producción
capitalista, con todos los sesgos que se conocen hoy día.
Para Enrique Dussel (1998: 129 -314),
el estudio de la Modernidad, es un fenómeno
complejo, subsumido en una lógica enraizada en el devenir histórico, por
tanto no es solo un hecho filosófico, es un acontecimiento de múltiple
naturaleza y de implicaciones diversas.
Plantea que la Modernidad pude ser abordada desde dos
paradigmas:
El primer
paradigma evoca la
Modernidad, desde una posición eurocéntrico, se concibe como un fenómeno exclusivamente europeo,
cuyo hito fundacional se localiza en la
Edad media, que logra difundirse al resto del mundo
inexorablemente.
El segundo
paradigma, tematizado como paradigma
mundial, concibe la Modernidad como la
cultura del <<centro>> del <<sistema.-mundo>>, el
primer <<sistema-mundo>>, que seria imposible sin la incorporación
de Amerindia y como el resultado de la <<gestión de la
centralidad>>.
Paralelamente Enrique Duseel (1998: 51) introduce una
novedosa tesis, la cual sostiene, que la centralidad de Europa en el
<<sistema-mundo>>domínate, en tanto ejerció de totalización del
mundo, recibe impulso del hecho del descubrimiento, conquista e integración de
Amerindia, la cual le proporciona a Europa ventaja comparativa determinante
para imponerse sobre los existentes
<<sistemas interregionales>>: El mundo otomano-musulmán, la India o la China que existían con
anterioridad, palideciendo ante la <<gestión>> de la centralidad
europea edificada en el <<sistema-mundo>> dominante.
Esta ultima tesis, permite comprender las razones por
las cuales el <<centro>> del <<sistema-mundo>> se
conformo como hegemónico, simultáneamente modelando la
<<periferia>>de acuerdo a su racionalidad instrumental.
En ese sentido, lo que son en el presente los países
latinoamericanos, en su formación histórica-social, constituye el reflejo y
consecuencia de la configuración del <<centro>> capitalista del <<sistema-mundo>>,
dominado primeramente desde Europa, pero después de la Primera Guerra mundial, desplazado a Estados Unidos, que mantuvo su
entroncamiento con los viejos ideales de progreso.
En la modelación de América Latina, la gestión desde
la centralidad, discursivamente da cuenta de la noción de progreso, enmarcado en una
historia lineal-unificada hacia la cual transitaba inexorablemente el discurrir
de la humanidad, vinculado al proceso de la conquista, se reconfiguro con las
Guerras de independencia y se visualizo como proyecto dominante con la
irrupción de EE.UU. como potencia hegemónica.
Elide Rivas (2001) plantea, que el siglo XVIII se
caracterizó por un marcado optimismo, fe ilimitada en el progreso y en el logro
de la felicidad en el presente. El progreso fue entendido como la marcha del
hombre hacia la felicidad, en un proceso lineal, continuo e indefinido. En
general, se consideraba que este progreso contribuiría el desarrollo científico
y económico, es decir, que la felicidad aumentaría en proporción directa con el
desarrollo material y, para alcanzarla, era necesario preparar a la
población para el futuro deseado.
En ese orden discursivo, el relato de progreso estará
sustentado en las grandes tradiciones de la cultura occidental, igualdad,
propiedad y fraternidad, subsumidas en el modo de producción capitalista, que
requiere la presencia del Estado liberal, contra-fuerza a la creciente la lucha de clase que implica la acumulación
dado su proceso de expansión capitalista.
Lo desplegado fue una <<visión de mundo>>,
que se venia confrontando con las otras perspectivas existente. Se asiste a la
confrontación de tres categorías
históricas: creación, evolución y desarrollo, que en su apariencia
semántica parecieran no poseer diferencia, pero en el campo de las ciencias
sociales dan viso de racionalidades
distintas.
La noción de creación da cuenta de un mundo erigido
bajo el imperio de Dios, la evolución detona el nacimiento de un proceso de
secularización que abre camino a la racionalización del mundo a través de la
ciencia, en tanto que desarrollo es la categoría mas acabada de la modernidad
que da cuenta de la idea de progreso que ha sustentado las grandes utopías de
la humanidad.
En ese sentido, la noción de desarrollo, más allá del
discurrir de la historia, se encuentra íntimamente ligada al pensamiento
liberal clásico de Adán Smith, Malthus y David Ricardo, el cual a partir de
la economía de mercado visualizaba un prometedor futuro para la humanidad, pero
fue el marxismo, que situó el tema del desarrollo centrado en una práctica
económica-social encarnada en la lucha de clase.
Marx, quien
logra darle un viraje a la
significación, logra establecer y poner de manifiesto las leyes del movimiento de la economía
capitalista, razón por la cual su aportación constituye la primera teoría
importante del desarrollo. Marx
ubico el génesis el problema del desarrollo en la relación entre capital
y trabajo, que constituyen la piedra angular para el en análisis del capitalismo.
