domingo, 22 de mayo de 2011

El socialismo africano: Una experiencia revolucionaria necesaria para Nuestra America.

Hay quienes  creen que África es un país inhóspito,  solo exótico y safaris, un conglomerado de negritos que desde los bordes de los ríos y la selva saludan al  intrépido Tarzán. Pero la realidad es otra, África es un continente con una poderosa tradición filosófica, tradición que la Europa colonizadora supo a plomo y sangre palidecer, para imponer las condiciones materiales para la dominación y la expoliación de sus riquezas, creando todo un proceso de acumulación  que permitió la consolidación del capitalismo, en la medida que el nacimiento de una periferia africana, cuyo rostro es el que transmiten constantemente las películas de Hollywood.
África en su proceso de conformación histórica posee condiciones para que florezca una teoría  y una praxis para el socialismo, enraizado en una  un compendio cultural rico y diverso. Desde este punto de vista el socialismo africano se alimenta de dos procesos históricos esenciales.
Por un lado, un mundo primigenio cuya centro fundacional es un elevado sentido de lo comunitario dentro de una matriz de diversidades culturales. Ya  en 1967, el Papa Pablo VI en su mensaje Africae Terrarum, reconocía: “África tradicional tenía una visión espiritual y comunitaria del mundo, en la que la solidaridad y el compartir ocupan un lugar esencial. Para el africano, el mundo es una gran familia que comprende a los antepasados y sus descendientes vivos. Los miembros muertos y vivos de esta inmensa familia están unidos por una corriente de vida que proviene de los antepasados”.
Por otro lado, una permanente lucha contra los viejos colonialismo. La historia colonial de África por lo europeo se escribió con sangre. Si se puede hablar de un mapa del reparto de este continente entre las potencias. Un análisis  detallado demuestra:
Alemania se apodero de Camerún alemán (ahora Camerún), África oriental alemana (ahora Burundi, Ruanda y Tanzania), África del sudoeste alemana (ahora Namibia) y  Togolandia (ahora Togo y parte de Ghana). Bélgica de los Estado Libre del Congo y Congo Belga (ahora República Democrática del Congo).
España se hizo del Sahara Español (ahora Sahara occidental), Río de Oro, Saguia el Hamra, Marruecos,  Franja de Tarfaya, Ifni y Gran Ifni, Tetuán, Fez, Guinea Española (ahora Guinea Ecuatorial), Río Muni y Fernando Poo.
Francia de Argelia, Túnez, Marruecos francés, África Occidental Francesa, Mauritania, Senegal, Sudán Francés (ahora Malí), Guinea, Camerún, Costa de Marfil, Níger, Alto Volta (ahora Burkina Faso), Dahomey (ahora Benín), África Ecuatorial Francesa, Gabón, Congo Medio (ahora la República del Congo), Ubangui-Chari (ahora la República Centroafricana), Chad, Somalilandia Francesa (ahora Yibuti), Madagascar y Comoras.
Italia , de África del Norte Italiana (ahora Libia), Eritrea y Somalilandia Italiana (ahora Somalia). Portugal Angola, Cabinda Portuguesa, África Oriental Portuguesa (ahora Mozambique), Guinea Portuguesa (ahora Guinea Bissau), Islas de Cabo Verde y Santo Tomé y Príncipe.
Mientras el Reino Unido de Egipto, Sudán Anglo-Egipcio (ahora Sudán), África Oriental Británica,  Kenia, Uganda, Somalilandia Británica, Rhodesia del Sur (ahora Zimbabue), Rhodesia del Norte (ahora Zambia), Bechuanalandia (ahora Botsuana), Estado Libre de Orange, Unión Sudafricana, Gambia, Sierra Leona, Nigeria, Costa de Oro Británica (ahora Ghana) y Nyasalandia (ahora Malaui).
La lucha contra las potencias coloniales que sobrevivieron a la II Guerra mundial,  facilitó la  evolución de las ideas y de la conciencia nacional centrada en tres pilares fundamentales: la libertad, la igualdad y el auto-reconocimiento de sus pueblos, permitiendo a los  africanos poseer un alto sentido crítico de las democracias liberales modernas.
