LA ETICA Y
VIRTUD EN LA DEMOCRACIA: NOTAS PARA
EL DEBATE.
ELEMENTOS
PARA LA
CONSTRUCCIÓN HISTÓRICA DEL PENSAMIENTO POLÍTICO MODERNO-
Realizado por: Oswaldo
Garrido.[1]
Las notas que presento a continuación, como parte de
la memoria escrita que pretende sistematizar los elementos teóricos mas
importante en el debate durante las jornadas de trabajo en el doctorado de
Desarrollo Estratégico, forman parte de un conjunto de ideas a considerar en el
desarrollo de la investigación que me he plantado como tesis.
En ese sentido, son ideas simples que requieren ser
objeto de un proceso de repensado mas profundo, fundamentalmente para darle
cuerpo al compendio teórico y buscar en sus aportes la fortaleza
argumentativa necesaria para la
reflexión científica.
.Para Aristóteles,
el hombre es político por naturaleza, ya
que es un ser que vive en comunidad-polis, esta comunidad entre los hombres es
una comunidad política, cuya finalidad es el logro de la vida autosuficiente, feliz y virtuosa... la
ciudad es una de las cosas naturales y el hombre es, por naturaleza, un animal
cívico. (1)
En la perspectiva aristotélica la ética y la virtud
plantea que la felicidad –el vivir bien-
es el objetivo supremo al que la política aspira y el bien es un fin ético;
así, la política tiene fines éticos: debe dotar a los ciudadanos de cierto
carácter, hacerlos capaces de acciones buenas.
En general puede decirse que en la orientación
aristotélica, ética y política, se refieren al bien del hombre. Y el bien de la ciudad y
el del individuo coinciden porque la felicidad de la comunidad, como un todo,
es la suma de la felicidad de cada individuo que integre esa comunidad. El
Estado, además, ha de dedicarse a educar a sus ciudadanos en la virtud y a
permitir que los ciudadanos sean felices.
El ámbito de la política se realiza en el organismo
social cuya expresión es el Estado, el cual es abordado como una especie de "ser natural"
que no aparece como resultado de un pacto o acuerdo convencional entre hombres,
sino que es connatural al hombre, es decir, pertenece a su misma esencia o
naturaleza.
Esto conlleva al siguiente planteamiento, "Es evidente, que también el Estado es
anterior al individuo por naturaleza, pues si cada individuo, una vez separado
o aislado, no se basaba a sí mismo, debe ser referido al Estado total, igual
que las demás partes lo son a su todo, mientras que un hombre es incapaz de formar parte de una comunidad, o
que se basta a sí mismo, hasta el extremo de no necesitar esto, no es parte
alguna del Estado, de manera que, o bien debe ser un animal inferior, o bien un
dios."
Aristóteles considera que pueden darse distintas clases de
gobiernos, dependiendo del número de gobernantes: uno solo, unos pocos o la
mayoría y cualitativamente, estas formas podrán ser justas o injustas,
atendiendo a si su mira está puesta en el bien particular o en el bien común:
Las monarquías que es la forma justa de gobierno de un solo hombre, la
aristocracia el cual es el gobierno justo de unos pocos y la democracia es la
forma justa del gobierno del demos o
pueblo.
En cambio Platón, en su obra, La republica desarrolla la cuestión de la
justicia y realiza un monumental
esfuerzo por darle repuesta a las preguntas ¿qué es un Estado justo? y ¿quién
es un individuo justo?.
Según Platón, para lograr la felicidad la vida
comunal debe primar por sobre la individual. Sólo se logra ser felices dentro de una comunidad bien
organizada. Lo bueno y lo justo son lo mismo para el individuo y la Polis.
De su clasificación de los roles políticos (gobernantes, guardianes y productores)
describe las siguientes virtudes, los gobernantes deben ser prudentes, los guardianes
deben ser valientes y los productores deben ser moderados para someterse a los
gobernantes.
La justicia que es una cualidad distinta a las anteriores, pero sobre la
cual giran estas, la explica como una
virtud que no está asociada a ninguna casta o alma particular. La justicia es
la armonía y perfecta coordinación con que cada estamento o alma cumple la
función que le corresponde según la virtud que le es específica.
En ese sentido un hombre justo es aquel que vive en concordancias con
las leyes, porque allí están contenidas las ideas del bien. Platón creía en la existencia de una
<<idea del bien>> gracias a la cual los humanos existen y conocen
las demás ideas. Planteo, la idea que el bien también es el fin último humano.
