domingo, 22 de mayo de 2011

Reconstrucción teórica del socialismo del siglo XXI a partir de los actos de habla comunitarios


Resumen
El presente trabajo tiene como objetivo la reconstrucción teórica de la noción de socialismo del siglo 21, a partir de los actos de hablas cotidianizados por los actores sociales y políticos que hacen vida en la comunidad Los Caobos, de la parroquia Antonio Borjas Romero del municipio Maracaibo del estado Zulia, en un contexto de mediatizaciones donde se confrontación dos visiones de país. Los giros temáticos que orientaron la experiencia investigativa, se construyeron tomando en consideración el significado de socialismo del siglo 21, los diversos aspectos que conforman el socialismo, el consejo comunal como configuración del poder popular y la reinterpretación de la consigna “patria socialismo o muerte”, frente al tratamiento que le han dado los medios de comunicaciones privados a esos temas. Para el desarrollo de la investigación se utilizaron los fundamentos de la metodología cualitativa, en la perspectiva de la investigación acción participante, ya que coloca en una comunión dialéctica la relación objeto y sujetos, en tanto el científico se involucre como agente dentro del proceso que estudia cuando ha tomado una posición a favor de determinadas alternativas. Los resultados dan viso de la construcción comunalizada de un complejo proceso de resematización sobre el socialismo del siglo 21, los diversos aspectos que conforman el socialismo, el consejo comunal y de la consigna “patria socialismo o muerte” controvertida con la lógica discursiva fundamental del socialismo real del siglo 19 y los viejos referentes de la cultura política, que caracterizaron la sociedad venezolana en la tradición de la democracia representativa.
Palabras clave: Actos de hablas, socialismo y resemantización





Publicado en: http://www.invecom.org/eventos/2009/pdf/garrido_o.pdf













Reconstrucción teórica del socialismo del siglo XXI a partir de los actos de habla comunitarios

 Eduardo Galeano, en un articulo su libro “Ser como ellos”, publicado en 1992, realizaba el siguiente planeamiento, “América Latina, se ha especializado en copiar, desde hace ya mucho tiempo, la copiandería es nuestra más triste herencia colonial suele” (1).

La <copiaduría> a la que remite el autor, en América Latina expresarse como la naturalización de un espejismo, una de esas versiones ilusionista lo constituye la globalización cuya argumentación se sustenta en el fin de las historias particulares y muerte súbita de las utopías liberadoras, larvadas con las revoluciones políticas, la revoluciones de carácter económico, las revoluciones antropológicas y las revoluciones de carácter cultural contemporáneas.

La globalización se abordarse desde dos perspectivas: través de la leyenda dorada y a partir de la relectura construida por los pueblos que se resisten.

La leyenda dorada de la globalización basada en la integración económica a partir del mercado sustentada en el paradigma neoliberal y fundamentada por el consenso de Washington, escrito por John Williamson en l989, que aseveraba lo siguientes: disciplina fiscal, una re-organización del gasto pública, reforma fiscal para aumentar la recaudación, liberalizar las tasas de intereses, privatizar las empresas estatales, eliminar las barreras a la entrada y salida del mercado reduciendo las trabas legales para fortalecer los derechos de propiedad privada (2).

Las fuentes que alimentan esa arquitectura se articula de una agenda de modernización:
La globalización del capital financiero, constituye la posición oficial de los Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional (FMI), compartida por los ministros de hacienda del Grupo de los Siete, sigue siendo -pese a los derrumbes asiáticos y al efecto tequila- que el levantamiento de los controles al capital merece extenderse, sobre todo a aquellos países en desarrollo en que el proceso sigue incompleto (3).

Caso similar ocurrió en Venezuela, los formatos aplicados, el ajuste estructural recesivo y el ajuste estructural con crecimiento (introducido al inicio del gobierno de Luís Herrara Campins, profundizado en el segundo mandato de Carlos Andrés Pérez y el segundo gobierno de Rafael Caldera), sus resultados económicos (permanente discurso de crisis, del endeudamiento externo y el quiebre del valor estratégico de la industria petrolera), en lo políticos (desvanecimiento de la calidad de gobierno en su responsabilidad social, perdida en los horizontes sociales de la confianza en las instituciones y los actores políticos), en lo social (elevación de la pobreza hasta los extremo de explosividad social) y el lo cultural en tanto ideológico (desmantelamiento intencional del sistema público educativo y trituración del yo colectivo de la sociedad venezolana).

Las fronteras nacionales como accidentes geográficos, y no un procesos de carácter históricos que sintetiza la construcción de las republicas en América Latina, el estado nacional restringe la competencia, constituye una barrera al libre transito de los capitales, las mercancías y al comercio (4).

La integración centrífuga, fundamentada el ALCA, los TLC y el Iirsa. Allan Wagner Tizón en su discurso de ceremonia de toma de posesión como Secretario General de la Comunidad Andina, llevada a cabo en Lima el 15 de enero de 2004, planteaba la tesis de la integración desde el proyecto hegemónico de EE UU. “Requerimos una Integración para la Globalización, debemos obtener el acceso a mercados cada vez más sofisticados en los que se compite con el conocimiento”.

Una maquinaria bélica y alianza militares basada en la política de Seguridad Nacional que postula, que no existe ninguna potencia en el hemisferio occidental capaz de contestar la hegemonía de EE UU (5).

Este razonamiento anula lo político como mediación, elimina toda posibilidad de negociación y torna prioritario lo militar, que se sitúa por encima de lo político. En el discurso del Estado de la nación de enero de 2002 afirmó: "No habrá lugar para malos entendidos. El compromiso más básico de nuestro gobierno será la seguridad de nuestro país… Nuestra primera prioridad es lo militar" (6).