Estas premisas coinciden con el socialismo marxista. La línea critica del socialismo marxista al colonialismo es fácil de seguir: la II Internacional se planteó, en sus Congresos celebrados con anterioridad a la Primera Guerra Mundial, la cuestión colonial expresando una condena de la explotación colonialista; tras el triunfo de la revolución bolchevique en Rusia, fue favorable a la independencia de las colonias: expresiones de esta política fueron la declaración del Segundo Congreso de los Soviets, y el plan de emancipación de los pueblos de la Unión Soviética en 1921, para las propias colonias rusas; y en el plano internacional, las declaraciones contra el imperialismo1920 en el  los Congresos de la Internacional Comunista,  se asume la tesis manifestada por Lenin  en 1916, en cuanto la actitud de todo el movimiento comunista en apoyar en todo momento las independencias de las colonias frente a su explotación por los países capitalistas occidentales.
Además, los marxistas desde los países europeos realizaron importantes presiones y tareas, señalando la situación critica  de los pueblos dominados por las potencias coloniales  y la política nacional de los partidos capitalistas burgueses en esos temas,  mostrarse en general a favor de la concesión de la independencia, y otros beneficios a las colonias.
Lo cierto es que África en su devenir histórico devela una enorme tradición filosófica que difiere en su esencia a la tradición filosófica de occidente. Se pueden  encontrar corrientes  filosóficas como la akan, igbo, musulmana, bantú  yoruba y una filosofía contemporánea rica en contenido en profundidad material y espiritual, cuyo contenido no es fundamental en este avance, pues lo que se desea destacar es  que África si posee un rostro filosófico y no es continente filosófico desértico y ni perdido como lo postula sin descaro el occidentalismo científico.
En cuanto a la teoría política,  el socialismo africano no se presenta como una arquitectura teorética unificada, esta conformado por diversas corrientes revolucionarias, se destacan dos concepciones esenciales: el socialismo cuyo origen surge  como consecuencia de la resistencia civil y el socialismo cívico-militar.
Por un lado, el  socialismo surgido desde el pueblo , del campo civil, destacan las figuras de hombres como  Kwame Nkrumah  (1909-1972 ), Patrice Lumumba, Milton Obote (1924-2005 ), (1925-1961), Julius Nyerere (1922-1999), Amílcar Cabral  (1924-1973) y  Walter Rodney (1942 –1980).
En 1967 Nyerere hace pública la Declaración de Arusha, un programa político de gran alcance la acción política de su gobierno para la naciente Tanzania, la llamado “Ujamaa”, cuyo núcleo es el socialismo africano, no ateo, de granjas, industrias, negocios y escuelas colectivas, en teoría enraizada en tradiciones colectivistas africanas.
Según Nyerere el  socialismo y tradición comunitaria africana se encuentra imbricados, “nosotros, en África, no necesitamos la conversión al socialismo ni la educación sobre la democracia. Ambos están enraizados en la sociedad tradicional que nos ha producido. El socialismo africano moderno recibió como herencia la sociedad como extensión de la unidad básica de la Gran familia”.
Julius Nyerere, dice   “como la democracia- es una actitud mental. En una sociedad socialista es la actitud mental socialista, y no la rígida adhesión a una norma política uniforme, lo que se necesita para conseguir que las gentes cuiden unas del bienestar de otras”. http://socialdemocracia-info.blogspot.com/2009/04/el-socialismo-de-julius-nyerere.html En ese sentido, “no puede existir el socialismo sin democracia”.
No obstante en los planteamientos de Nyrere la ruta al socialismo no es lineal, sino un camino que se bifurca en diversas formas y matices. Señala: “ hay diferentes tipos de socialismo. Cuando un socialismo niega la existencia de Dios, también niega el valor humano de los hijos de Dios. Este tipo de socialismo no se puede reconciliar con el Catolicismo. Además, si un socialismo habla de los derechos huma­nos y en la práctica los niega, merece ser repudiado (...) La Ujamaa se encuentra en la tradición de la administración comunita­ria, donde cada quien disfruta la lucha y la alegría de la Gran Familia. Dentro de ella, todos los derechos y responsabilidades personales están garantizados”.
