domingo, 1 de julio de 2012

OSWALDO GARRIDO: LA ETICA Y VIRTUD EN LA DEMOCRACIA: NOTAS PARA EL DEBATE. ELEMENTOS PARA LA CONSTRUCCIÓN HISTÓRICA DEL PENSAMIENTO POLÍTICO MODERNO.


LA  ETICA Y  VIRTUD EN LA DEMOCRACIA: NOTAS PARA EL DEBATE.
ELEMENTOS PARA LA CONSTRUCCIÓN HISTÓRICA DEL PENSAMIENTO POLÍTICO MODERNO-

Realizado por: Oswaldo Garrido.[1]

Las notas que presento a continuación, como parte de la memoria escrita que pretende sistematizar los elementos teóricos mas importante en el debate durante las jornadas de trabajo en el doctorado de Desarrollo Estratégico, forman parte de un conjunto de ideas a considerar en el desarrollo de la investigación que me he plantado como tesis.
En ese sentido, son ideas simples que requieren ser objeto de un proceso de repensado mas profundo, fundamentalmente para darle cuerpo al compendio teórico y buscar en sus aportes la fortaleza argumentativa  necesaria para la reflexión científica.

.Para Aristóteles, el hombre es político por naturaleza,  ya que es un ser que vive en comunidad-polis, esta comunidad entre los hombres es una comunidad política, cuya finalidad es el logro de la  vida autosuficiente, feliz y virtuosa... la ciudad es una de las cosas naturales y el hombre es, por naturaleza, un animal cívico. (1)
En la perspectiva aristotélica la ética y la virtud plantea que  la felicidad –el vivir bien- es el objetivo supremo al que la política aspira y el bien es un fin ético; así, la política tiene fines éticos: debe dotar a los ciudadanos de cierto carácter, hacerlos capaces de acciones buenas.
En general puede decirse que en la orientación aristotélica, ética y política, se refieren  al bien del hombre. Y el bien de la ciudad y el del individuo coinciden porque la felicidad de la comunidad, como un todo, es la suma de la felicidad de cada individuo que integre esa comunidad. El Estado, además, ha de dedicarse a educar a sus ciudadanos en la virtud y a permitir que los ciudadanos sean felices.  

El ámbito de la política se realiza en el organismo social cuya expresión es el Estado, el cual es abordado  como una especie de "ser natural" que no aparece como resultado de un pacto o acuerdo convencional entre hombres, sino que es connatural al hombre, es decir, pertenece a su misma esencia o naturaleza. 

Esto conlleva al siguiente planteamiento, "Es evidente, que también el Estado es anterior al individuo por naturaleza, pues si cada individuo, una vez separado o aislado, no se basaba a sí mismo, debe ser referido al Estado total, igual que las demás partes lo son a su todo, mientras que un hombre  es incapaz de formar parte de una comunidad, o que se basta a sí mismo, hasta el extremo de no necesitar esto, no es parte alguna del Estado, de manera que, o bien debe ser un animal inferior, o bien un dios."

Aristóteles considera que pueden darse distintas clases de gobiernos, dependiendo del número de gobernantes: uno solo, unos pocos o la mayoría y cualitativamente, estas formas podrán ser justas o injustas, atendiendo a si su mira está puesta en el bien particular o en el bien común: Las monarquías que es la forma justa de gobierno de un solo hombre, la aristocracia el cual es el gobierno justo de unos pocos y la democracia es la forma justa del gobierno del demos o pueblo.

En cambio Platón, en su obra,  La republica desarrolla la cuestión de la justicia  y realiza un monumental esfuerzo por darle repuesta a las preguntas ¿qué es un Estado justo? y ¿quién es un individuo justo?.

Según Platón, para lograr la felicidad la vida comunal debe primar por sobre la individual. Sólo se logra ser  felices dentro de una comunidad bien organizada. Lo bueno y lo justo son lo mismo para el individuo y la Polis.

De su clasificación de los roles políticos (gobernantes, guardianes y productores) describe las siguientes virtudes,  los gobernantes deben ser prudentes, los  guardianes deben ser valientes y los productores deben ser moderados para someterse a los gobernantes.