Paralelamente se ha agigantando el sentimiento antiglobalizador y se ha ido construyendo una la lectura responsable en aquellos países que consideran la globalización como un proceso nefasto para la diversidad de intereses y costumbres que existen y que puede convertir a la humanidad en una masa homogénea y amorfa. Un ejemplo lo constituyen las recientes declaraciones del Director General de la UNESCO Federico Mayor: “La igualdad, la justicia, la libertad, la tolerancia, la diversidad… esos son los principios que nos tienen que guiar”.

Esta forma de concebir al mundo como aldea global, ha ido dislocando la forma de pensar y hacer la vida cotidiana en los países latinoamericanos, quienes buscan la inclusión como mercado, es decir, que mediante este fenómeno se ofrecen y proponen a todos los productos de consumo, ocio y diversión, es excluyente, de todo aquello que son la mayoría, que no tienen la capacidad de adquirir esos vienes que la publicidad vocea y ofrece a maños llenas (7).

Samir Amin, economista egipcio, señala que “En el momento actual de globalización neoliberal, el ejercicio de nuevas formas de dominio monopolista ejercido sobre todo el sistema por parte del centro explica la creciente polarización y desigualdad entre los pueblos. La lógica de esta forma de globalización consiste nada más y nada menos que en la organización del apartheid a escala global” (8).

El apartheid contrariamente esta generando aceleradamente una fisura ya que la globalización en la medida que totaliza el mundo entero, genera constante de tensiones, tales como:

Las tensiones económicas, expresadas como producto de los desequilibrios económicos: deuda externa y el desarrollo desigual.

Las tensiones sociales, que promueven insumo para las guerras civiles y la inestabilidad política: Colombia, Bolivia y Ecuador.

Los conflictos territoriales, que en el caso latinoamericano afectan las aspectos diplomáticas y la paz en la región: Plan Patriótico desmejorando la relaciones Colombo-Venezolano-Ecuatoriano, el Plan Puebla aplicado en Panamá, el convenio para la base naval y militar de Manta y la base militar de Estados Unidos en Guantánamo en Cuba, elementos de una guerra silenciosa de cuarta generación que afectan sensiblemente la soberanía regionales (9).

Los conflictos temáticos entre el norte y el sur, que involucran aspectos sensibles como las migraciones y la estigmatización del sur como área conflictiva. El sur como región, sinónimo de distintos tipos de actividades comerciales ilegales: Droga, contrabando, trata de blanca, exportación de infantes y de trafico de órganos humanos.
Expropiación del acervo de conocimiento y prácticas antiguas de los pueblos primigenios, patentados por empresas internacionales y comercializadas sin ningún tipo de retorno a estos países.

Desplazamientos del acervo científico y tecnológico desde la región a los países desarrollados: Fuga de cerebro y de desarrollo científico-tecnológico e industriales.
Estas tensiones son la expresión que en América Latina y el Caribe, el monolítico edificado de la globalización neoliberal comienza a derrumbarse y se estaría produciendo lo que Gramsci denomina la fisura del bloque histórico.

Para este autor, hoy la encrucijada para América Latina y del caribe es que debe enfrentarse al dilema "[...] Los retos y las alternativas son, por lo tanto, dos: o bien una globalización neo-liberal que en realidad conduce a un apartheid global, o una globalización policémica”(10).

La globalización policémica, expresada como un proceso de desconexión (contra el neoliberalismo y el imperialismo), basada en una prepuesta crítica y radical que reivindique los procesos histórico-políticos que vive América Latina y el Caribe en la actualidad: Venezuela, Cuba, Nicaragua, Ecuador, Argentina, Brasil y Uruguay.

El pluss globalizador se sustenta en un relato que sacramenta el fin de la historia, significando que el discurrir de la humanidad por procesos a la distintos a la lógica de acumulación capitalista han fracasados, que al final la democracia liberal moderna ha prevalecido.

Sobradas razones existen para cuestionar la historia única. Carlos Marx desmostró que el tren de la historia esta en constante desarrollo a través de dos aspectos claves como lo son: El designio del desarrollo del capitalismo es la lucha de clases: “Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es una historia de luchas de clases”. Es posible una teoría y una praxis para transformar las condiciones de injusticia (explotación-alineación), se dirimen con la revolución: << Se habla de ideas que revolucionan a toda una sociedad; con ello, no se hace más que dar expresión a un hecho, y es que en el seno de la sociedad antigua han germinado ya los elementos para la nueva, y a la par que se esfuman o derrumban las antiguas condiciones de vida, se derrumban y esfuman las ideas antiguas” (11).
En el intento de uniformar el mundo con una historias única, se ha producido un quiebre que ha revalorizado las historias particulares, en tanto que hoy hablar de historia universal es casi una barbaridad, la tendencia es a recatan las pequeñas historias, “Si hablo mí dialecto en un mundo de dialectos seré conciente también de que la mía no es la única <<lengua>>, sino un dialecto más entre otros”. (12)

El relato dominante del fin de la histórica también sentencia la muerte del Estado.
A esta altura se localizan dos tesis: hipótesis histórico-apolítica y la hipótesis que niega que la historia implica al Estado.

En hipótesis histórico-apolítica, en lo cual el Estado es una de las «partes» del material necesario para explicarlo como del «sujeto de la historia».. En la medida en que el Estado sea tomado como sujeto formal de la historia, incluso de la historia universal, la idea del fin de la historia se muestra entretejida con la idea del fin del Estado (13).
La hipótesis negadora del Estado atado a la historia, pertenece a la tesis elaborada por Marx, su versión más radical establece no sólo que la historia no implica al Estado, sino que implica su negación. Marx planteaba «sólo cuando el hombre exista plenamente cabrá hablar de historia del hombre» (14).