La noción de desarrollo no ha permanecido estática,
es un concepto que ha buscado significación, de tal modo que dependiendo del
momento histórico ha y variados sus
enfoques desde el crecimiento económicos a aspectos como el desarrollo humano,
de las capacidades, hasta llegar al conjunto de significaciones que lo
caracterizan en la actualidad. Pero el planteamiento mas intrincado es la
confrontación de desarrollo y subdesarrollo, esta movilización del concepto de
una significación a otra, estará modelada por el paradigma del desarrollo que
se impone.
Por tanto, en este trabajo no sea desea realizar un
estudio de la noción de desarrollo, se desea destacar, que el desarrollo en la
actualidad es una categoría de análisis fundamental para el camino del <<sistema-mundo>> y,
en la perspectiva de la transformación venezolana es fundamental repensar y
redefinir su curso.
En el caso venezolano, al igual que el resto del
continente, cuatro paradigmas de
desarrollo han marcado la ruta del país de cara a la integración al <<sistema-mundo-capitalista>>:
el liberal, el estructuralismo cepalino, neoliberalismo y el
neo-estructuralismo (paradigma alojado en la actualidad en la interpretación
social que se desarrolla). El transito de un paradigma a otro, se explica por
sus respectivas crisis para dar cuenta al encargo de la sociedad en los países Latinoamericano y caribeño.
José J. Contreras,
Alejandro Ochoa y otros (2007:41) sintetizan el proceso resaltando la dimensión positivista del
desarrollo, la cual puede resumirse en las siguientes características: a. El
desarrollo es un proceso lineal y predecible. b. Está condicionado por la
imposición de valores asociados a un agente que desarrolla y otro que se asume es
el objeto del desarrollo. os resultados del desarrollo están condicionados y
limitados a la relación
causa-efecto.
Los mencionados autores en e trabajo, citando a Adrúsbal Baptista, 2004, plantea que “en resumen, el
proyecto desarrollista venezolano (industrialista y modernizador) ha sido un
fracaso ya que en lugar de lograr construir una economía capitalista dinámica y
competitiva ha creado una economía parasitaria que vive de contratos indebidos
con el Estado en la que el necesario equilibrio de la sociedad capitalista
entre el Estado (lo político) y la sociedad civil (lo económico) no. Como
resultado existe un mundo empresarial no competitivo, arrasado y destruido la
mayoría de las empresas, especialmente las manufactureras.
Según Hernán Pardo (2002: 22-24) el campo de la
acción de las organizaciones populares, dado las condiciones del sistema
político de conciliación de intereses, producto de esa situación fue confinado
a los rituales de la ciudadanía secuestrada, constreñida a la lógica del
Estado, en la de los Partidos políticos y reducida en su actividad a los
espacios privados. Por tanto se habla de
una privatización de la política. Este hecho significo que la administración y
la gestión pública no involucraban la presencia de estas organizaciones
sociales dentro del contexto del desarrollo para potenciarlos. Los hechos de 27
y 28 de Febrero y la Rebelión
militar del 4 de Febrero es una repuesta a esta práctica institucionalizada
desde arriba por el consenso y los acuerdos de las elites económicas, políticas
y sociales.
No obstante la crisis paradigmática, va acompañada de un nuevo
escenario, cuyo rasgo esencial es una crisis epistémica que ha estremecido el sustento de la ciencia al servicio del capitalismo
y sus praxis de deshumanizar las relaciones sociales.
La crisis de los paradigmas de desarrollo, desde
luego hizo patente en la parte instrumental, referidas a la administración y la
gestión publica, mediante las políticas publicas se concretan en la realidad
social, creando un clima favorable en el proceso de repensar y redefinirla
sobre un primas teóricos que desde donde se pueden derivar planteamientos
innovadores que permitirán avanzar en la
resolución de los problemas sociales
producto de la dinámica del capitalismo.
En ese sentido se
puede decir, que ha germinado una crisis de las teorías y los enfoques de
desarrollo, ya que no pueden darle repuesta al mundo, su anclaje se ha sumido
en un escurridizo ejerció teórico-praxis, en reelaboración la criticas el quehacer
científico de la administración y gestión pública, cuyo fin estuvo orientado
hacia la reproducción de las relaciones de producción capitalista.
Marcel Valcárcel (2006 s/f), arguye
que las teorías y enfoques de desarrollo, subsumidos en el
cuestionamiento epistémico son esencialmente; los enfoque de la modernización (1945-19659), dependencia (1965-1980), necesidades básicas
y el desarrollo a escala humana (1975-1980), neoliberal y la neo-modernización:
ajuste estructural y Consenso de Washington (1980-1990), de las capacidades y el desarrollo humano
(1990-2000), enfoque territorial y los
denominados enfoques del post-desarrollo (1990-2000), unos mas estremecidos que
otros.
La explicación de la crisis paradigmática
(crisis del sistema.-mundo-capitalista).
Según Karl Popper (1985: 105-136) las teorías nacen y mueren como los organismos.
Mueren cuando nace una nueva teoría que la falsifica o la contradice. En
cambio, Thomas Kuhn (1992: 112-149) en un señalamiento contrario, considera que
las teorías no mueren porque los nuevos datos o hechos descubiertos las
falsifiquen, sino simplemente porque surgen nuevas teorías alternativas, nuevos
paradigmas, que explican la misma situación aunque de otra manera. El cambio
del paradigma vigente es la causa, según Kuhn, de las “revoluciones
científicas“.
