Dr. Danny Romero.[1]
El Profesor Tulp es la persona que
controla el evento. Está a la derecha del cuadro dentro de una pirámide que
culmina en su sombrero negro, símbolo de su alto status social. Son necesarios
todos los observadores para contrabalancear la figura todopoderosa de Tulp. El
cadáver en el centro parece una cuna entre los cuerpos vivientes. Por esta
composición los dos protagonistas principales de esta pintura son el doctor
Tulp y el cadáver.
Temáticamente también existe una
semejanza entre la ciencia y la religión. Ambas ofrecen una visión autoritaria
de hechos “subterráneos” que están fuera del alcance de nuestra mirada.
La ciencia como religión es una
tendencia que se transformó en ideológicamente prominente por primera vez en la Europa del siglo XVII y que
ha llegado hasta nuestros días. La medicina en esta nueva época conjugaba la
teoría y la práctica. En el cuadro vemos plasmada la aceptación del doctor Tulp
de que el conocimiento se basa en la necesidad de la confirmación empírica a
través del hecho de que el profesor está dando una clase y simultáneamente
disecando sin la necesidad de
No todos en la pintura “ven” lo
mismo. Un participante dirige su mirada hacia el texto de anatomía para
verificar si lo que el doctor Tulp está diciendo es correcto. Otro mira hacia
los observadores de la pintura y dirige nuestra atención hacia la disección
anatómica.
La pintura expresa un combate
latente: la fascinación e interés de los observadores pero también su miedo,
ansiedad e incomodidad al descubrir los misterios del cuerpo. Hecho
comprensible ya que solo dos de los siete participantes eran médicos. Sin
embargo, sentimos que preside una mirada unificada, la del triunfo de la
ciencia sobre la muerte. Esta pintura no es una lección de anatomía común.
La experiencia clínica —esta
apertura, la primera en la historia
occidental, del individuo concreto al lenguaje de la racionalidad, este acontecimiento decisivo en la relación del hombre consigo
mismo y del lenguaje con
las cosas— ha sido tomada muy pronto por un emparejamiento simple, sin concepto, de una mirada y de un rostro, de una ojeada y
de un cuerpo mudo, especie
de contacto previo a todo discurso y libre de los embarazos del lenguaje, por el cual dos individuos
vivos están
"enjaulados", en una situación común, pero no recíproca. En sus últimas
sacudidas, la medicina llamada
liberal invoca a su vez, a favor de un mercado abierto,
los viejos derechos de una clínica comprendida
como contrato singular y pacto tácito de hombre a hombre. Se presta incluso a esta mirada paciente el poder de alcanzar, por añadidura mesurada de razonamiento
—ni demasiado, ni demasiado poco—, la forma
general de todo conocimiento científico: "Para poder proponer a cada uno de nuestros enfermos un
tratamiento que se adapte perfectamente a su enfermedad y a él mismo,
tratamos de tener una idea objetiva y
completa de su caso, recogemos en un expediente personal (su 'observación') la totalidad de las informaciones de que disponemos sobre él. 'Lo
observamos' de la misma manera que
observamos los astros o un experimento
de laboratorio."
La
clínica, invocada sin cesar
por su empirismo, la modestia de su atención y el cuidado con el cual deja venir silenciosamente las cosas bajo la
mirada, sin turbarlas con ningún discurso,
debe su importancia real al hecho de que es una reorganización en profundidad
no sólo del discurso médico, sino de la
posibilidad misma de un lenguaje
sobre la enfermedad. La contención del
discurso clínico (proclamada por los
médicos: rechazo de la teoría,
abandono de los sistemas, no filosofía), indica, en secreto, esta reserva
inagotable a partir de la cual
ella puede hablar: la estructura común que corta y articula lo que ve y
lo que dice.
La
búsqueda aquí emprendida implica por lo tanto el
proyecto deliberado de ser crítica, en la medida en que se trata, fuera de toda intención prescriptiva, de determinar las
condiciones de posibilidad de la experiencia
médica, tal como la época moderna la ha conocido.
[1] Cursante del Postgrado en Anestesiología. Convenio Universidad
Bolivariana de Venezuela- Hospital Coromoto. Reflexiones para el debate realizado
en la Unidad Curricular
Análisis socio-político y derecho a la salud en Venezuela a cargo del Prof.
Oswaldo Garrido.
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