En ese sentido, lo fallecido es el Estado social de derecho, orientando a salvaguardar y perfeccionar las conquistas sociales y políticas de la población, para darla paso al modelo de Estado darwinista (15).

También a la par de estas reflexiones Fukuyama introduce la apología de la muerte de las ideologías, que presupone el triunfo del catecismo neoliberal sobre el humanismo revolucionario, contextualizando los procesos inherentes a los cambios necesarios.
Este discurso pesimista no solo fue repetido por la derecha, sino que analista de izquierda edulcoraron el discurso, indicando que muchas de las <<certezas>> preconizadas por el marxismo estaban en crisis, como la centralidad de la clase obrera y su hegemonía, la idea de que la revolución vendría de un momento a otro, especialmente se debilitó la creencia de que el marxismo era la ciencia infalible de la historia y de la revolución (16).

Lo cierto es que la historia vuelve una y otra vez y retornan las ideologías, y lo encontrado en crisis, es precisamente, la racionalidad capitalista frente a las ideologías emancipadoras fortalecidas con el humanismo revolucionario, imbricado del pensamiento político Latinoamericano y caribeño de altura histórica de hombres como de Bolívar, Martí y Sandino, y otros marxistas latinoamericanos como Ludovico Silva desde donde el humanismo cobró otras dimensiones para sustentar la praxis revolucionaria.

Para Hinkelammert, el retruque del humanismo revolucionario hacer referencia a la vuelta del sujeto reprimido, cuando esgrime: “Hablamos de la vuelta del sujeto reprimido y aplastado, hablamos del ser humano como sujeto de una racionalidad, que se enfrenta a la irracionalidad de lo racionalizado. En esta perspectiva, la liberación llega a ser la recuperación del ser humano como sujeto” (17).

Siguiendo esa línea, Fernando Lugo presidente de la Republica Oriental del Uruguay, ha llamado a este resurgimiento del humanismo revolucionario efervecido, Lazarismo colectivo que se ha venido produciéndose en América Latina y el Caribe, con el avance de gobiernos revolucionarios en Venezuela, Cuba, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Brasil y Argentina, que ha generado el florecimiento de conciencia, compromiso que enrumba los pasos a consolidar el socialismos latinoamericano. ¡El socialismo del siglo 21 le pone fin al fin de la historia!


El lazarismo colectivo semilla del socialismo del XXI
A partir de la reconstrucción discursiva del sentido del lazarismo colectivo por medio de relatos cotidianos de actores emergentes como los líderes comunitarios, se pretende identificar y caracterizar las formas incipientes como se materializa el socialismo del siglo 21 en los espacios de actuación de las comunidades.

Sobre el socialismo del siglo XXI.
GT Comunicación, Comunidad y Participación
La experiencia de interacción socio-comunitaria por medio del eje integrador denominado proyecto, ha generado múltiples visiones sobre el acontecer de la práctica revolucionaria en el escenario de la comunidad. Dichos insumos han permitido reconsiderar las discusiones teóricas y metodológicas relacionadas con el socialismo del siglo 21.

Se pretende en esta ponencia mostrar de manera general cómo los ejercicios de reflexión teórica con la comunidad Los Caobos de la parroquia del municipio Maracaibo permiten identificar el proceso de socialización de los valores y principios revolucionarios con los cuales se sustenta el socialismo del siglo 21, a partir de la sistematización de los relatos sobre temas vinculados con esta discusión, como por ejemplo, el significado de socialismo, sus componentes, consideraciones sobre el poder popular y sobre la consigna “socialismo patria o muerte”.

De la práctica realizada se desprenden las siguientes reflexiones, que permitirán hacer algunas consideraciones importantes al debate sobre el Socialismo del siglo 21 a partir del discurso se los sectores comunitarios, considerando que existen pocos trabajos de investigación sobre el tema;

(…) “Es un cambio que queremos el pueblo para un beneficio común, que tengamos todos el mismo valor, sin exclusión ni exención, como por ejemplo el canal de televisión RCTV, que estamos rescatando del capitalismo, al igual que PDVSA, Cantv, Enelven y la Faja petrolífera del Orinoco, que nosotros no sabíamos que era nuestro; pero gracias a Dios que es nuestro y ahora esta a beneficio para Venezuela” (18).

(…) “Entiendo con socialismo, yo lo relaciono con la palabra social, tendríamos que remontarnos a la historia verdad, de los que son las clases sociales o los estratos sociales, desde que llegaron los españoles, a América” (19).

 (…) “No tengo una idea clara, pero creo que es como la si se fuera a trabajar por el bien de la comunidad y el bienestar de toda las personas del pueblo” (20).

(…) “Socialismo del siglo XXI que es un proceso que se está dando en Venezuela ya que hemos tenido a un líder que se ha preocupado por que haya unidad porque todas las personas tengamos igualdad social desde todo punto de vista tanto en lo económico en lo social en lo político y en lo educativo que es nuestro presidente Hugo Chávez Frías, que de por si se ha preocupado porque todo el pueblo venezolano esté en las mismas condiciones de vida y que no allá exclusión dentro de ese pueblo tanto en la educación como en los otros órganos de economía y política en el país” (21).

La primera consideración, producida a partir de los argumentos de los líderes comunitarios es la reivindicación de la noción de pueblo.

El pueblo es una expresión de lo <<social>>. En lo social se mantiene la personalidad autónoma de cada uno de los integrantes del grupo, todo cuanto ponen en común, conservan fundamentalmente, el ejerció critico de la razón y la libre opción de la voluntad (22).