Sin embargo esta idea del bien no puede ser descrita directamente sino
por analogías, para poder acercarse a la verdad hay que ejercitar el intelecto.
Es por eso que propone un gobierno de filósofos.
Filósofos modernos como Karl Popper, han criticado el cuadro axiológico
que sustentan la obra platónica, este
afirma que <<La República>> de Platón
es una compleja defensa del totalitarismo y de la injusticia.
El mismo Aristóteles, criticará la teoría política de Platón, la utopía de La República le parece
demasiado alejada de la realidad, y la política debe dirigirse a lo que hay, no
a lo que nos gustaría que hubiera o a lo que debería ser.
Camus en su libro Calígula,
parafraseado por Juan Pablo Mivielle, las virtudes políticas
capitales son: la justicia, la prudencia intelectual (phrónesis) y la amistad (philía),
que es la que garantiza la cohesión de la vida comunitaria y conduce a la
felicidad (eudaimonía: buen
vivir). Existe una relación clara entre la prosperidad de la pólis y la vida
virtuosa del ciudadano, el oficio por excelencia del hombre libre es la
dedicación a la vida ciudadana, y la vida política está encaminada a obtener el
bienestar y la vida feliz de los ciudadanos. (2)
Si esto es así, entonces ¿por qué Calígula toma medidas que van en
contra de la integridad de la comunidad política; por ejemplo, decretando que
todos los que posean fortuna testen a favor del Imperio, desheredando a sus
hijos, para luego matarlos según un orden arbitrario dispuesto por él mismo y
enriquecer así, las arcas del estado?
Este poder de decidir emana de una entidad y
sustancia divina, Calígula es envestido por cualidades superiores a través de
los dioses. Pero a pesar de las dotes metafísicas, se percata que: "Los
hombres no son felices y mueren". Los hombres y los dioses son seres
lejanos.
Camus lo que desea destacar, que en el mundo de la ética, se produce un
vacío absurdo que ocasiona los sentidos, los miedos, las personas y el
mundo. La terrible realidad es que Calígula quería que su reinado fuera el de
lo imposible porque sólo así accederían sus conciudadanos a la libertad y a la
felicidad, puesto que la dicha no pertenece al mundo sino que está más allá del poder de los dioses, el
emperador se atreve a querer ser más que ellos, a construir un Olimpo sobre el Olimpo. Y si bien es cierto
que las medidas y acciones de gobierno eran extremas y descabelladas, tendían a
un solo objetivo: borrar lo absurdo que hace de la vida una nada; es esa lucha
constante contra la nada y lo absurdo, esa inmensa pretensión de devolverle a
la vida el sentido y la dicha lo que lleva a Calígula a la locura y la muerte.
(3)
El pensamiento liberal clásico, logra separar a Dios
y a los hombres, no por capricho, sino
porque la razón moderna apertura la comprensión de los fenómenos políticos a la
luz de los discursos de la ciencia.
Para Montesquieu, en el “El
espíritu de las leyes” las diferentes naturalezas morales del hombre
vienen constituidas por su sociedad. Las instituciones no se han de plegar a
fines individuales sino que la realización individual ha de reencontrarse en
las instituciones.
En la tradición que se
inicia con Thomas Hobbes, de iniciar en el campo de la filosofía política el
debate en torno al Estado de justicia social, a partir del cual se desarrolla
el ideal del Estado como un <<artificio>> que surge para
remediar un hipotético estado de
naturaleza en el que los hombres, guiados por el instinto de
supervivencia, el egoísmo y por la ley del más fuerte (la ley de la selva), se
hallarían inmersos en una guerra de
todos contra todos que haría imposible el establecimiento de
sociedades (y una cultura) organizada en la que reinara la paz y la armonía.
Sin un Estado o autoridad fuerte sobrevendría el caos y la destrucción (la
anarquía), convirtiéndose el hombre en un lobo para los otros hombres, según la célebre frase de Hobbes: <<homo hominis,
lupus>>. (4)
La virtud en
el pensamiento hobbesiano, es la compasión, virtud capaz de destruir cada
norma de la ley natural. El Estado define qué es lo debido a todo el mundo. Así
pues, en el Estado todo juicio corresponde a quien tiene las espadas, es decir,
a quien tiene el poder supremo.