No obstante en la
teoría marxista, los cambios del los
paradigmas están asociado a las relaciones sociales de producción y a la lucha de
clase que se confrontan en el modo de producción concreto, se encuentra
vinculada al momento de contradicción, de
enfrentamiento entre elementos opuestos, y su capacidad para promover el
cambio. Es ese sentido, una visión de mundo entra en crisis cuando no resuelve
las contradicciones que derivan del modo de producción, determinado por la
estructura económica histórica y concreta.
El hecho es que,
según Haydee Ochoa (1995: 98), “La llamada teoría de la administración y la gestión pública es relativamente reciente, se ubica a
fines del siglo pasado con un avance lento en su desarrollo. Desde sus orígenes
hasta la década de los setenta el cuerpo de conocimiento que la sustenta es
prácticamente el mismo, con profundas limitaciones para comprender el fenómeno
que intenta explicar, mas que una teoría, constituyen recomendaciones, apreté
de ello, los avances producidos desde otras disciplina y desde la propia teoría de la administración
pública son prácticamente desconocidos”.
La autora, afirma además, “se identifican tres crisis, la primera se
produce después de la
Segunda Guerra Mundial y su principales repuestas son el
surgimiento de las políticas pública como disciplina que asume el estudio de la
administración y su repuesta es la
administración para el desarrollo como un conjunto de propuesta de reforma para
los países subdesarrollados. La segunda crisis se produce en la década de los
setenta y tiene como repuestas el paradigma marxista de la administración
pública. La tercera, se presencia en la actualidad, se ubica históricamente en
los ochenta, en cuyo contexto surge la gerencia pública como disciplina para
abordar la administración pública”.
El autor este
trabajo, postula que la crisis, es una crisis profunda de la filosofía y el
paradigma organizativo del mismo concepto de desarrollo, que se traslada a al
ámbito de la administración y la gestión publica.
Este problema abordado, presentado como coyuntural,
es para los marxistas producto concreto
de leyes y regularidades históricas y materiales, ocasionada por el tipo de
articulación entre el hombre y la naturaleza, entre el trabajo humano y el
capital en el sistema capitalista.
Alfred Schmidt (1977:
152), la crisis, determinada por la existen del enmascaramiento de la realidad
concreta que esconde la conflictividad de las relaciones sociales que logran
mediar en el pensamiento, “Todo
modo de producción es una forma de relación del
ser humano, de la sociedad, y el cosmos. Todo modo de producción entraña una
relación entre las necesidades de subsistencia de la especie humana y las
condiciones de existencia del universo. Todo modo de producción implica una
forma específica de resolver las necesidades de conservación y reproducción de
la especie en medio de la escasez del universo”.
Siguiendo a Marx, Schmidt
arguye que el nacimiento de la propiedad privada representa la génesis
de las formas de la relación destructivas del ser humano con la naturaleza, que
a través de la historia, compuesta por las distintas etapas y modos de
producción por las cuales ha transitado
la humanidad, han venido a consolidarse y a encontrar su más plena expresión en
el capitalismo.
Ahora cómo repensar, que hacer, cuál es el otro desarrollo necesario
para profundizar las transformaciones estructurales que se adelantan en la
sociedad venezolana, constituye la
pregunta-dilema fundamental en el
momento histórico que se vive en el país.
En el caso venezolano,
la idea que ha tomado más fuerza,
transformada en un discurso oficializado como lineamiento estratégico de
la nación, presupone el modelo de desarrollo endógeno como la ruta para la transformación de las condiciones económicas,
políticas y sociales existente.
Para Alejandro Ocho
en una entrevista realizada por Amadine
Ramis
publicada el 31/03/ 2008 en Aporrea, destaca que “la aparición de este discurso puede entenderse como la búsqueda de una plataforma técnico-política de legitimación de la transformación social, cultural una vez agotada la civilización occidental fundada en la modernidad. En ese sentido, no se trata tanto de un modelo alternativo, o de solución a los problemas estructurales de las sociedades occidentalizadas, o mundializadas. Se trata de proponer el espacio conceptual para pensar al desarrollo como problema y no como respuesta. Esta aclaratoria tiene el propósito de salir al paso a una forma comúnmente asociada con todo aquel quien dice desarrollo, a saber, que propone una solución. La postura conceptual y política desde la cual se parte, es que lejos de concebir como problema la realización del desarrollo, hay un problema anterior que nos mantiene prisioneros y es el modo de plantear el proyecto de una sociedad como problema”.
publicada el 31/03/ 2008 en Aporrea, destaca que “la aparición de este discurso puede entenderse como la búsqueda de una plataforma técnico-política de legitimación de la transformación social, cultural una vez agotada la civilización occidental fundada en la modernidad. En ese sentido, no se trata tanto de un modelo alternativo, o de solución a los problemas estructurales de las sociedades occidentalizadas, o mundializadas. Se trata de proponer el espacio conceptual para pensar al desarrollo como problema y no como respuesta. Esta aclaratoria tiene el propósito de salir al paso a una forma comúnmente asociada con todo aquel quien dice desarrollo, a saber, que propone una solución. La postura conceptual y política desde la cual se parte, es que lejos de concebir como problema la realización del desarrollo, hay un problema anterior que nos mantiene prisioneros y es el modo de plantear el proyecto de una sociedad como problema”.