El pueblo supone la estructuración de asociaciones libres y propias de sus integrantes, de allí nace la institucionalidad y la posibilidad de la democratización del poder.
El pueblo tiene vida propia, es desde esta concepción de vida adentrada en los interiores de las estructuras sociales que se arraiga el socialismo.
En ese sentido pueblo es ciudadano, ciudadana, hermano amigo y camarada, que constituye la base del socialismo.

Puedo decir que el pueblo ha colectivizado una actitud desde las comunidades con el socialismo, - concebida como plante Julius Nyerere: “socialismo como la democracia, es una actitud mental. En una sociedad socialista es la actitud mental socialista, y no la rígida adhesión a una norma política uniforme, lo que se necesita para conseguir que las gentes cuiden unas del bienestar de otras” (23).

El socialismo del que hablan los ciudadanos y las ciudadanas, lideres de las comunidades, no es el socialismo europeo caracterizado por que el poder del Estado está en manos de los trabajadores; todos los medios de producción son propiedad colectiva; no hay clases explotadora; ningún individuo explota a su semejante; la economía es planificada, y la finalidad esencial es ofrecer la satisfacción máxima de las necesidades materiales y espirituales del hombre.

Frente al modelo de sociedad del socialismo real construida se sobrepone otro tipo de sociedad engrandecida, basando en una formación histórica social que nace del entramado de las comunidades, la unión de las personas, el beneficio común, inclusión y que dicho proceso lo encarna el comandante Hugo Chávez Fría, líder indiscutible de la Revolución Bolivariana.

El proyecto de sociedad socialista idealizada desde el corazón de la venezolanidad, carece de la radicalidad planteada por Engels y Marx en el Manifiesto Comunista, la cual habla de cerrar una historia y de comenzar otra. Este programa que pudo parecer exagerado e irreal en el siglo XIX es ahora no sólo deseable y posible. (24)
Sobre componentes del socialismo.

De los relatos a los líderes comunitarios surge una aproximación a los aspectos que conforman el socialismo del siglo 21:

(…) “Bueno la verdad, creo que sería como así; tener todos los mismos sentires, que nos duela lo que pase en Venezuela. O sea que halla humildad. Tomando el valor de lo que tenemos pero con ganas de trabajar y echar pa’lante el país con solidaridad” (25).
(…) “Sus componentes son la participación, la solidaridad, la equidad, igualdad, compromiso, libertad, corresponsabilidad y justicia social” (26).

(…) “Buenos: igualdad, solidaridad, equidad, justicia social, convivencia y participación” (27).

Lo más controversial, lo constituye el hecho de la identificación de los aspectos que conforman el Socialismo del siglo 21, por parte de los actores sociales políticos que hacen vida activa en la comunidad cuando se contrasta con el marxismo.
Si Lenin planteaba que “la doctrina de Marx es omnipotente porque es verdadera. Es completa y armónica, y brinda a los hombres una concepción integral del mundo, intransigente con toda superstición, con toda reacción y con toda defensa de la opresión burguesa. El marxismo es el heredero legítimo del mayor logro liberador de la humanidad en el siglo XIX sus fuente se nutres de la filosofía alemana, la economía política inglesa y el socialismo francés” (28).

El pueblo centra su énfasis no en el marxismo, lo construye a través de elementos sustantivos consagrados en la Constitución Bolivariana, que reconocer las conquistas sociales producto de las luchas políticas, aun cuando en el sistema fundamentalmente pervive el Estado liberal burgués, con las consecuencias de carácter económico, político, social y cultural.

El pueblo re-elabora los componentes del Socialismo del siglo 21, tomando esencialmente el Estado democrático y social de derecho y de justicia, que propugna valores superiores tales como: la vida, la libertad, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social, la preeminencia de los derechos humanos y el pluralismo democrático en su centralidad discursiva (29).

La igualdad y la equidad, cotidianizada desde el pueblo y plasmada en la constitución, conforman dos fundamentos del socialismo. Se entiende por igualdad que todos los ciudadanos, sin distinción de sexo, raza o credo, deben tener sus necesidades materiales e inmateriales básicas satisfechas en un sistema de igual en la diversidad; se hace referencia a la equidad, para señalar que todos los ciudadanos deben tener las mismas oportunidades de acceso al disfrute de los derechos humanos; y en la medida en que estas dos condiciones no estén cumplidas carecería de un elemento legitimador (30).

En la misma medida en que se ha gestado un proceso revolucionario caracterizado por la apropiación de los conceptos de justicia y equidad, se ha impulsado y fortalecido la apropiación de la participación y el protagonismo como herramientas de accionar social por parte de la comunidad.

Contrariamente a las posturas en la década de los ochenta, de los círculos intelectuales universitarios, quienes manejaban la hipótesis de la sociedad secuestrada, atada en su privacidad, que postulaba que los actores políticos principales: Estado y partidos se hubieran dado a la tarea de recluir al individuo en un aislamiento descomprometido, neutral con lo que ocurre en la sociedad (31).

Hoy, el pueblo congelado se ha esfumado, y la sociedad venezolana se ha transformado en una de las más politizadas y movilizadas del mundo, ha recolonizado su espacio público.

Galeano lo dibuja de este modo: “Hasta hace pocos años, los venezolanos se iban a la playa cuando había elecciones. El voto no era, ni es, obligatorio. Pero el país ha pasado de la apatía total al total entusiasmo. El torrente de electores, colas enormes esperando al sol, a pie firme, durante horas y horas, desbordó todas las estructuras previstas para la votación” (32).

