lunes, 6 de agosto de 2012

Dr. Danny Romero: La Lección del Dr. Tulp y el Nacimiento de las Clínicas.



Dr. Danny Romero.[1]

El Profesor Tulp es la persona que controla el evento. Está a la derecha del cuadro dentro de una pirámide que culmina en su sombrero negro, símbolo de su alto status social. Son necesarios todos los observadores para contrabalancear la figura todopoderosa de Tulp. El cadáver en el centro parece una cuna entre los cuerpos vivientes. Por esta composición los dos protagonistas principales de esta pintura son el doctor Tulp y el cadáver.

Temáticamente también existe una semejanza entre la ciencia y la religión. Ambas ofrecen una visión autoritaria de hechos “subterráneos” que están fuera del alcance de nuestra mirada.

La ciencia como religión es una tendencia que se transformó en ideológicamente prominente por primera vez en la Europa del siglo XVII y que ha llegado hasta nuestros días. La medicina en esta nueva época conjugaba la teoría y la práctica. En el cuadro vemos plasmada la aceptación del doctor Tulp de que el conocimiento se basa en la necesidad de la confirmación empírica a través del hecho de que el profesor está dando una clase y simultáneamente disecando sin la necesidad de

No todos en la pintura “ven” lo mismo. Un participante dirige su mirada hacia el texto de anatomía para verificar si lo que el doctor Tulp está diciendo es correcto. Otro mira hacia los observadores de la pintura y dirige nuestra atención hacia la disección anatómica.

La pintura expresa un combate latente: la fascinación e interés de los observadores pero también su miedo, ansiedad e incomodidad al descubrir los misterios del cuerpo. Hecho comprensible ya que solo dos de los siete participantes eran médicos. Sin embargo, sentimos que preside una mirada unificada, la del triunfo de la ciencia sobre la muerte. Esta pintura no es una lección de anatomía común.

La ex­periencia clínica —esta apertura, la primera en la historia occidental, del individuo concreto al lenguaje de la racionalidad, este acontecimiento decisivo en la relación del hombre consigo mismo y del lenguaje con las cosas— ha sido tomada muy pronto por un emparejamiento simple, sin concepto, de una mirada y de un rostro, de una ojeada y de un cuerpo mudo, especie de contacto previo a todo discurso y libre de los embarazos del lenguaje, por el cual dos individuos vivos están "enjaulados", en una situación común, pe­ro no recíproca. En sus últimas sacudidas, la medicina llamada liberal invoca a su vez, a favor de un mercado abierto, los viejos derechos de una clínica compren­dida como contrato singular y pacto tácito de hombre a hombre. Se presta incluso a esta mirada paciente el poder de alcanzar, por añadidura mesurada de razo­namiento —ni demasiado, ni demasiado poco—, la forma general de todo conocimiento científico: "Para poder proponer a cada uno de nuestros enfermos un tratamiento que se adapte perfectamente a su enfer­medad y a él mismo, tratamos de tener una idea ob­jetiva y completa de su caso, recogemos en un expe­diente personal (su 'observación') la totalidad de las informaciones de que disponemos sobre él. 'Lo observamos' de la misma manera que observamos los astros o un experimento de laboratorio."
La clínica, invo­cada sin cesar por su empirismo, la modestia de su atención y el cuidado con el cual deja venir silencio­samente las cosas bajo la mirada, sin turbarlas con ningún discurso, debe su importancia real al hecho de que es una reorganización en profundidad no sólo del discurso médico, sino de la posibilidad misma de un lenguaje sobre la enfermedad. La contención del dis­curso clínico   (proclamada por los médicos: rechazo de la teoría, abandono de los sistemas, no filosofía), indica, en secreto, esta reserva inagotable a partir de la cual ella puede hablar: la estructura común que corta y articula lo que ve y lo que dice.
La búsqueda aquí emprendida implica por lo tanto el proyecto deliberado de ser crítica, en la medida en que se trata, fuera de toda intención prescriptiva, de determinar las condiciones de posibilidad de la expe­riencia médica, tal como la época moderna la ha co­nocido.








[1] Cursante del Postgrado en Anestesiología. Convenio  Universidad Bolivariana de Venezuela- Hospital Coromoto. Reflexiones para el debate realizado en la Unidad Curricular Análisis socio-político y derecho a la salud en Venezuela a cargo del Prof. Oswaldo Garrido.




  

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