La justicia que es una cualidad distinta a las anteriores, pero sobre la cual giran estas, la explica como  una virtud que no está asociada a ninguna casta o alma particular. La justicia es la armonía y perfecta coordinación con que cada estamento o alma cumple la función que le corresponde según la virtud que le es específica.
En ese sentido un hombre justo es aquel que vive en concordancias con las leyes, porque allí están contenidas las ideas del bien.  Platón creía en la existencia de una <<idea del bien>> gracias a la cual los humanos existen y conocen las demás ideas. Planteo,  la idea  que el bien también es el fin último humano.

Sin embargo esta idea del bien no puede ser descrita directamente sino por analogías, para poder acercarse a la verdad hay que ejercitar el intelecto. Es por eso que propone un gobierno de filósofos.
Filósofos modernos como Karl Popper, han criticado el cuadro axiológico que sustentan la obra platónica, este  afirma que <<La  República>> de Platón es una compleja defensa del totalitarismo y de la injusticia.

El mismo Aristóteles, criticará la teoría política de Platón, la utopía de La República le parece demasiado alejada de la realidad, y la política debe dirigirse a lo que hay, no a lo que nos gustaría que hubiera o a lo que debería ser.
Camus en su libro Calígula, parafraseado por Juan Pablo Mivielle,  las virtudes políticas capitales son: la justicia, la prudencia intelectual (phrónesis) y la amistad (philía), que es la que garantiza la cohesión de la vida comunitaria y conduce a la felicidad (eudaimonía: buen vivir). Existe una relación clara entre la prosperidad de la pólis y la vida virtuosa del ciudadano, el oficio por excelencia del hombre libre es la dedicación a la vida ciudadana, y la vida política está encaminada a obtener el bienestar y la vida feliz de los ciudadanos. (2)

Si esto es así, entonces ¿por qué Calígula toma medidas que van en contra de la integridad de la comunidad política; por ejemplo, decretando que todos los que posean fortuna testen a favor del Imperio, desheredando a sus hijos, para luego matarlos según un orden arbitrario dispuesto por él mismo y enriquecer así, las arcas del estado?

Este poder de decidir emana de una entidad y sustancia divina, Calígula es envestido por cualidades superiores a través de los dioses. Pero a pesar de las dotes metafísicas, se percata que: "Los hombres no son felices y mueren". Los hombres y los dioses son seres lejanos.

Camus lo que desea destacar,  que en el mundo de la ética, se produce un vacío absurdo  que ocasiona  los sentidos, los miedos, las personas y el mundo. La terrible realidad es que Calígula quería que su reinado fuera el de lo imposible porque sólo así accederían sus conciudadanos a la libertad y a la felicidad, puesto que la dicha no pertenece al mundo sino que  está más allá del poder de los dioses, el emperador se atreve a querer ser más que ellos, a construir un Olimpo sobre el Olimpo. Y si bien es cierto que las medidas y acciones de gobierno eran extremas y descabelladas, tendían a un solo objetivo: borrar lo absurdo que hace de la vida una nada; es esa lucha constante contra la nada y lo absurdo, esa inmensa pretensión de devolverle a la vida el sentido y la dicha lo que lleva a Calígula a la locura y la muerte. (3)

El pensamiento liberal clásico, logra separar a Dios y a los  hombres, no por capricho, sino porque la razón moderna apertura la comprensión de los fenómenos políticos a la luz de los discursos de la ciencia.

Para  Montesquieu, en el “El espíritu de las leyes   las diferentes naturalezas morales del hombre vienen constituidas por su sociedad. Las instituciones no se han de plegar a fines individuales sino que la realización individual ha de reencontrarse en las instituciones. 

En la tradición que se inicia con Thomas  Hobbes, de iniciar en el campo de la filosofía política el debate en torno al Estado de justicia social, a partir del cual se desarrolla el ideal del  Estado como un <<artificio>> que surge para remediar un hipotético estado de naturaleza en el que los hombres, guiados por el instinto de supervivencia, el egoísmo y por la ley del más fuerte (la ley de la selva), se hallarían inmersos en una guerra de todos contra todos que haría imposible el establecimiento de sociedades (y una cultura) organizada en la que reinara la paz y la armonía. Sin un Estado o autoridad fuerte sobrevendría el caos y la destrucción (la anarquía), convirtiéndose el hombre en un lobo para los otros hombres, según la célebre frase de Hobbes: <<homo hominis, lupus>>. (4)

 La virtud en el  pensamiento hobbesiano,  es la compasión, virtud capaz de destruir cada norma de la ley natural. El Estado define qué es lo debido a todo el mundo. Así pues, en el Estado todo juicio corresponde a quien tiene las espadas, es decir, a quien tiene el poder supremo.
El interés de Hobbes fue legitimar monarquía, pues observaba que cualquier reparto entre los poderes legislativo, ejecutivo y judicial como fuente de anarquía.
 