Según el
entrevistado, el origen del desarrollo endógeno, hay que rastrearlo en los “trabajos
de Osvaldo Sunkel, que fue una repuesta al discurso sobre desarrollo económico
de los 80, previo a la aparición de una postura del desarrollo de carácter
neoliberal. Centrada en la utilización del conocimiento y la tecnología para
incrementar el valor de las potencialidades de las localidades, el desarrollo
endógeno apareció como un mecanismo de nivelación de las
capacidades técnicas para incrementar la producción. Luego, surge el discurso
del desarrollo endógeno de connotación europea: Vásquez Barquero, Boisier son
referencias importantes. Posteriormente, se comienza a plantear la necesidad de
una revisión conceptual y de los fundamentos del desarrollo desde una
perspectiva socio-histórico”.
Esta necesidad de cambiar el significado de los conceptos conocidos y familiares, dice Alejandro Ochoa, “el desarrollo endógeno surge como la confluencia de dos fuerzas complementarias de carácter político. Por una parte, la necesidad de rescatar la condición nacionalista del acceso, uso y enriquecimiento de las bondades y potencialidades de la sociedad venezolana que ha estado marcada por un proceso de enajenación de sus capacidades productivas del sector primario de la economía, y en particular, la extracción de recursos mineros. La segunda, es la necesidad de construir una alternativa de producción (económica fundamentalmente) que permita la soberanía e independencia de formas de relación económica desiguales con otras sociedades”.
Sin embargo, Osvaldo
Sunkel (2005) padre del enfoque del desarrollo endógeno, considera que es una
teoría y enfoque de desarrollo que supera las viejas tradiciones como las de
Raúl Prebisch, quien concebía el desarrollo hacia adentro, desde la concepción
Keynesiana de demanda. Medulada en arquitectura cepalina que establecía la
necesidad de expandir la demanda para que crezca la oferta, al estilo
keynesiano relacionado con la crisis y el desempleo en los países industriales. Prebisch pensaba en otras cosas, que el modelo
productivo de los países latinoamericanos orientaban su crecimiento crecer
hacia fuera. El examen de la situación de desarrollo de América Latina y sus
resultados, según Sunkel, refuerza un cambio de concepción, lo cual significa centrar el tema del desarrollo como
un esfuerzo orientado desde adentro, dirigido
a exportar, crear la capacidad productiva para ofrecer al mercado
mundial productos industriales.
En la experiencia
venezolana el desarrollo endógeno ha forma parte de una visión de país, en un
asunto de materialización del nuevo modelo productivo en el marco del proceso
de transformación revolucionara bolivariana.
El proyecto Nacional
Simón Bolívar, definido como el
Primer Plan Socialista -PPS- del Desarrollo Económico y Social de la Nación para el período
2007- 2013, señala que partir de 2 de
febrero de 1999 se inició un proceso de transformación y de cambios, los cuales
continúa en la actualidad para profundizar los logros alcanzados por las Líneas
Generales del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2001 – 2007.
Este documento, establece
que el nuevo desarrollo, se sustenta en la transformación del modelo productivo,
su enfoque se centre en tres líneas conceptuales: por un lado, “la orientación
de la producción basada en la búsqueda de lograr trabajo con significado, hacia la eliminación de la división social
del trabajo, de su estructura jerárquica actual y a la eliminación de la
disyuntiva entre satisfacción de necesidad” (…) y “producción de riqueza, responderá primordialmente a las necesidades
humanas y estará menos subordinada a la reproducción del capital”, (…) “la
creación de riqueza se destinará a satisfacer las necesidades básicas de toda
la población de manera sustentable y en consonancia con las propias exigencias
de la naturaleza en cada lugar específico” y, finalmente, “el Estado conservará el control total de las
actividades productivas que sean de valor estratégico para el desarrollo del
país y el desarrollo multilateral y de las necesidades y capacidades
productivas del individuo social. Esto conlleva identificar cuál modo de
propiedad de los medios de producción está mayormente al servicio de los
ciudadanos y quienes la tendrán bajo su pertenencia para así construir una
producción conscientemente controlada por los productores asociados al servicio
de sus fines”.
La revisión del
documento, objetablemente no hace referencia al desarrollo endógeno, aun cuando
expresa aspectos de la endogeneidad. Para Boisier (2002:
52-55), la endogeneidad es un fenómeno que se presenta
en cuatro planos: político, económico, cultural y científico y tecnológico. En
el caso anunciado vinculados a aspectos
como; “el modelo productivo se caracterizara por tomar en cuenta aspectos como
las propias exigencias de la naturaleza en cada lugar especifico”, “las
necesidades y capacidades productivas del individuo”.