En lo que compete a este a la ponencia, el socialismo en cuanto a sus partes, se nos presenta sin catecismo (ni Abc), un conjunto semántico indeterminado, a veces entrelazado con las interpretaciones del marxismo, otras veces abordado desde las subjetividades y desde el sentido común, que más que pobreza teórica dan cuenta de la construcción de un nuevo imaginario político, lo cual representa un avance en el desmontaje de la estrategia psico-social que imperó como dada por su puesto hasta no hace mas de diez décadas pasadas en Venezuela, universalizada a través de la educación, la iglesia y los medios de comunicación social.
En ese sentido, el socialismo del siglo 21 es un juego de palabras que busca significación en el colectivo del pueblo venezolano que recoge la esperanza de transformación, de justicia e igualdad.

El socialismo construido por la gente desde los referentes comunitarios, tiene un parecido a la frase con que Gabriel García Márquez, comienza en Cien años de Soledad: “El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalar con los dedos”.

Sobre el poder popular: Los Consejos Comunales.
En cuanto las reflexiones sobre el tema relacionado con el poder popular, los líderes comunitarios intentaron establecer la relación entre socialismo del siglo 21 y el poder popular por medio de la experiencia de sistematización, pero finalmente se llegó a una caracterización general, dado que el tema es complejo y hasta la fecha presenta ciertas debilidades acompañan su dinámica:

(…) “Juega un papel importante porque a través de los consejos comunales participa la comunidad directamente para que ellos mismos realicen sus proyectos” (33).

(…) “El consejo comunal, es un instrumento más para darle participación al pueblo venezolano en la transformación que está viviendo el país, para que el socialismo se fortalezca desde las comunidades” (34).

(…) “Los consejos comunales, ahora hay más posibilidades para la comunidad y también para el trabajo en la comunidad” (35).

(…) “Los consejos comunales, es el poder que se le ha dado a todas las comunidades, para que ellos se preocupen por todas necesidades y para que se lleve a efecto toda obra social, este toda inclusión” (36).

El pueblo, esencialmente ha interpretado que la construcción del socialismo debe iniciarse desde abajo, organizándose por la democracia directa, en la figura del consejo comunal, deben ser plataformas socializadoras en tanto se conformen los diferentes Comités que en él deben hacer vida (Tierra, Salud, comunicación, etc.) más las organizaciones campesinas y todas las formas de agrupamiento comunitario deben ser medio para el diálogo, dinamizador del quehacer de las actividades comunitarias y promotor de las organizaciones y sectores que hacen vida en un espacio territorial determinado.

Para ello, deben ser auto-organizados desde la comunidad, independientes, potenciadores de nuevos niveles de consciencia, ser catalizadores de las luchas reivindicativas tanto dentro como fuera de su espacio territorial; ser brazo de solidaridad con los excluidos, barricada de defensa y contención contra los agentes internos o externos que pretendan retomar privilegios y hurtar la soberanía nacional y popular (37).

En tanto organización socio-comunitaria, el Consejo Comunal es la instancia de participación, articulación e integración entre las diversas organizaciones comunitarias, grupos sociales y, los ciudadanos y ciudadanas, que permiten al pueblo organizado, ejercer directamente la gestión de políticas públicas de lo proyectos, orientados a responder a las necesidades y aspiraciones de la comunidad en la construcción de una sociedad de equidad y justicia social (38).

La contribución fundamental del pueblo articulado en el consejo comunal, destaca una noción de praxis socialista que ha derrotado al viejo fantasma de la representatividad y establecido en su accionar político en los principios de la participación y el protagonismo, condiciones de la democracia revolucionaria.

En esta materia, por su radicalidad seria interesante una revisión de la experiencia alcanzada por la Revolución Popular en Libia podría ser útil, el Libro Verde plantea “que la democracia es el poder del pueblo” (39).

En este caso, el gobierno se democratiza, es a través de la figura de los comités populares libios, que productos del pensamiento humano, que ha asimilado todas las experiencias humanas para conseguir la democracia (40).

En necesario rescatar lo popular, por cuanto pone fin a la definición anticuada de la democracia, según la cual “la democracia es el control del gobierno por el pueblo”. La definición justa que la sustituirá, en tanto empoderamiento es: “la democracia es el control del pueblo por el pueblo” (41).

La democracia tematizada, desde el control del pueblo por el pueblo, es concretada en el consejo comunal, y que no es ajena a la experiencia de otros pueblos, el cual emerge como proceso en medio de una transición donde subyacen estructuras capitalista, siendo estas el contexto donde pretende desarrollarse una revolución socialista, lo que constituye un conflicto, producto del forcejeo entre los distintos rasgos que asume en lo económico, político, social y cultural en la relación capital y trabajo.

Tal como se observan las cosas, para la edificación del poder popular a través de la figura del consejo comunal, es necesario como condición que su construcción sea acompañada de un radical proceso de desconcentración, que no arrisque la integralidad del Estado, brinde el entramado institucional revolucionario que atendiendo sus actividades en función del autogobierno comunitario, produzca y consolide una gestión endógena revolucionaria eficiente, eficaz y efectiva, la autorregulación de sus miembros con la finalidad de no reproducir practicas y experiencias del viejo modelo de la democracia representativa. Por otra parte se hace necesario la formación y el ejerció de una contraloría sincronizada con los principios de la democracia popular.

Sobre la consigna “Patrias, socialismo o muerte”

En la búsqueda de significación en el colectivo comunitario, en el trabajo se introdujo el tema - consigna “Patria, socialismo o muerte”, pues se considera como un componente que condensa el ideario en construcción del Socialismo del siglo 21.
Sobre la consigna “Patria, socialismo o muerte” incorporada por el presidente Chávez como fundamento del discurso político venezolano, que recoge esencialmente los principios del Proyecto Simón Bolívar, se han tejidos dos (además una subyacente) versiones encontradas:

La teoría “stripticista” necrofílica, expone que la consigna llama permanente a la violencia. El argumento mas notorio es el siguiente reproducido por políticos, periodistas y vedette: “el lema "Patria, Socialismo o Muerte" es de origen cubano y partidista (42).