Argumentaba que la propia naturaleza otorga una razón que  provee de ciertas <<leyes naturales>> que son como "dictados de la recta razón sobre cosas que tienen que ser hechas o evitadas para preservar nuestra vida y miembros en el mismo estado que gozamos". Por ello, el hombre encuentra dentro de sí la necesidad de establecer unas leyes que le permitan vivir en paz y en orden; necesidad que se realiza mediante un pacto o contrato social mediante el cual, los poderes individuales se transfieren a "un solo hombre" o a "una asamblea de hombres": el Estado o Leviatán que, como el monstruo bíblico, se convierte en el soberano absoluto y cuyo poder aúna todos los poderes individuales.

En cambio  Locke, en  “Dos tratados sobre el gobierno”,   considera que la ética esta estrechamente vinculada con  la libertad del hombre ha de extenderse de su persona a su propiedad por la estrecha vinculación que poseen. La propiedad a la que tiene derecho un hombre anterior a las leyes de la sociedad civil es a la que consigue con su trabajo.

Desde el punto de vista, en el campo de las ciencias políticas su contribución fundamental es la noción de estado de naturaleza y su aproximación al contrato entre los hombres para superarla. (5)

La superación del estado de naturaleza implica que cada hombre ha renunciado a su poder de ejecutar por sí mismo la ley natural para proteger sus derechos y lo entregó a la sociedad civil, a la comunidad política.

La superación del estado de naturaleza implica que cada hombre ha renunciado a su poder de ejecutar por sí mismo la ley natural para proteger sus derechos y lo entregó a la sociedad civil, a la comunidad política.

Por eso afirma Locke que “la sociedad política se dará allí y sólo allí donde cada uno de sus miembros se hayan despojado de este poder natural, renunciando a él y poniéndolo en manos de la comunidad (...) se convierte en el árbitro que (...) dictamina sobre todas las diferencias que puedan tener lugar entre los miembros de esa sociedad”.

En tanto el pacto, es la sociedad política  “las personas que se unen en un cuerpo y disponen de una ley común así como de una judicatura a la  que apelar, con autoridad para decidir en las controversias que surjan entre ellos y poder para castigar a los delincuentes”.
Con Hume, el abordaje de la ética en la política toma una ruta interesante,  por cuanto en sus escepticismos,  la ética y la religión son mundos diferentes, aunque no deja de reconocer que ambas guían la vida de los hombres.

De acuerdo con José Luis Taseet, la ética política, partiendo del enfoque de Hume encuentra sus raíces en las emociones personales, “Rechaza los intentos de fundarla en la razón. Lo que mueve al hombre es la pasión y el sentimiento. Por otro lado, el bien y el mal moral, las virtudes y los vicios, los deberes, etc. no son relaciones de ideas ni cuestiones de hecho. Es una falacia naturalista derivadas del <<ser>> y el <<deber ser>>”. (6)

En ese sentido, su concepción de la democracia y la política, puede ser analizado por el  papel que juegan las riquezas y de las posesiones individuales en la construcción de  un gobierno: en base a la utilidad que reporta la defensa de la propiedad privada y la consiguiente administración de la "justicia". No hay contrato alguno que fundamente la legitimidad del gobierno, sino sólo la utilidad que se <<siente>> que aporta la existencia de tal gobierno. En consecuencia, la obediencia o la sumisión al gobierno establecido no tiene otro fundamento que la utilidad que reporta, cesando la obligación de obediencia cuando desaparezca el beneficio o interés de la misma.

En palabras del mismo Hume: "No hay nada menos filosófico que esos sistemas según los cuales la virtud es algo idéntico a lo natural, y el vicio a lo no natural." 

Hume paradójicamente le abre las puestas a la teoría de John Stuart Mil, la cual considera el egoísmo y el individualismo los grandes pilares de la historia humana.