La revisión de otras fuentes institucionales
públicas, abordan el desarrollo
a endógeno como un proceso dinámico y multifactorial que busca la satisfacción de las necesidades
básicas, la participación de la comunidad en un espacio determinado, busca que
los procesos locales y globales se complementen. Su meta es el desarrollo a nivel local, de la comunidad,
pero que ese desarrollo trascienda hacia arriba, hacia la economía del país,
hacia el mundo (Folleto de desarrollo
endógeno MINCI)
En ese sentido el propósito del desarrollo endógeno,
“da cuenta de las particularidades regionales y nacionales potenciando sus
fuerzas, coordinado para impulsar la
transformación de los recursos naturales, construyendo cadenas productivas,
eslabonando la producción-distribución y consumo, el aprovechamiento eficiente de la
infraestructura y capacidad instalada, la incorporación de la población
excluida, la adopción de un nuevo estilo de vida y de consumo, el desarrollo de
nuevas formas de organización tanto productiva como social y la construcción de
redes productivas de diversos tamaños y estructuras tecnológicas, como pueden
ser las microempresas y cooperativas”.
(En: Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2005-2030. MCT)
En el enfoque de desarrollo endógeno, “términos como
la rentabilidad y el lucro individual pierden su hegemonía como motivo de la
producción, ya que esta se dirige a alcanzar la máxima felicidad y bienestar de
la nación entera. En este sentido, es básico incluir en lo endógeno las
diversas derivaciones de la economía social fundada en valores cooperativos y solidarios”.
(Folleto 1 de desarrollo endógeno MINCI)
En el plano
instrumental, “el modelo productivo estará conformado básicamente por las
empresas de producción social, que constituyen el germen y el camino hacia el
Socialismo del Siglo XXI, aunque persistirán empresas del Estado y empresas
capitalistas privadas” (…) “Estas empresas de producción social, conforman
entidades económicas dedicadas a la producción de bienes o servicios en las
cuales el trabajo tiene significado propio, no alienado y auténtico, no existe
discriminación social en el trabajo y de ningún tipo de trabajo, no existen
privilegios en el trabajo asociados a la posición jerárquica, con igualdad
sustantiva entre sus integrantes, basadas en una planificación participativa y
protagónica, señala el Proyecto Simón
Bolívar.
Las fuentes
documentales oficiales, interpretan
el desarrollo endógeno desde una
relación multifactorial donde lo social se integra a lo económico y a
lo ecológico. Esta integración ocurre de tres maneras:
La integración económica, en donde un sistema de producción específico permite
a los agentes locales (la comunidad) usar, eficientemente, los factores
productivos y alcanzar los niveles de productividad que les permiten ser
competitivos.
La integración sociocultural: de
los actores económicos y sociales (comunidad que produce) con las instituciones
locales, formando un sistema de relaciones que incorporan los valores de la
sociedad al proceso de desarrollo.
La integración política: que se
logra mediante iniciativas de la comunidad y permite crear un entorno local que
estimula la producción y favorece el desarrollo sostenible.
Este proceso de
reconexiones implica que el desarrollo endógeno, recoja y comprenda los
derechos humanos fundamentales como principal objetivo, de manera que se tome
al ser humano en su totalidad, orientado a
alcanzar el desarrollo personal y comunitario, transformar sus propios
recursos para producir nuevas fuentes de empleo, interactuar con la naturaleza
y la tecnología, preservar el medio ambiente y aprovecharlo correctamente, desarrollar
sus regiones, elevar la calidad de vida. (Documento Misión Vuelvan Cara)
Aun cuando, se
reconoce el desarrollo endógeno
solidario y sustentable como una alternativa para la superación del modelo
económico heredado, de cara a potenciar
la justicia social, la equidad y la inclusión de la sociedad a mejores
condiciones de vida, no hay garantías
para dar el gran salto cualitativo hacia un socialismo en el siglo 21.
En la actualidad, el balance
de la profundidad de las transformaciones, tomando como punto de partida el
componente socio-político, denota la existencia de núcleos estratégicos
irresuelto que han ocasionado rezago, se pretende hablar de socialismo, sesgo insuperables dada
la condición del modo de producción capitalista venezolano, atípica determinada
por la naturaleza petrolera del país, entrelazadas con la lógica a las economía
hegemónica de EE.UU., hacia el cual se exporta el 60% de su producción venezolana, potencia que es el principal socio comercial.
Estos núcleos de irresoluciones
estratégicas, son parte de un
compendio para un debate urgente que se
ha postergado, estos nódulos son, el problema de la democratización de los
medios de producción, que al contrario que otros países del continente, en el
caso venezolano se encuentra en manos del Estado, la desaceleración en la construcción de la
institucionalidad revolucionaria y una
notable resistencias al cambio por parte de los actores políticos hacia el
transito de una economía capitalista a la economía socialista.
Asumiendo el debate
de Rosa Luxemburgo con Eduard Bernstein, vinculada al tema al transito del capitalismo al socialismo, a
través del camino de la reforma social o la revolución en los términos del
marxismo duro, el desarrollo de los acontecimientos socio-políticos pudieran estar
dando pulsiones que indica, que en Venezuela se esta imponiendo la visión de la
socialdemocracia, la cual a largo plazo no resolverá las grandes contracciones
del modo de producción capitalista muy atado a la actividad petrolera. El autor
del ensayo observa en situación socio-política un como fenómeno de enorme
peligrosidad, en tanto que lo interpreta como un proceso revolucionario que
puede ser transformado en una tradición de lo nuevo, sustentada en la filosofía
de lo viejo (.como la plantea Bernstein es, para la socialdemocracia, el “ser o
no ser”), si no posee la capacidad para dar el salto en la trasformación económica.