El interés de Hobbes fue legitimar monarquía, pues
observaba que cualquier reparto entre los poderes legislativo, ejecutivo y
judicial como fuente de anarquía.
Argumentaba que la propia naturaleza otorga una razón
que provee de ciertas <<leyes naturales>>
que son como "dictados de la
recta razón sobre cosas que tienen que ser hechas o evitadas para preservar
nuestra vida y miembros en el mismo estado que gozamos". Por ello,
el hombre encuentra dentro de sí la necesidad de establecer unas leyes que le
permitan vivir en paz y en orden; necesidad que se realiza mediante un pacto o contrato social mediante el cual, los
poderes individuales se transfieren a "un solo hombre" o a "una
asamblea de hombres": el Estado o Leviatán
que, como el monstruo bíblico, se convierte en el soberano absoluto y cuyo
poder aúna todos los poderes individuales.
En cambio
Locke, en “Dos tratados sobre el gobierno”, considera que la ética esta estrechamente vinculada
con la libertad del hombre ha de
extenderse de su persona a su propiedad por la estrecha vinculación que poseen.
La propiedad a la que tiene derecho un hombre anterior a las leyes de la
sociedad civil es a la que consigue con su trabajo.
Desde el punto de vista, en el campo de
las ciencias políticas su contribución fundamental es la noción de estado de
naturaleza y su aproximación al contrato entre los hombres para superarla. (5)
La
superación del estado de naturaleza implica que cada hombre ha renunciado a su
poder de ejecutar por sí mismo la ley natural para proteger sus derechos y lo
entregó a la sociedad civil, a la comunidad política.
La
superación del estado de naturaleza implica que cada hombre ha renunciado a su
poder de ejecutar por sí mismo la ley natural para proteger sus derechos y lo
entregó a la sociedad civil, a la comunidad política.
Por eso
afirma Locke que “la sociedad política se dará allí y sólo allí donde cada uno
de sus miembros se hayan despojado de este poder natural, renunciando a él y
poniéndolo en manos de la comunidad (...) se convierte en el árbitro que (...)
dictamina sobre todas las diferencias que puedan tener lugar entre los miembros
de esa sociedad”.
En tanto
el pacto, es la sociedad política “las
personas que se unen en un cuerpo y disponen de una ley común así como de una
judicatura a la que apelar, con
autoridad para decidir en las controversias que surjan entre ellos y poder para
castigar a los delincuentes”.
Con Hume, el
abordaje de la ética en la política toma una ruta interesante, por cuanto en sus escepticismos,
la ética y
la religión son mundos diferentes, aunque no
deja de reconocer que ambas guían la vida de los hombres.
De acuerdo con José Luis Taseet, la ética política, partiendo del enfoque
de Hume encuentra sus raíces en las emociones personales, “Rechaza los intentos
de fundarla en la razón. Lo que mueve al hombre es la pasión y el sentimiento.
Por otro lado, el bien y el mal moral, las virtudes y los vicios, los deberes,
etc. no son relaciones de ideas ni cuestiones de hecho. Es una falacia naturalista derivadas del
<<ser>> y el <<deber ser>>”. (6)
En ese sentido, su concepción de la democracia y la
política, puede ser analizado por el
papel que juegan las riquezas y de las posesiones individuales en la
construcción de un gobierno: en base a
la utilidad que reporta la defensa de la propiedad privada y la consiguiente
administración de la "justicia". No hay contrato alguno que
fundamente la legitimidad del gobierno, sino sólo la utilidad que se
<<siente>> que aporta la existencia de tal gobierno. En
consecuencia, la obediencia o la sumisión al gobierno establecido no tiene otro
fundamento que la utilidad que reporta, cesando la obligación de obediencia
cuando desaparezca el beneficio o interés de la misma.
En palabras del mismo Hume: "No hay nada menos filosófico que esos sistemas según los cuales
la virtud es algo idéntico a lo natural, y el vicio a lo no natural."
Hume paradójicamente le abre las puestas a la teoría
de John Stuart Mil, la cual considera el egoísmo y el individualismo los
grandes pilares de la historia humana.
En la teoría de Rousseau, la ética y la virtud en la política,
deviene del estado de necesidad (dicotomía entre el estado de naturaleza y la
libertad), el cual lo desarrolla de esta manera: “El hombro salvaje (...) no tenía más
que los sentimientos y las luces propios de este estado, no sentía más que sus
verdaderas necesidades, no miraba sino lo que creía que tenía interés en ver y
su inteligencia hacia tantos progresos como su vanidad. Si, por casualidad,
hacía algún descubrimiento, no podía comunicarlo, pues no reconocía a sus
hijos” (7) Añade, el amor de los hombres, derivado del amor de sí mismo, es el
principio de la justicia humana”.
