Dr. Hugo E. Girón
Piña.[1]
La jornada más gloriosa de la epopeya libertadora es, sin duda, la
muerte solitaria de Bolívar en Santa Marta; allí, minado por su enfermedad,
pobre y solo, frente a frente con su destino, encontró el verdadero significado
de su lucha: dar hasta el último aliento de su vida por su ideal noble y
grande, y esperar para si la indiferencia y el abandono, respondiendo tan solo
al imperativo de vivir y morir en función de grandeza y superación, que todo lo
demás: oro, honores y hasta gloria, son apenas fulgores fatuos.
Presentamos las documentadas informaciones del Dr. Alejandro Prospero
Reverend, médico de cabecera de El Libertador Simón Bolívar publicadas en Paris
1866 sobre la enfermedad que llevo al sepulcro al Padre de la Patria y los
acontecimientos post-morten. El arte de curar (Medicina) se presenta con sus
reducidos recursos para atender al ilustre enfermo (medicamentos, unturas y
frotaciones propias de la época)
Ya para principios de Noviembre de 1830, el Libertador estaba conciente
de la gravedad de su enfermedad y a si
se lo plantea al General Urdaneta a través de una misiva: mi mal se va
complicando y mi flaqueza es tal que hoy mismo me he dado una caída formidable,
cayendo de mis propios pies sin saber cómo y medio muerto. Por fortuna no fue
más que un buen vahído que me dejo medio aturdido, mas este siempre prueba lo
que dije antes, que estoy muy débil....Suelo tener más o menos fuerza, cuanto
menos dieta tomo, pero este desorden de mi dieta es aconsejado por el medico
mismo para que no muera de consunción….Espero poder embarcarme dos o tres días
para arrojar mi bilis y quedar aliviado, pues no tomo remedio por nada y mucho
menos cuando me acuerdo que el vomitivo que tome en Bogotá me hizo dejar el
mando en el momento más crítico.
Fueron 33 dramáticos boletines médicos que escribió el Dr. Reverend
durante la evolución de la enfermedad del Libertador; el primero de ellos reza así: Su Excelencia
llego a Sta. Marta a las 7:30 pm procedente de Sabanilla en el bergantín Manuel
y bajado en brazos lo encontré en el siguiente estado: cuerpo muy flaco y
extenuado, semblante adolorido e inquietud de ánimo constante. Voz ronca, tos
profunda con esputos viscosos y verdes. Pulso igual pero comprimido. Digestión
laboriosa. Las frecuentes impresiones del paciente indicaban padecimientos
morales. Finalmente la enfermedad me pareció ser de las más graves y mi primera
opinión fue que tenía los pulmones dañados.
Cada día la enfermedad se complicaba más y los recursos médicos
disponible para la época no lograban controlarla sino más bien, parecían hacer
más daño a su estado. El 17 de Diciembre y tras una larga pero tranquila agonía Reverend escribe el final boletín 33: a las 12 empezó el ronquido y a la 1 en
punto expiro el Excelentísimo Señor Libertador.
Posterior a la realización de la autopsia de rigor, donde se hallaron
evidencias importantes de lesión pulmonar, Reverend publica que según ese examen
es fácil reconocer que la enfermedad de que ha muerto Su Excelencia era en un
principio catarro pulmonar, que siendo descuidado paso al estado crónico y
degeneró en tisis pulmonar. Pero también debe confesarse que afecciones
morales, vivas y punzantes, como las que afligían a Su Excelencia contribuyeron
a imprimir la rapidez y desarrollo de las complicaciones, que hicieron
infructuosos los socorros del arte.
La
Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina y la Academia Nacional
de la Historia
reunidos en 1963 proclaman posterior a una discusión a cerca de este tema, las
siguientes conclusiones:
1.-
Ambiente familiar propicio para contagio de TBC
2.- El
nódulo calcificado del pulmón izq. es la secuela de una primo-infeccion
tuberculosa
3.- Las
fatigas, privaciones y preocupaciones minaron su resistencia y favorecieron la
re-infección.
4.- Los
datos del expediente clínico confirman el
diagnostico de TBCP
5.- Los
datos de la autopsia determinan: lesiones tuberculosas con diseminación
broncogena y posibles lesiones tuberculosas laringo-traqueales e intestinales.
6.- La
terapéutica empleada estuvo adaptada a los conceptos de su tiempo.
7.- El
Dr. Reverend poseía conocimientos
científicos acordes a la época.
Sin embargo, otros médicos dudan de
la certeza de que la tuberculosis pulmonar haya sido la responsable de dicha
muerte y plantean otros posibles diagnósticos tales como: Histoplasmosis, Absceso
hepático amebiano, Intoxicación por arsénico (usado como vejigatorio durante la
enfermedad), Insuficiencia renal aguda producida por el toxico Cantarida, entre
otras. Los fundamentos para tal planteamiento son los siguientes:
1.-
Tiempo de evolución de la enfermedad.
2.-
Sintomatología de absceso hepático amebiano drenado a tórax.
3.-
Presencia de hipo (afectación bilio-digestiva).
4.-
Cistitis e incontinencia urinaria
5.-
Expectoración verdosa (bilis).
6.-
Hallazgo en autopsia de hepatitis y colecistitis.
7.-
Pulmón derecho abscedado e izquierdo con granuloma tuberculoso calcificado
El avance de la tecnología médica en nuestros tiempos, sin duda alguna
permitirá aclarar esta disyuntiva y así poder conocer cuál fue la verdadera
causa que produjo el Postrer aliento de nuestro Libertador
Simón Bolívar.
[1] .- Cursante del
Postgrado Medicina Critica. Convenio Universidad Bolivariana de Venezuela- Hospital
Coromoto. Reflexiones para el debate realizado en la Unidad Curricular Análisis
socio-político y derecho a la salud en Venezuela a cargo del Prof. Oswaldo
Garrido.
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