Concuerda con Rosa
Luxemburgo (1977: 49) que las posición teórica derivadas de las conclusiones
generales tareas y prácticas de la socialdemocracia se reducen a que la lucha no
debe encaminar su actividad cotidiana a la conquista del poder político (digo
el socialismo) sino al mejoramiento de la situación de la clase obrera dentro
del orden imperante. En ese sentido, el desarrollo endógeno como esta concebido
no resuelve la contradicción-capital trabajo, sino que profundiza la acumulación
del capital hacia un Estado consustancialmente fuerte y, permite el nacimiento
de una nueva burguesía nacional que se redefine en función del nuevo proyecto.
Mejor dicho por
Engels en el anti-düring ¿como pasar del
gobierno sobre las personas a la administración de las cosas y por la
dirección de los procesos de producción?
Para iniciar la discusión John Hollowoy (1982:
11-17), sosteniente que toda la arquitectura teórica de la administración y la
gestión pública deviene de la literatura burguesa, siendo su objetivo
fundamental mejorar el funcionamiento del Estado liberal burgués, como instrumento
mediante el cual se reproduce la dominación de la clase poseedora de los medios
de producción sobre los asalariados.
Holloway (1982:41), considera que a pesar de las
contribuciones teóricas de los viejos enfoque, “la teoría de la administración y
la gestión pública concebida como el estudio detallado de la organización
interna del Estado, ha sido dominada por la teoría burguesa, la cual es
insuficiente para abordar el cambio, por tanto se requiere realizar un esfuerzo
desde la critica marxista de su teoría y su praxis”.
Es preciso destacar, que el autor arguye que el
enfoque capitalista es caracterizado una profunda debilidad
teórica-metodológica, ya que a pesar de estudiar el funcionamiento del Estado y
a demás de proponer formas de organización, lo caracteriza la incapacidad de
superar las injusticias que se producen en el capitalismo, su limitación
fundamentalmente deviene, que ese enfoque, desprecia en su concepción el
concepto de lucha de clase elaborada por
Marx como categoría medular para el estudio profundo
del capitalismo, para quien “toda
la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad , es una historia de
luchas de clases”.
Este autor expone, que una perspectiva revolucionaria
de la administración y la gestión pública pasa inevitablemente por el proceso
de destruir el Estado que administra sus acciones guiado por los intereses de
clase. Lo cual significa que un análisis
marxista de este fenómeno social, deben partir del reconocimiento de la
categoría lucha de clase como categoría básica para desentrañar el relaciones de dominación que subyacen en su
funcionamiento.
En la misma línea de trabajo, una propuesta que
humaniza la discusión de la administración y gestión pública sin perder su
anclaje en el marxismo lo realizan Ochoa y Gamboa (1984: 47-48), para quienes
la gestión, “es un fenómeno social que requiere la armonización de los hombres
y el mayor aprovechamiento de los recursos, siendo imprescindible la
organización del trabajo colectivamente”.
Este enfoque
coloca su énfasis en la organización del
trabajo colectivo (trabajo conjunto o trabajo comunitario) es fundamental
para abordar los cambios
estructurales que se desarrollan
en el país, y constituye desde los aportes teóricos un punto principista orientador de todo proceso de gestión
emparentada con la vocación del cambio social estructural.
Anaya (2009.), en un artículo publicado en la red,
titulado “La gestión socialista de la administración pública y su significado”,
sugiere que este planteamiento produce un salto radical, cuando hace referencia
a la gestión socialista, la cual “sobresaliendo los elementos que la denoten,
destacando entre ellos no los resultados
que se quieren obtener, si no que el proceso debe ser marcadamente
participativo y humanista, bajo unas relaciones de trabajo de no sometimiento
jerárquico. La gestión vendría a constituir, un conjunto de directrices
dirigidas a incentivar y coordinar acciones para la toma acertada de
decisiones, siendo de carácter público en tanto se encuentra orientada a establecer
y al alcanzar metas colectivas, coordinada con la búsqueda del uso racional de
recursos económicos, cuya premisa esenciales son los criterios de eficiencia y
eficacia para darle repuesta al encargo de la sociedad.
Los rasgos más generales de la propuesta son:
La gestión socialista para su diseño y
planificación tiene que contar con la
participación de los trabajadores y orientada a la elaboración y ejecución de
planes locales.
La comunidad plena y concientemente organizada para que intervenga activamente en la construcción del diagnóstico participativo, determinación de objetivos y metas a corto, mediano y largo plazo, y un claro cronograma de ejecución de acciones para cumplir con lo establecido.
Contar con un equipo de planificación popular, de compromiso probado y de una preparación integral, manejo ético de lo público; referida a la convicción y la responsabilidad que el trabajo colectivo que se realiza, y el entendimiento del socialismo como sistema de organización económica social.
Lo financiero manejado con transparencia y conforme la prioridad establecida por organismos populares quienes tienen la responsabilidad de la realización de auditoria social de los procesos.