El enfoque biofílico, explicada por el presidente:” Solo con el socialismo tendremos patria” (…) “De allí que sólo un sistema socialista, con políticas de Estado que garanticen recursos para todos los habitantes del planeta, será la única forma de salvaguardar la “vida” y “supervivencia”. Si el Socialismo fracasara y se generalizaran las prácticas del capitalismo neoliberal, ocurriría la “muerte” de millones de

Esta consigna transformada en una filosofía, proporciona aceleración a la orientación del proyecto bolivariano del socialismo del siglo 21.
Sin embargo, existe una lectura subyacente, y es precisamente la interpretación que elabora el pueblo:

(…) “Nosotros debemos defender a como de lugar nuestra Patria, en el sentido de que debemos incluirnos dentro de las fuerzas que puedan defender la soberanía de nuestro país, y cuando dice Socialismo es para que vivamos en verdad con los mismos derechos, con los mismos deberes y cumplamos con ellos, lo de muerte es echar pa’lante” (44).

El acercamiento a la noción de Patria, por tanto “se refiere a el origen; la Patria es nuestra historia; la Patria es también conciencia de la historicidad; la Patria es un pasado vivo que pertenece a nosotros y nos proyecta hacia el porvenir” (45).

La consigna adopta en su radiografía, importancia fundamental a la soberanía, que implica dos lecturas: la soberanía como expresión del poder originario y la soberanía vinculada con el principio de autodeterminación de los pueblos.

Para los pensadores de la ilustración la soberanía, se basa en “la naturaleza da a cada hombre un poder absoluto sobre todos sus miembros, el pacto social da al cuerpo político un poder absoluto sobre todos los suyos, y este poder es el que esta dirigido por la voluntad general” (46). En ese sentido, “no siendo la soberanía sino el ejercicio de la voluntad general, no puede enajenarse, y el soberano (el soberano, sólo por serlo, es siempre como debe ser), que es un colectivo, no puede representarse sino por si mismo, pudiendo el poder trasmitirse, pero no la voluntad” (47).

Simón Bolívar, solía llamarla "Soberanía Popular" para señalar el poder del pueblo frente a las autoridades gubernamentales, por tanto decía: "La soberanía del pueblo es la única autoridad legitima de las naciones" y añade, "Tan solo el pueblo conoce su bien y es dueño de su suerte; pero no un poderoso, ni un partido ni una fracción. Nadie sino la mayoría es soberana y dueña de su destino"

En efecto, en la actualidad la democracia participativa y protagónica consagrada en la Constitución Bolivariana, ha recogiendo los fundamentos rousseauniano de la “soberanía popular, que se hace tangible en el ejercicio de la voluntad general, que no puede enajenarse nunca, y el soberano, que no es sino un ser colectivo, no puede ser representado más que por si mismo” (48).

Los argumentos esgrimidos, permiten afirmar, que la soberanía es la concreción del poder originario, y que este a su vez es la expresión del pueblo, quien se adueña de su destino y construye sus propias normas de convivencia.

La frase “echar pa’lante” cuando a hace referencia a la muerte, no es expresión de la máxima sartriana “del hombre bueno que en defensa propia se quita la vida”,o el principio del “hombre absurdo” planteado por Camus donde el suicidio es la máxima expresión de la irracionalidad, de ni tampoco el principio freudiano de las pulsiones de muerte- lucha entre Eros y Tánaro- el cual se explica a través de la “ melancolía: lazos rotos con el otro “yo” me aíslo del mundo, “yo” me repliego en mi tristeza, “yo” no hablo, “yo” lloro, “yo” me mato, esta desligación que me ha separado del mundo, acabara por cortarme a mi mismo “(49).

 El echar p adelante/muerte, no es coqueteo con la muerte, implica un sentido de muerte con la vida muy particular. La muerte no es el fin, es el inicio, es la condición de cualquier posibilidad de acción, irremediablemente conlleva a que no se pueda dejar las cosas a medias, se sabe que la acción debe ir hasta el final, no puede quedarse a medio camino, en la consigna se muere, como la semilla, para vivir mejor.
El padre Mauricio Lefebvre, activista de la iglesia de los pobres en Bolivia asesinado, un 21 de agosto de 1971, fue explícito: “hay que arriesgar la vida por las verdades, solo el que da la vida hace ejemplo".

La prevalecía de la vida, implica la resolución de las contradicciones del sistema capitalista, que hoy se traduce en pobreza para las grandes mayorías, guerras, hambrunas, explotación y deterioro del medio ambiente. Es vital para la humanidad trascender el capitalismo; porque la alternativa que se presenta en el futuro cercano se reduce a la simple contradicción “vida o muerte”. ¡No siempre mata la muerte ¡

Consideraciones finales a modo de cierre.
Desde que Robert Owen empleó, en 1827, el término socialismo, su significado como crítica del orden social injusto continuo vigente, sobre todo en un momento donde el capitalismo se enfrenta a una crisis de proporciones gigantesca y sus contradicciones irresueltas.
En palabras de Galeano. "En otros países el socialismo ha sido debilitado, aquí (en América Latina), como proyecto y realización, podría seguir teniendo futuro si somos capaces de volverlo a pensar, de imaginar otros contenidos. Esto no es la moda. Es ir contra corriente" (50).