El eje central del discurso de Nyerere se  centra en la categoría trabajo, aboga porque este en lugar de fatigar al hombre africano debe servir de  herramienta para el bienestar: El esfuerzo de la revolución socialista en África debe estar orientado a proveer a los individuos de los medios para trabajar, ya que con este puede ser autosuficiente  y distribuir el producto de su esfuerzo entre los demás miembros de la sociedad.
Para Nyerere: “África no tienen ninguna alternativa. Se cambian a sí mismos o serán cambiados por otros; nosotros preferimos construir nuestro propio futuro”.
Por otro lado, el socialismo cívico-militar africano, cuyos máximos exponentes los constituyen las figuras enigmática de Gamal Abdel Nasser (1918-1970) y Muammar Abu Minyar al-Gaddafi (finales de la décadas de los setenta).
El pensamiento político de Gamal Abdel Nasser, llamado padre del socialismo egipcio, se encuentra desarrollado su el libro Filosofía de la Revolución y   la Carta Nacional.
Gamal Abdel Nasser, el 23 de junio de 1956 sometió a referéndum popular un proyecto constitucional que convertía a Egipto en una república socialista árabe de partido unitario y  sistema presidencialista fuerte y con el Islam como religión oficial.
Consideraba que el socialismo debe partir de las condiciones históricas egipcias, la nacionalización de empresas estratégicas en manos de las transnacionales,  Reforma Agraria y desarrollo de servicios públicos (sanidad y educación principalmente) de calidad al alcance de todo el pueblo y búsqueda de la eliminación de la miseria.
En  1956 toma la medida mas controversial, la cual fue la nacionalización del Canal de Suez, decisión que ocasiono el  conflicto con Francia y el Reino Unidos conocida como la Guerra del Sanai, quienes se apresuraron a realizar la invasión a las zonas del Canal.
El Canal de Suez es una comercial  de navegación que une el mar Mediterráneo con el mar Rojo, entre África y Asia, a través del istmo de Suez, de la península del Sinaí. Su importancia radica que devolvió al Mediterráneo la actividad comercial que había tenido en otras épocas, por allí pasa 8% del comercio mundial marítimo y cerca de 1 millón de barriles.
El ejercicio y la vanguardia de la revolución para resolver los grandes problemas estructurales de Egipto, producto de la herencia colonial. Nasser, en su teoría no enarbolaba   la disolución final del Estado. Más bien lo identifica como un instrumento necesario para el conjunto de reformas de su gobierno.
El socialismo nasseriano consideraba fundamental  el control estatal de la economía, colocando  énfasis en la construcción de garantías a las pequeñas propiedades privadas, destacándose el apoyo  a  pequeñas empresas   artesanas y campesinas
El presidente Nasser tenía sobradas desconfianza en los partidos tradicionales, a quienes observaba  como un obstáculo en la dialéctica  reformadora. Por tanto dedico esfuerzos para la conformación de un partido unitario para agrupar los intereses del pueblo egipcio  como garantía de la democracia directa, expresión  legitimada desde abajo de voluntad popular: la unión socialista árabe. Gamal Abdel Nasser al contrario de los marxistas, rechaza la categoría de lucha de clase y revindica la igualdad de estamentos, la cual la considera como garantía de la justicia social y de la justa distribución de los recursos.
El socialismo libio,  cuya figura principal es Muammar Abu Minyar al-Gaddafi, condensa todas sus ideas en el Libro Verde publicado en la décadas de los setenta, el cual puede visualizarse como el programa político de la Revolución Verde.