Por otro lado, en el Contrato Social, Jean Jacques Rousseau, sugiere que la ética y la virtud en la democracia hacen alusión a la voluntad colectiva del cuerpo político que se orienta al interés común. Por lo que respecta a la voluntad general, como la voluntad que reside en el pueblo y se manifiesta a través de la ley votada directamente por el pueblo en asamblea. El ciudadano es soberano en cuanto participa de la voluntad general y, en cuanto es dirigido, es súbdito (aunque libre), porque al obedecer la ley que él ha contribuido a crear, obedece a una voluntad que es también su auténtica voluntad, su deseo natural de justicia.
Es decir, con las palabras de Rousseau,
“Cada uno de nosotros pone en común su
persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general; y
nosotros recibimos corporativamente a cada miembro como parte indivisible del
todo”.
Según Eduardo
Bello, en su ensayo “Rousseau político”, plantea que el concepto de
política, puede elaborarse del acto
mediante el cual los hombres se preparan para vivir bajo el amparo del contrato
de la sociedad. Rousseau, arroja claras pistas sobre ello: “recuperar al hombre natural y perfeccionarlo
bajo la forma de un cuerpo social, requiere un pacto social que restituya bajo
otra forma de asociación que defienda y proteja con toda la fuerza común a la
persona y los bienes de cada asociado y por la cual cada uno uniéndose a los
demás no obedezca sin embargo más que a sí mismo permaneciendo tan libre como
antes. (8)
Muy distinto
son las concepciones del liberalismo burgués, el cual surge como una necesidad
ideológica para darle sustento filosófico al capitalismo industrial, que lucha
por alcanzar legalidad y legitimidad
como la formación histórica que se impuso definitivamente sobre los viejos
modos de producción antiguos.
De acuerdo con John Stuart Mill, tomando en cuenta su concepción utilitaria, aborda la virtud como perfeccionamiento del individuo,
la cual implica un proceso de autorrealización humana, concibe la virtud como la condición necesaria para la consecución de la felicidad
y para el interés general de la sociedad. (9)
Lo medular de la teoría ética, remite a
que lo justo ya no se define en sí mismo, o conforme a una referencia objetiva,
sino que lo justo es lo que tiende a producir felicidad, esta interpretada como
<<placer y
ausencia de dolor>>.
En esencia Mill sostiene, que la
doctrina utilitarista es la que, mayores
beneficios podría reportarle a la humanidad toda. Además, con esta ética el
hombre se hace bueno, pues debe preocuparse del bien de los demás: "pocos
cuyo espíritu de cabida a la moral, consentirían en pasar su vida sin conceder
atención a los demás excepto en lo que obligase a sus intereses
personales" (10).
De
la perspectiva filosófica de autor, derivan dos consideraciones:
Primero aborda la política como el campo
de la realización individual, ya que
se desarrollan y relacionan formando su propia individualidad, sus
caracteres y cualidades específicas frente a la armonización e igualdad social.
Por otro lado, postula que la democracia representativa es el gobierno ideal, ya que la soberanía reside en
todo el agregado o conjunto comunitario, donde todo ciudadano tiene voz en el
ejercicio de la soberanía y de cuando en cuando es llamado a colaborar en el
gobierno, bien de carácter local o general, con el sufragio pasivo. Para
construir la democracia hay que alcanzar un alto grado de civilización.
La
critica a la concepción de Mill, basada
en que su arquitectura intelectual es construida a partir de la racionalidad
instrumental, ya que ciertamente la virtud ayuda al progreso y al orden social,
pero nunca se la puede subordinar como medio a tal finalidad, pues eso destruye
la misma virtud. En efecto, la virtud consiste en el perfeccionamiento del
individuo en cuanto tal, y no en un medio para la felicidad de los demás. (11)
La
importancia de John Stuart Mil, marcando cierta distancia personal, radica que
su perspectiva teórica ha servido para nutrir el pensamiento político contemporáneo, que
postula el triunfo de las democracias liberales modernas sobre otros procesos
civilizatorios.