En la teoría de Rousseau, la ética y la virtud en la política, deviene del estado de necesidad (dicotomía entre el estado de naturaleza y la libertad), el cual lo desarrolla de esta manera: “El hombro salvaje (...) no tenía más que los sentimientos y las luces propios de este estado, no sentía más que sus verdaderas necesidades, no miraba sino lo que creía que tenía interés en ver y su inteligencia hacia tantos progresos como su vanidad. Si, por casualidad, hacía algún descubrimiento, no podía comunicarlo, pues no reconocía a sus hijos” (7) Añade, el amor de los hombres, derivado del amor de sí mismo, es el principio de la justicia humana”.

Por otro lado, en el Contrato Social, Jean Jacques Rousseau, sugiere que la ética y la virtud en la democracia hacen alusión a la voluntad colectiva del cuerpo político que se orienta al interés común. Por lo que respecta a la voluntad general, como la voluntad que  reside en el pueblo y se manifiesta a través de la ley votada directamente por el pueblo en asamblea. El ciudadano es soberano en cuanto participa de la voluntad general y, en cuanto es dirigido, es súbdito (aunque libre), porque al obedecer la ley que él ha contribuido a crear, obedece a una voluntad que es también su auténtica voluntad, su deseo natural de justicia.


Es decir, con las palabras de Rousseau, “Cada uno de nosotros pone en común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general; y nosotros recibimos corporativamente a cada miembro como parte indivisible del todo”.

Según Eduardo Bello, en su ensayo “Rousseau político”, plantea que el concepto de política,  puede elaborarse del acto mediante el cual los hombres se preparan para vivir bajo el amparo del contrato de la sociedad. Rousseau,  arroja claras pistas sobre ello: “recuperar al hombre natural y perfeccionarlo bajo la forma de un cuerpo social, requiere un pacto social que restituya bajo otra forma de asociación que defienda y proteja con toda la fuerza común a la persona y los bienes de cada asociado y por la cual cada uno uniéndose a los demás no obedezca sin embargo más que a sí mismo permaneciendo tan libre como antes. (8)

Muy distinto son las concepciones del liberalismo burgués, el cual surge como una necesidad ideológica para darle sustento filosófico al capitalismo industrial, que lucha por alcanzar legalidad y  legitimidad como la formación histórica que se impuso definitivamente sobre los viejos modos de producción antiguos.

De acuerdo con John Stuart Mill,  tomando en cuenta  su concepción utilitaria, aborda la virtud como perfeccionamiento del individuo, la cual implica un proceso de autorrealización humana, concibe la virtud como la condición  necesaria para la consecución de la felicidad y para el interés general de la sociedad. (9)

Lo medular de la teoría ética, remite a que lo justo ya no se define en sí mismo, o conforme a una referencia objetiva, sino que lo justo es lo que tiende a producir felicidad, esta interpretada como <<placer y ausencia de dolor>>.

En esencia Mill sostiene, que la doctrina utilitarista es la que,  mayores beneficios podría reportarle a la humanidad toda. Además, con esta ética el hombre se hace bueno, pues debe preocuparse del bien de los demás: "pocos cuyo espíritu de cabida a la moral, consentirían en pasar su vida sin conceder atención a los demás excepto en lo que obligase a sus intereses personales" (10).
De  la perspectiva filosófica de autor, derivan dos consideraciones:

Primero aborda la política como el campo de la realización individual, ya que    se desarrollan y relacionan formando su propia individualidad, sus caracteres y cualidades específicas frente a la armonización e igualdad social.

Por otro lado,  postula que la democracia representativa  es el gobierno ideal, ya que la soberanía reside en todo el agregado o conjunto comunitario, donde todo ciudadano tiene voz en el ejercicio de la soberanía y de cuando en cuando es llamado a colaborar en el gobierno, bien de carácter local o general, con el sufragio pasivo. Para construir la democracia hay que alcanzar un alto grado de civilización.

La critica a la concepción de Mill,  basada en que su arquitectura intelectual es construida a partir de la racionalidad instrumental, ya que ciertamente la virtud ayuda al progreso y al orden social, pero nunca se la puede subordinar como medio a tal finalidad, pues eso destruye la misma virtud. En efecto, la virtud consiste en el perfeccionamiento del individuo en cuanto tal, y no en un medio para la felicidad de los demás. (11)

La importancia de John Stuart Mil, marcando cierta distancia personal, radica que su perspectiva teórica ha servido para nutrir  el pensamiento político contemporáneo, que postula el triunfo de las democracias liberales modernas sobre otros procesos civilizatorios.