El comandante Hugo Chávez en el Foro Social Mundial de Porto Alegre en enero del 2005, agregó: Al capitalismo hay que trascenderlo por la vía del socialismo, por esa vía es que hay que trascender el modelo capitalista, el verdadero socialismo ¡La igualdad, la justicia!”.

Ahora, ¿de qué socialismo hablamos cuando nos referimos al socialismo que trascenderá el sistema capitalista? “Es posible trascender el capitalismo por la vía del socialismo y más allá, en democracia ¡En democracia!”, afirmó Chávez en el mismo discurso.

Rondón en su articuló Nuestro socialismo, trata de responder la interrogante: “No caben dudas de cual será el socialismo que logremos inventar, desde el aquí y ahora. Un socialismo nacional, popular y democrático: el Socialismo Latinoamericano Caribeño, ¡nuestro socialismo!”.

Rondón citando a El Trudi, en su libro El Salto Adelante, La Nueva Etapa de la Revolución, nos ofrece claves para aproximarnos al socialismo que se está construyendo en la Venezuela bolivariana de cara al siglo XXI: es de nuevo tipo, no es capitalismo de Estado, es inventando a partir de la interpretación de la realidad venezolana y sus lazos históricos y socioculturales con los demás pueblos, reivindica los aciertos de experiencias del mundo, centra su fuerza y empuje en las raíces libertaria, humanista, ambientalista, reivindica el amor, la paz, la solidaridad, la justicia y la libertad, desmitificado, las libertades y derechos humanos y se enfoca en el bien común, consustanciado con una filosofía de la praxis animada por el bloque histórico Estado-Sociedad.

Aun compartiendo las reflexiones de El Trudi, el socialismo del siglo 21 no puede construirse desde una burbuja, desconociendo los esfuerzos anteriores de la humanidad por la igualdad y la justicia, y es esencialmente importante observar en los núcleos fundacionales una alternativa real al modo de producción capitalista, en condiciones históricas determinadas, espacios físicos singulares y culturas.

Este socialismo debe partir de la crítica y autocrítica, Galiano recuerda: “hay que aprender de las experiencias, de todas las que se hicieron en nombre del socialismo, para recoger de cada una lo que pueda brindarnos como enseñanza, a partir de la certeza de que el socialismo tiene que multiplicar el alma, no encogerla, digo, tiene que ampliar los espacios de libertad, hay que aprender no sólo por lo que se hizo mal, sino por lo que se hizo bien en los países donde hubo experiencias de tentativas de generar sociedades socialistas” (51).

En ese orden de ideas, el presidente Hugo Chávez, en el discurso del 19 de septiembre de 2008, en el estado Táchira, realizó importantes contribuciones: “el socialismo tiene dos fundamentos: Conciencia del deber social y propiedad social de los medios de producción”.

La conciencia del deber social esta vinculada con valores, el socialista no se debe a si mismo, se debe primero a la sociedad y eso es algo muy cristiano: ama a tu prójimo como a ti mismo. Esa conciencia de adquiere a través del ejemplo. La crítica y la autocrítica son fundamentales en la ética socialista.
Por otro lado, Chávez agregó; “Si no transformamos la base material, las estructuras económicas, nunca sea se saldrá del capitalismo, nunca se acabara la miseria, porque mientras un alma caritativa ayuda a un pobre, el capitalismo produce mas pobres. Para ello el socialismo debe tener su base material en la propiedad social de lo Medios de Producción”.

Acerca a la cientificidad del Socialismo del siglo 21: Chavez dijo: “Carlos Marx junto a Federico Engels y otros más, como Mariátegui, Lenin, Trosky, diseñaron a partir de Marx el Socialismo científico, eso es una ciencia, por tanto, no podemos desconocer las
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bases históricas del Socialismo científico, no podemos empezar desde cero, sería imposible”

Claves irresueltas en el tránsito hacia el socialismo del siglo 21.
Ahora bien, el transito del capitalismo al socialismo en Venezuela debe lidiar con los siguientes problemas:

La pervivencia de las antiguas forma de propiedad de los medios de producción.
Según Gramsci (citado por Medina, 2008, pág. 96), “la lucha económica tiene tres fases; la resistencia contra el capitalismo (sindical) de ofensiva contra el capitalismo (control obrero de la producción) y la lucha por la eliminación del capitalismo (socialización de los medios de producción)” (52).

La lucha económica fundamental articularse con formas productivas alternativas que privilegien la remuneración al trabajo y no al capital, endógenas socialista y con mercados internos justos cuya razón de ser el hombre y la mujer en ejercicio productivos para la libertada.

Para ello es prioritaria la contraloría desde la institución del Estado socialista y la contraloría social para garantizar la productividad socialista y la transparencia en el uso de los recursos.

Mucha atención debe prestarse a Holloway cuando afirma que “La creación de cooperativa, como también la transformación de fábricas ocupadas en cooperativas, han sido por mucho tiempo un aspecto de la lucha de la clase obrera. Las esas cooperativas son claras; en tanto producen para el mercado, están sujeta a producir bajo las mismas condiciones que cualquier empresa capitalistas. El problema no radica en la propiedad de la empresa, sino en las formas de articulación entre las diferentes labores y el mercado”. (53)

El fortalecimiento de la hegemonía revolucionaria concebida en el plano de la dirección ético-política- científica de la sociedad  (compresión de las condiciones de lucha concretas del país, impulso de la solidaridad y cooperación de los explotados, formación ideológica, y organización del pueblo), en las condiciones concretas de Venezuela. Gramsci subraya, “que una masa de hombres sea llevada a pensar coherentemente y en forma unitaria la realidad presente (54).