Es necesario un real sujeto del poder desde abajo.
Si se observa la administración y la gestión pública
en su dimensión real y concreta, la pregunta inicial realizada por Marx y
reformulada por Holloway, en el caso venezolano se hace más perentorio,
expresándose de la siguiente manera: ¿Qué hacer con el Estado burgués que pervive
como realidad concreta, en un proceso político de transformación revolucionaria
socialista? ¿En definitiva cómo modelar desde el desarrollo endógeno solidario
sostenible, otra perspectiva para abordar la administración y la gestión
publica?
Entendiendo la administración y la gestión publica
como un espacio de sociabilidad desde donde las organizaciones populares puedan
empinarse para contribuir a la transformación
socia.
Según Atilio Boro citando a Holloway (en la Web): “No podemos decir que es necesario primero adoptar métodos
capitalistas (luchar por el poder) para luego ir en el sentido contrario
(disolver el poder). La historia nos grita que esto no funciona: el termidor
estalinista ya está presente en la distinción leninista entre comienzos y desarrollo”.
Agrega acertadamente: “La revolución solamente es concebible si
comenzamos a partir del supuesto de que ser un revolucionario es un asunto muy
común, muy habitual, de que todos somos revolucionarios, aunque en formas muy
contradictorias, fetichizadas, reprimidas (...) El grito, el NO, el rechazo que
es parte integral del vivir en una sociedad capitalista: ésta es la fuente del
movimiento revolucionario”.
En lo que respecta al
Estado y la administración y gestión pública, el problema esta asociado a la
toma del poder y su ejercicio. Atilio Boro plantea
recordar a Lenin, en la cuestión del
poder, ya que subrayó la importancia de
distinguir entre (a) la “toma del
poder”, que era un acto eminentemente político por el cual las clases
explotadas se apoderaban del estado y se convertían en nueva clase dominante y,
(b) la concreción de la revolución,
concebida como una empresa fundamentalmente civilizador, en donde la nueva
correlación de fuerzas favorable a los agentes sociales de la nueva sociedad
era ratificada por el control que ellos ejercían sobre el estado, el entramado
institucional y el orden legal.
La critica marxista a
la administración y la gestión pública, en el caso venezolano y en contexto de
revolución se reduce a utilizar el Estado con calidad política y eficacia revolucionaria para transformación social.
Se entiende la
administración y la gestión publica como ejercicio de liberación de las clases
sociales victimas de la explotación capitalista, que una vez que hayan
desarrollado una conciencia social superior, utilizando los recursos
científicos de esta disciplina le de repuesta al encargo de la sociedad.
La administración y la gestión pública implican un proceso dinámico de
empoderamiento liberador de la sociedad. Hugo Chávez Fría presidente
constitucional de la Republica Bolivariana
de Venezuela en su discurso desde el Zulia, abordo el tema en los términos
siguientes: "si
queremos acabar con la pobreza hay que darle poder a los pobres, si queremos
ayudar al pueblo hay que darle poder al pueblo.
La transferencia del poder al pueblo desde abajo, esta caracterizado por dos connotaciones; la necesidad de construir el poder popular en la figura de los Consejos Comunales como una instancia de gobierno con competencias y capacidad de articulación con las otras instancia de gobierno, y la promoción y acompañamiento de formas de organizaciones populares cuya actividad este destinada a producción de bienes y servicios.
En concordancia con
los anteriores planteamientos, el objetivo de la administración y la gestión pública es generar cambios
radicales corto, mediano y a largo
plazo, orientados a la procura de la igualdad de oportunidades, apoyados por
las misiones educativas, de salud y de desarrollo endógeno, son instrumentos de
tránsito a la democracia socialista.
En ese sentido, en la coyuntura actual hay que
postergar extinción del Estado, es un
instrumento valiosísimo para la profundización de la transformación
estructural, reorientada hacia procesos liberadores, en los cuales se potencian
utilizando las `políticas públicas socialistas necesarias en la transformación
de la realidad concreta e histórica de Venezuela.
A demás la administración y la gestión publica de las
políticas publica requieren de una justa sincronicidad (la simultaneidad en los
esfuerzos) e integralidad entre los niveles de la acción publicas (macro, meso y micro) encaminadas hacia las metas del Proyecto Simón Bolívar.
Sobre
esto ultimo, la Constitución Bolivariana de la República de
Venezuela (1999) indica que la participación
protagónica del pueblo en la formación, ejecución y control de la gestión
pública municipal es un medio necesario para lograr el protagonismo que
garantice su completo desarrollo, tanto individual como colectivo; así como que
las autoridades municipales deberán promover y garantizar la participación de
los ciudadanos y ciudadanas en la gestión pública y facilitar las formas,
medios y procedimientos para que los derechos de participación se materialicen
efectiva, suficiente y oportunamente.
López y Añez (2009: 114-141), plantean
que la gestión municipal es desarrollada “como la materialización de los
lineamientos de la política social, a través de un conjunto de acciones
orientadas a armonizar e integrar a la comunidad en el desarrollo local. Esto
implica lograr una participación del pueblo y, promover entre este, el sentido
de pertenencia de sus espacios, con el propósito de mejorar las condiciones
socioeconómicas de la población.”