Teóricos
como John Rawls lo han utilizado
para elaborar sus nociones de justa oportunidad y neoliberales a la usanza de Francis Fukuyama[2],
han tomado elementos sustantivos de su posición utilitarista para darle lectura
a fenómenos socio-político contemporáneo.
Este contrapunteo
teórico entre diversas posturas
filosóficas en relación a la ética y la virtud, en el momento actual se ha
reducido a la simplificación de dos visiones del mundo que se encuentran en
franca confrontación en America Latina y el Caribe.
Por un
lado, el paradigma neoliberal atiborrado del pragmatismo anglosajón,
caracterizado por la absolutación de la vida social, esta postura sacraliza la ética del mercado,
la cual deduce la
existencia a un credo norteamericano
descrito en cinco términos; a saber:
libertad, igualitarismo, individualismo, populismo y laissez faire, sobre las demás virtudes consideradas en las diversas
posturas filosóficas a la cual he hecho referencia en esta hoja para la
reflexión en las disciplinas de las ciencias sociales y de la política.
Por otro
lado, a pesar del significado real y simbólico del fracaso del socialismo real,
en America Latina se esta produciendo un interesante momento para la filosofía
política con el resurgimiento del pensamiento político latinoamericano,
esencialmente aquel que enarbola la bandera de la emancipación.
Pensadores
continentales como Bolívar, Marti, Mariategui están de retorno junto al sujeto
reprimido para repensar el humanismo
desde una perspectiva regional revolucionaria.
Concluiré
con una cita de Hinkelammert, quien opina que “cuando se habla del retorno del
sujeto reprimido y aplastado hablamos del ser humano como sujeto de esta
racionalidad, que se enfrena a la irracionalidad de lo racionalizado que
oprime. En esta perspectiva, la liberación
llega a ser la recuperación del ser
humano como sujeto”.
REFERECIAS BIBLIOGRAFICAS:
1.-
Aristóteles: Ética a Nicómaco,
Centro de estudios políticos, España, 1980.
2.- Mivielle, Juan Pablo. Ética y política: la virtud y lo común, un cruce entre Aristóteles y Calígula. En consultada el 15 de Septiembre de 2009.
3.- Camus, Albert: Calígula, Losada, Argentina, 1997, p.61.
4.- Olaso,
Ezequiel de, “Thomas Hobbes y la recta razón”, en Manuscrito, Revista de
filosofía, Centro de lógica, epistemología e historia da ciencia, Universidad de
Estadual de Campinas, Unicamp, Vol. IV, N° 1, octubre de 1980, pág.29-35.
5.- Locke, John 1991 Segundo tratado sobre el gobierno civil (Madrid:
Alianza).
Traducción, prólogo y notas de Carlos
Mellizo.
6.- Taseet, José Luis. Hume y la ética
(contemporánea). En http://books.google.co.ve/books?id=0jrjlS4L2wEC&pg=PA150&lpg=PA150&dq=Hume+la+etica+y+la+virtud+en+la+politica&source=bl&ots=VoQO7yALdT&sig.
Consultada el 15 de Septiembre de 2009.
7.- Rousseau,
Jean-Jacques. Emilio Editorial Alianza, Primera edición 1797. Madrid, 60 p.
8.- Bello,
Eduardo, Rousseau político. Universidad
de Murcia
http://isegoria.revistas.csic.es/index.php/isegoria/article/viewFile/393/394.
Consultado el 16 de Septiembre de 2009.
9.- Stuart Mill,
J., Civilización (1836), Collected Works (18), pp. 129, 133-130. (Obras
completas, edición de la
Universidad de Toronto.
10.- Stuart
Mill, J.,.
1861: El Utilitarismo. Barcelona,
Altaya, 1994.
11 -. Salerno, A. 2000: El liberalismo de John Stuart Mill.
En “Dialogando con la
Filosofía. 105 p.
[1] .- Profesor dedicación
exclusiva de la Universidad
Bolivariana de Venezuela, Master en Ciencias de la Educación, egresado
del Instituto Latinoamericano y Caribeño
(IPLAC-CUBA). Coordina del colectivo docente de Proyectos de interacción
socio-comunitario.
[2] .- La idea central que se propone es que la “democracia liberal”
se ha impuesto sobre las muerto las
utopías emancipadoras. El mismo
autor ha tenido que corregir su error y reconocer que el marxismo es una
alternativa en America Latina para
plantearse el tema fundamental del socialismo.
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