Fernando Molina, plantea en la actual, Venezuela se caracteriza “en estos momentos por que el pueblo venezolano posee un <<apetito ideológico>>, es decir, que hace falta dotarlo de los insumos intelectuales para conocer a profundidad, los procesos tanto de producción de bienes materiales, como los de la esfera espiritual alimento (…) en ese sentido se debe dar una gran importancia a la formación ideológica para saciarlo” (55).

Una de esas dimensiones a desmontar es la representación individualista del éxito y el consumo criminal. En ese sentido, Galeano opina: “La filosofía del éxito en el capitalismo me parece siniestra, nos obliga a creer que el fracaso es lo único que no tiene perdón ni redención. Con lo que tiene que ver con crear sociedades nuevas con dirección al socialismo tiene que multiplicar la diversidad, la pluralidad y no negarla” (56).

El socialismo del siglo 21 “para nada significa ausencia de consumo, pero tampoco su radicalización, se trata de generar un consumo consciente. La reeducación pública es necesaria para alejar el consumismo que lleva al derroche y al desperdicio de los recursos, que a fin de cuenta son de la sociedad”. (57)

En la nueva cultura política socialista, debe privar la probidad del ciudadano-a y los dirigentes. Galeano llama la atención de un fenómeno infernal que puede repetirse:

“Todos los días leo las caras, leo los nombres, escucho las historias, no puedo creer la facilidad con la que los viejos burócratas comunistas se convirtieron en empresarios capitalistas, ¿Cómo pudieron reciclarse tan aceleradamente? Eran funcionarios dogmáticos del partido que repetían consignas todo el tiempo y son empresarios capitalistas exitosos con la misma cara. ¿Cómo puede ser? ¿Leyeron El Capital para después vivir de los intereses?” (58)

Coordenadas de para la construcción del Socialismo del siglo 21.
El socialismo como construcción latinoamericana y caribeña, parte del reconocimiento del pensamiento patriótico de Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora y Martí entre otros.

Señala Chávez en el mismo discurso: “Un socialismo desvinculado de las raíces históricas de nuestros pueblos será un socialismo abstracto, inconsistente, alienado, invertebrado y meramente testimonial. Las luchas por la independencia no se agotaron aquel 9 de diciembre de 1824 en la pampa de Ayacucho, sino que continúan en las luchas del presente.”

Si revisamos la Constitución de l811, se puede observar que el pensamiento patriótico de la época se sintonizaba con la filosofía del socialismo. En su artículo 191, esta constitución rezaba: “Los gobiernos se han constituido para la felicidad común, para la protección y seguridad de los pueblos que lo componen, y no para benéfico honor y privado interés de algún hombre en particular, de alguna familia o de alguna clase de hombres en particular que son una parte de la comunidad” ( 59).

La felicidad y el bien común, pulverizadas por las constituciones burguesas, se presentan como negación y resistencia al paradigma de mercado, que privilegia la <<ética de salvarse quien pueda>> y obedece al principio del reconocimiento, quien plantea que nadie puede vivir si no puede vivir el <<otro>>. (60)
En la coyuntura actual de transformación revolucionaria, el marxismo da métodos para cambiar la sociedad capitalista por una sociedad sin clase, y una sociedad justa e igualitaria, la categoría lucha de clase elaborada por Marx, es fundamental para radicalizar y materializar el cambio estructural orientado a vencer el capitalismo, observando que la lucha de hoy es la misma de ayer.

No es debatible, el pensamiento patriótico bolivariano y el socialismo científico se entroncan en dos pilares esenciales para la superación de la injusticia y la inequidad como condiciones de explotación: la democracia popular y la ética revolucionaria, ambas colocan la supremacía del interés colectivo por encima de los egoísmos personales (61).

Las contribuciones indo-africana al socialismo del siglo 21, implica un proceso de colectivización de las practica originaria, lo comunitario no solo como experiencia civilizatoria, sino también en sus formas de productivas. Lo e afro se suma para darle reconocimiento al inmenso legado de los negros y cimarrones en la lucha del pueblo (62).

Refiriéndose a los americanos, Bolívar en la profética Carta de Jamaica decía: “nosotros, que apenas conservamos vestigios de lo que en otro tiempo fue, y que por otra parte no somos indios, ni europeos, sino una especie mezcla entre los legítimos propietarios del país y los usurpadores españoles”.

En ese proceso de repensar el socialismo, al cual Mariátegui solia denominarlo socialismo indoamericano que se puede encarnar en el continente y Fals Borda, socialismo raizal caracterizado por la lucha entre la “topía secular ilustrada liberal y la utopía socialista” (63).

Ambas propuestas parten de la idea, que el socialismo latinoamericano y caribeño debe basarse en el humanismo revolucionario, que recoja en su seno la herencia de resistencia y el republicanismo revolucionario.

Otro pilar del socialismo del siglo 21, lo constituye el cristianismo radical revolucionario, expresión de la teología de la liberación. Ernesto Cardenal lo considera así: “teólogos actuales dicen que la expresión <<reino de los cielos>> que Cristo tanto usaba equivale a lo que en nuestro tiempo es la palabra <<Revolución>>. Era igualmente subversiva. Significaba un régimen de justicia, igualdad y amor. Esta es semejante a lo que ahora muchos jóvenes llaman <<Otro mundo posible>>”...” Una iglesia que sea fiel a Cristo debe ser de izquierda y no de derecha” (64).
El socialismo del siglo 21 fundamentalmente debe construirse en comunión con la naturaleza, garantizando los derechos de cuarta generación. Vandana Shiva refuerza esta tesis: “La destrucción de la naturaleza es el derroche de una sociedad acostumbradas a usar y tirar, las sociedades ecológicas nunca desperdician y utilizan los recursos con sentido común” (65).



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