Teóricos como John Rawls lo han utilizado para elaborar sus nociones de justa oportunidad y neoliberales a la usanza de Francis Fukuyama[2], han tomado elementos sustantivos de su posición utilitarista para darle lectura a fenómenos socio-político contemporáneo.

Este contrapunteo teórico entre  diversas posturas filosóficas en relación a la ética y la virtud, en el momento actual se ha reducido a la simplificación de dos visiones del mundo que se encuentran en franca confrontación en America Latina y el Caribe.

Por un lado, el paradigma neoliberal atiborrado del pragmatismo anglosajón, caracterizado por la absolutación de la vida social, esta postura  sacraliza la ética del mercado, la cual deduce la existencia a un credo  norteamericano descrito en  cinco términos; a saber: libertad, igualitarismo, individualismo, populismo y laissez faire, sobre las demás virtudes consideradas en las diversas posturas filosóficas a la cual he hecho referencia en esta hoja para la reflexión en las disciplinas de las ciencias sociales y de la política.

Por otro lado, a pesar del significado real y simbólico del fracaso del socialismo real, en America Latina se esta produciendo un interesante momento para la filosofía política con el resurgimiento del pensamiento político latinoamericano, esencialmente aquel que enarbola la bandera de la emancipación.
Pensadores continentales como Bolívar, Marti, Mariategui están de retorno junto al sujeto reprimido para repensar el humanismo  desde una perspectiva regional revolucionaria.

Concluiré con una cita de Hinkelammert, quien opina que “cuando se habla del retorno del sujeto reprimido y aplastado hablamos del ser humano como sujeto de esta racionalidad, que se enfrena a la irracionalidad de lo racionalizado que oprime.  En esta perspectiva, la liberación llega a ser la  recuperación del ser humano como sujeto”.
 
REFERECIAS BIBLIOGRAFICAS:


1.-  Aristóteles: Ética a Nicómaco, Centro de estudios políticos, España, 1980.

2.- Mivielle,  Juan Pablo. Ética y política: la virtud y lo común, un cruce entre Aristóteles y Calígula. En  consultada el 15 de Septiembre de 2009.

3.- Camus, Albert: Calígula, Losada, Argentina, 1997, p.61.
4.- Olaso, Ezequiel de, “Thomas Hobbes y la recta razón”, en Manuscrito, Revista de filosofía, Centro de lógica, epistemología e historia da ciencia, Universidad de Estadual de Campinas, Unicamp, Vol. IV, N° 1, octubre de 1980, pág.29-35.

5.- Locke, John 1991 Segundo tratado sobre el gobierno civil (Madrid: Alianza).
Traducción, prólogo y notas de Carlos Mellizo.

6.-  Taseet, José Luis. Hume y la ética (contemporánea). En http://books.google.co.ve/books?id=0jrjlS4L2wEC&pg=PA150&lpg=PA150&dq=Hume+la+etica+y+la+virtud+en+la+politica&source=bl&ots=VoQO7yALdT&sig. Consultada el 15 de Septiembre de 2009.

7.- Rousseau, Jean-Jacques. Emilio  Editorial  Alianza, Primera edición 1797. Madrid,  60 p.

8.- Bello, Eduardo, Rousseau político. Universidad de Murcia
http://isegoria.revistas.csic.es/index.php/isegoria/article/viewFile/393/394. Consultado el 16 de Septiembre de 2009.

9.- Stuart Mill, J., Civilización (1836), Collected Works (18), pp. 129, 133-130. (Obras completas, edición de la Universidad de Toronto.

10.- Stuart Mill, J.,. 1861: El Utilitarismo. Barcelona, Altaya, 1994.

11 -. Salerno, A. 2000: El liberalismo de John Stuart Mill. En “Dialogando con la Filosofía. 105 p.




[1] .- Profesor  dedicación exclusiva de la Universidad Bolivariana de Venezuela, Master en Ciencias de la Educación, egresado del  Instituto Latinoamericano y Caribeño (IPLAC-CUBA). Coordina del colectivo docente de Proyectos de interacción socio-comunitario.

[2] .- La idea central que se propone es que la “democracia liberal” se ha impuesto sobre las  muerto las
utopías emancipadoras. El mismo autor ha tenido que corregir su error y reconocer que el marxismo es una alternativa en America Latina  para plantearse el tema fundamental del socialismo.

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