Los autores, añade “la gestión municipal tiene como objetivo esencial
proporcionarle la máxima felicidad posible a los ciudadanos, al brindarle la
oportunidad de intervenir en el quehacer local conjuntamente con el gobierno
municipal, al planificar con
criterios de eficacia, equidad y justicia social y, decidir en la política de inversión del presupuesto
municipal, es decir, de los recursos que manejan los distintos organismos
públicos para la el financiamiento de proyectos comunitarios de diversas
naturaleza”.
Por tanto, el autor
de la investigación, propone un espacio de intercepción entre el ámbito de la gestión municipal y el
interés de las comunidades, que a pesar del difícil camino transitado, siendo ese espacio gestacional el campo de gestión comunalizada (reapropiación
comunitaria), para lo cual es necesario un urgente un debate para darle significación en el proceso
sociopolítico que vive el país.
Esta perspectiva otro
mundo posible con otro desarrollo.
El escritor marxista húngaro, István Mészáros sugiere dos rutas para el transito del
capitalismo (cambio metabólico) al socialismo o para el transito desde la
administración de las personas a la administración de la producción: El
imperativo de un orden económico alternativo históricamente sustentable y la
planificación como la necesidad para sobreponerse al atropello del tiempo del
capital.
En relación al orden
económico alternativo, István Mèstzáras (2008:386) considera que debería estar
sustentado en una racionalidad global y humana, porque no puede haber éxito
perdurable sin combinar la dimensión social amplia de la reproducción social
con la búsqueda de una vida con sentido
por parte de los individuos (…) subordinada a la necesidad humana”.
Según István Mészáros
(2008:387) “la planificación, en el sentido mas profundo del termino, resulta
vital para la corrección de los problemas de la sociedad y sus contradicciones.
Pero la planificación en cuestión no se pude concebir sin su correspondiente
dimensión del tiempo histórico (…) un tiempo histórico con significado humano”.
Finalmente el autor
propone la progresiva transferencia de la toma de decisiones a los productores
asociados (es decir transferirlos a todos los niveles, incluido el mas elevado
de estos), el concepto de participación carece de lógica verdadera si no se
rompen las barreras de la escala de lo
pequeño a la grande, o lo local a lo
global (…) pensar lo global y actuar en lo local.
Esta idea se
concretara, utilizando en la transición la coordinación no jerárquica genuina,
en contraposición con todas las formas conocidas y factibles de dominación y
subordinación impuestas estructuralmente.
Conclusiones:
A
finalizar este ensayo, se arribaron a las siguientes conclusiones teóricas,
limitada por la imposibilidad de la aplicación práctica de instrumentos
metodológicos que puedan dar luz sobre el tema en cuestión. Se aclara que los
contructos que se exponen esta sección
no son absolutaciones definitivas, es
estas regularidades están sujetas al rumbo que tome el país en los próximos
momentos.
La
formación histórico-social de Venezuela, para su compresión es necesario
abordarla desde la lógica de la modernidad, considerando su dibujo desde la
perspectiva <<centro-periferia>>, que permitió configurar las
relaciones sociales de producción capitalista.
Esta
modernidad en tanto totalización del mundo, estuvo caracterizarías por un
marcado optimismo el progreso, sobre el cual se construyeron las grandes
utopías; las capitalistas y la socialista.
En
ese sentido, las teorías y los enfoques de desarrollo, aplicados en América latina y concretamente en
Venezuela dan cuenta de cuatro
paradigmas; el liberal, estructuralista, neoliberal y neoestructuralista, los
cuales centran su énfasis en aspectos como el crecimiento y/o la modernización,
determinado por la realidad concreta en que discurren.
Cuando
estos paradigmas no tienen la fuerza necesaria y no logran darle repuesta a los
problemas sociales su filosofía y estructura de organización suelen entrar en
una crisis de paradigma, hecho que ocurrió en el país. Crisis paradigmática que
se extendió a la administración y gestión publica, construida sin considerar la
potencia que pudiese imprimírsele desde las organizaciones populares.
Este
terreno tambaleante de las teorías y los enfoques de desarrollo abrió la puesta
al debate sobre cual es el otro desarrollo deseado, en este contexto la idea-fuerza esta orientada
al desarrollo endógeno como un instrumento de materialización de una nueva
sociedad socialista.
El
autor, considera que el modelo de desarrollo endógeno tributa a palaliar el problema de la
injusticia social, le exclusión y la inequidad, pero es insuficiente para la
transformación estructural, ya que deja intacta la relación
capital-trabajo-capitalista de la
sociedad venezolana.
Finalmente,
a partir de la teoría crítica se pude configurar otro enfoque de administración
y gestión publica, que entrelazada con las organizaciones populares se pueda
superar el estadio de dominación del capital sobre los hombres.
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[1].-
Sociólogo, profesor asistente, dedicación exclusiva de la Universidad
Bolivariana de Venezuela, Master en educación, egresado del
Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño-Cuba, cursante del doctorado de
Desarrollo Estratégico, mención Poder
Popular y Organización Comunitaria.
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