En el pensamiento político de Muammar Abu Minyar al-Gaddafi, se construye un enraizamiento de la fe musulmana y los postulados del socialismo clásico, por tanto la experiencia libia suele llamarse socialismo natural o islámico. La conciliación es capaz de producirse  por que ambas  ideas del Islam como las del socialismo, expresadas a lo largo de la historia, comparten  características comunes: ambas pretenden fundamentarse en criterios de verdad,  se proponen como lo mejor para el ser humano y las dos desean que este ser humano viva en toda su plenitud y desarrolle sus potencialidades humanas con la consecución del mayor bienestar social y personal que se pueda lograr.
Esta concepción choca contra la visión occidentalizada que es imposible la conciliación entre fe y política. El Colectivo "Islam y Progreso" (Al Islam wa At Taqaddum) que  nace de la voluntad de  musulmanes españoles, que en la década de los 90 se integran en la lucha política en partidos de izquierda desde sus creencias islámicas, han señalado, “que desde Europa y hasta los estadounidense del "Oriente" han construido una imagen estereotipada de la mentalidad islámica –irracional, despótica, pérfida, impredeciblemente violenta – como envoltorio para sus presuntuosas formas superiores de razón universal. Esta denuncia de que aquellos que están fuera de la tradición occidental son incapaces de razonar y por lo tanto, son inferiores, es una crítica de tal tradición en su forma imperialista y etnocéntrica “.
En el  socialismo islámico, se produce una enorme valorización a la democracia directa o popular es la expresión libertaria de los pueblos, mientras que la democracia representativa es una forma legalizada y legitimada de la dictadura de unas minorías, ya que sus intereses no representan el interés general de la sociedad entera. La figura de concreción de la democracia popular lo constituyen los Consejos populares que se articula a una red mayor, hasta llegar al Consejo popular revolucionario que es la máxima autoridad política de la Republica de Libia.
El cambio estructural se produce a través de la Tercera teoría universal, una teoría que pretende darle repuesta a la contradicción capital-trabajo,  la cual proclama el primado de las empresas familiares en manos privadas y las empresas estratégicas bajo el control del Estado. Postula la necesidad de la abolición del salario, reconociendo el derecho que poseen los trabajadores de ser dueño de su producto.
En la búsqueda de las aportaciones del socialismo africano a la visión socialista de la Revolución Bolivariana se pueden distinguir varios:
El socialismo bolivariano debe buscar en lo mas hondo de las raíces identitaria de sus pueblos. Aportaciones significativas realizo el marxista peruano José Carlos Mariátegui con la categoría Socialismo indo americano para quien, “No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indo-americano”. Para Mariategui el socialismo indoamericano  supone el todo, un conjunto de adjetivos anti-imperialista›, agrarista› y nacionalista-revolucionaria. En este contento raizal, destacan los acervos derivados de la experiencia de Nuestra America de la relación ancestral  la propiedad comunal y el trabajo colectivo profundamente anclado en  los pueblos. Para Mariategui “La revolución latino-americana será nada más y nada menos que una etapa, una fase de la revolución mundial”.
El necesario énfasis en la resolución de la contradicción capital-trabajo expresada en la propiedad de los medios de producción social, problema acuciante que enfrentan los pueblos de Nuestra America, traducidos en iniciativas revolucionarias orientadas en la democratización de la propiedad privada en formas de organización de la economía fundamentada en la producción e intercambio orientados al encargo de una naciente sociedad vía al socialismo.
La comprensión-aprendizaje en la supervivencia del socialismo en Nuestra Amèrica debe ser acompañado de la germinación y consolidación de un Poder Popular, que en lo sucesivo haga palidecer-desaparecer el Estado liberal burgués, para darle paso a un Estado revolucionario difuminado, descentralizado y desconcentrado cuyo centro de poder se encuentre en la participación y el protagonismo.
Para finalizar la sentencia de Karl Marx: "quien no conoce la historia está condenado a repetirla". Sin Olvidar que el socialismo no cae del cielo, como lo señala Michael A. Lebowitz (…) Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es una historia de lucha de clases."
No dejar que la historia se repita como tragedia y farsa es el papel fundamental del revolucionario.





















 

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